Una crónica de: @MiedoEscenico2
El estreno del Real Madrid en la Copa del Rey se daba en un entorno peculiar: un campo, con pista de atletismo, en el que apenas entraban 4000 espectadores, abierto. Y además, un clima gélido, sólo calentado por el entusiasmo de la hinchada local, que recibía el partido como el acontecimiento del año. Y Zinedine Zidane quiso corresponder a ese entusiasmo con una alineación casi de gala, dejando atrás aquellos tiempos en que estos partidos los jugaba la segunda unidad, para decepción de las aficiones rivales, que no podían ver a sus ídolos en esa quizá única vez en la vida que visitaría el equipo blanco su campo. El técnico francés puso de partida a Areola en la portería, una línea defensiva formada por Carvajal, Militao, Nacho y Marcelo, un centro del campo con Casemiro, Valverde y James, y una delantera formada por Bale, Benzema y Vinicius Jr. Poca broma.
Y, desde el inicio del partido, se vio que no iba a ser sencillo ganar la eliminatoria, porque los jugadores locales salieron al partido con la actitud adecuada: trabajo superlativo en defensa, y desinhibición en ataque. El descaro del equipo blanquinegro en los primeros minutos dejó claro que iban a vender cara la derrota. Por su parte, el Madrid, vestido de verde, dedicó esos primeros minutos a tratar de hilvanar algo de juego, pero el campo estaba seco, el balón botaba como si fuera de goma, y los jugadores madridistas se las veían y se las deseaban para construir algo más que tres pases seguidos. Además, la presión salmantina les obligaba a tomar decisiones rápidas, algo que se llevaba muy mal con el frío que congelaba los bigotes de @pepo2204, allí presente. La perspectiva de un partido así no era muy halagüeña para el Madrid, y trató de llegar por la vía rápida a la portería rival, para intentar solventar el partido de forma que se aliviara el sufrimiento. Pero los lanzamientos en largo de Casemiro, Militao o Marcelo no se veían acompañados por carreras relampagueantes de Vinicius, Benzema o Bale. Los tres delanteros merengues estaban todavía intentando adaptarse a un campo duro que les hacía cambiar la pisada en carrera, y apenas olían el balón.
Incluso Brahim salía a calentar, mientras Bale hacía gestos al banquillo diciendo que creía que aguantaba, doliéndose de un pie. Tras los primeros diez minutos, pareció que el Madrid se hacía con el centro del campo, gracias a un Casemiro y un Valverde que se agigantan en los campos de minas. Corría el minuto 17 cuando una jugada por banda izquierda le llegó a James; en la que fue prácticamente la única acción memorable que llevó a cabo en el partido, puso un centro peligroso al segundo palo salmantino. Allí, un galés displicente decidió dar dos pasos atrás, al ver que no llegaba al remate. Y el defensa despejó de cabeza hacia atrás y, para su sorpresa, Bale se encontró con un trébol de cuatro hojas: le llegó el balón, y lo remató con la derecha hacia el palo contrario, pero otro jugador del Unionistas lo desvió dentro de los tres palos de Brais, estableciendo el 0-1. Bale apenas lo celebró, con semblante serio, y el Madrid pudo irse destensando y construyendo algo más.
Aun así, el trabajo defensivo del equipo blanquinