CRÓNICA | Diez títulos: Real Madrid 3 – 4 Real Sociedad

Una crónica de: @MiedoEscenico2

La crónica del partido de hoy frente a la Real Sociedad en estos cuartos de final de Copa del Rey a partido único, bien podría haberse titulado “Kamikaze”, a la vista de la alineación que Zidane puso en el campo. La ausencia de Casemiro invitaba a pensar en un centro del campo más poblado, o en una línea defensiva con más titulares, pero lo cierto es que el francés decidió alinear a Areola en la portería, con Nacho, Militao, Ramos y Marcelo atrás, Valverde, Kroos y James en la línea de medios, y una línea de ataque formada por Brahim, Benzema y Vinicius Júnior. Con este once, en la primera parte el Madrid evidenció una incapacidad notable para generar auténtico peligro, y también para gobernar el partido. Solamente las incursiones a toda velocidad de Vinicius por la banda izquierda daban alguna sensación de peligro, aunque se le volvían a apagar los faroles en cuanto llegaba a las posiciones en que se toman decisiones.

Otro posible título para esta crónica hubiera podido ser “Mantequilla”, porque la Real Sociedad se encontró con una línea defensiva del Madrid absolutamente inestable, vulnerable y, por momentos, transparente. Nacho es tan central como para no poder cumplir bien como lateral, y se le vió pesado y lento para hacer las funciones que el habitualmente denostado Carvajal desempeña habitualmente. Militao demostró que, en la toma de decisiones, le falta un punto de maduración, jugando en ocasiones balones arriesgados, y en otras basculando demasiado para corregir los movimientos de Ramos. El capitán tuvo una noche desafortunada, perdiendo la posición con frecuencia, a veces por corregir las subidas de Marcelo, a veces por salir al corte de manera precipitada, y a veces porque Ramos es Ramos, y ciertas cosas no van a cambiar nunca. Marcelo, del que hablaré después, tuvo una primera hora de partido para olvidar, como en Zaragoza, y su tímida participación en el ataque no compensó las deficiencias defensivas que provocaron sus movimientos ofensivos. Y, detrás de ellos, Areola tuvo una noche funesta, sin dar la respuesta esperable en dos de los goles, que podría haber parado perfectamente, y siendo fusilado en otros dos, donde en los últimos partidos Courtois siempre sacaba alguna mano salvadora. Al portero francés le hicieron en todo el partido cinco remates a puerta, y paró solamente uno.

También podríamos haber titulado la crónica “Exjugadores”, porque la primera parte de James y Marcelo invitaba a darles el finiquito en el descanso. Quedaría estupendo decir que James fue una sombra, pero lo cierto es que las sombras no molestan; y James, en el partido de esta noche, llegó tarde a unos cuantos balones, cometiendo faltas en vez de provocar recuperaciones con la presión; lanzó una falta directa por encima del marco –bien- defendido por Remiro, y le quitó a Valverde dos opciones de disparo en sendas jugadas de rechace del equipo donostiarra tras córners lanzados por el Madrid. En fase defensiva entraba en modo sombra y obligaba a Kroos y, especialmente, Valverde, a corregir continuamente posiciones para dificultar el tránsito del balón en el medio. Algo, por otra parte, imposible, porque dos jugadores no pueden parar a cinco, porque tanto Oyarzábal como Odegaard se asociaban con los medios realistas y generaban superioridad continua. La historia de Marcelo ha sido miles de veces contada, y no es funcional mantenerle si no compensa con peligro ofensivo lo que concede a nivel defensivo. Al menos, en la última media hora, pareció resucitar, y se mostró más proactivo en defensa, marcó un gol, y generó peligro continuamente en ataque, asociándose con Vinicius pero sin quitarle el espacio que necesita. El problema es que su última media hora no compensa una primera hora de partido funesta.

Otro título alternativo hubiera sido “Pistolas de agua”, porque la línea ofensiva del equipo blanco, durante la primera hora de partido, fue absolutamente inofensiva, véase la contradicción. Vinicius fue el más destacado, y percutió con velocidad y regate por su banda, llegó a la línea de fondo, entró en el área con ventaja… pero, como suele ser habitual en el joven brasileño, se equivocó en la última decisión: tiró cuando tenía que centrar, centró cuando tenía que tirar, pasó atrás cuando tenía que hacerlo adelante, y a la inversa. Él es, en sí mismo, un generador imponente de oportunidades, pero también es, al mismo tiempo, un dilapidador de ellas. Sólo en la última media hora su peligro se transformó en algo serio, remató con peligro, dio un gol, marcó otro anulado por fuera de juego (que no parece nada claro), y generó jugadas más cercanas verdaderamente al gol. Su asistencia a Rodrygo debería hacerle recapacitar sobre si es ese, y no otro, el patrón de jugada que puede hacerle una estrella; llegar a línea de fondo y ponerla donde entra algún compañero, ya sea en el primer palo o en el segundo. Benzema se debatió entre ir al remate o salir a ayudar a ese centro del campo sobrecargado por la ausencia de Casemiro en el campo y de James en el juego durante la primera parte. La duda le hizo casi invisible, y el equipo lo pagó. En la segunda parte, trató de estar más cerca del remate, pero en el último cuarto de hora tuvo que volver a salir del área, que parecía un vagón del metro en hora punta, con Jovic, Ramos, y toda la Real Sociedad allí metida.

“Burbujas” era otra posibilidad de título para esta crónica, porque la sensación que daba el juego madridista de la primera hora, invitaba a pensar en algo liviano y volátil, que no hacía apenas daño, y que los jugadores de la Real Sociedad pinchaban con algo de presión y bastante de inteligencia. Brahim fue el máximo representante de esta sensación, empeñado en un tramo bastante amplio del partido en solucionar de manera individual un problema de equipo, y enzarzándose en regates frente a tres, cuatro rivales, que, o bien acababan en pérdida de balón, o con él huyendo hacia posiciones centradas, donde su capacidad para crear peligro es nimia. La entrada de Rodrygo en su lugar, a falta de quince minutos, no supuso una gran mejora, pero al menos se extendió el olor a pólvora por el campo, y el brasileño empujó al equipo a creer, con un gol de delantero puro y duro. La presión adelantada fue otro de los problemas del equipo, porque allí algunos presionaban con el catalejo, como James, Vinicius o Brahim, y la Real Sociedad salía con facilidad aprovechando ese déficit, con el portero buscando casi compulsivamente la zona en que debería haber estado James Rodríguez. Que, o no estaba, o llegaba tarde.

Un título alternativo hubiera sido “Desolación”, que fue lo que sintió una gran parte del público del Bernabéu cuando el Real Madrid recibió el cuarto gol, a falta de 20 minutos para el final, con Mikel Merino rematando solo y a placer un centro desde la izquierda, con Ramos, Militao y Nacho mirando a su alrededor, y Areola bajo palos. Aunque también podría haberse titulado “Deserción”, que fue lo que hizo un porcentaje significativo del público tras ese gol. Mientras el equipo trató de recuperarse y asedió en ese tramo final la portería rival, asumiendo riesgos y volcado completamente, algunos aficionados priorizaron el irse a cenar calentito, que mañana hay que currar, y dieron por perdido el partido. No voy a hacer comentarios al respecto, sólo que quienes nos quedamos hasta el final, y creímos que era posible, no tuvimos que oír los goles desde los alrededores del campo o en la radio. Sólo que ya sabemos quién está, y quien no, si vienen mal dadas. Como en las redes sociales, como en la vida misma.

“Al asalto” era el título que hubiera resumido los últimos veinte minutos del partido del Madrid. Sin casi jugadores cerrando un posible contraataque, con la incorporación de Rodrygo y Jovic en lugar de Valverde y Brahim, y todos metidos en campo rival, entrando y saliendo del área, con Ramos encantado de estar más tiempo en el área rival que en la propia, y multitud de centros que, en su mayoría, fueron desactivados por los defensas donostiarras. El equipo realista cerró los espacios por dentro, que sólo podían ser aprovechados gracias a la habilidad, y ahí solamente Vinicius y Marcelo, a veces con la colaboración de Benzema, se atrevieron. Jovic estuvo en el área, y peleó algún remate, pero no tuvo trascendencia. Ramos tampoco alcanzó a rematar apenas, y cuando lo hizo, lo hizo fuera. Solamente Rodrygo y Nacho marcaron, a falta de 9 minutos, y ya en el descuento respetivamente, y acercaron al Madrid al sueño de equilibrar el resultado. Pero el tiempo perdido en la primera hora de partido y, sobre todo, la desventaja acumulada, lo convirtieron en un sueño imposible. Quien escribe esta crónica tiene que admitir que “El gen” es el título que le hubiera gustado poner, si el Madrid hubiera conseguido igualar el partido antes del minuto 96, que fue cuando acabó el partido.

Para finalizar, probablemente el título más apropiado sería “Balance”, que es lo que toca hacer una vez finalizado el partido. En el lado negativo de la balanza, hay varios aspectos: en primer lugar, que la ausencia de Casemiro obliga a Zidane a compensar su capacidad para la corrección de errores con una alineación que cometa muy pocos y sea más sólida en términos defensivos. Incluir a Marcelo, James y Brahim no estando Casemiro, obligó a Valverde a corregir las salidas de Ramos, los boquetes de James y a ayudar a Nacho con lo que le llegaba por su lado (primero Oyarzábal y luego Barrenechea), y las botas de siete leguas no dan para tanto. En segundo lugar, que es el primer partido que pierde el equipo blanco en el Bernabéu desde que empezó la temporada, y deja cierta imagen de fragilidad, con lo que habrá que recuperar la de solidez que había dado antes. En tercer lugar, se cierra una posibilidad de título que el Madrid no ha ganado en los últimos años, con Zidane cumpliendo su tradición personal de caer en cuartos (es la tercera vez). En cuanto a los aspectos positivos, la reacción desesperada de los jugadores en el tramo final del encuentro trajo el aroma de los viejos partidos de hace un tiempo, y revivió esa pelea hasta el final que caracterizó siempre a este equipo. Compárese ese tramo final con el del 1-4 del Ajax o el 0-3 del Barcelona de la temporada pasada, y se notarán las diferencias. Otro aspecto positivo es que el equipo tendrá dos semanas más de descanso, una antes de la ida y otra antes de la vuelta del enfrentamiento con el Manchester City en Champions, y podrá recuperar mejor en esa fase. El próximo domingo, en El Sadar, veremos el impacto anímico que ha tenido el partido de esta noche, y trataremos de contarlo. Esperamos que dando buenas noticias.

 

RESULTADO FINAL: Real Madrid, 3 – Real Sociedad, 4.

 

GOLES

0-1: 22’ Odegaard.

0-2: 54’ Isak.

0-3: 56’ Isak.

1-3: 59’ Marcelo (asistencia: Brahim).

1-4: 69’ Merino.

2-4: 81’ Rodrygo (asistencia: Vinicius Jr.).

3-4: 93’ Nacho (asistencia: Benzema).

 

REAL MADRID: Areola; Nacho, Militao, Ramos, Marcelo; Valverde (Rodrygo, min. 76), Kroos, James (Modric, min. 46); Brahim (Jovic, min. 76), Benzema, min. 73) y Vinicius Jr.

 

ÁRBITRO: Mateu Lahoz (comité valenciano). Mostró tarjetas a Militao (min. 77) y Vinicius (min. 94).


Imagenes: realmadrid.com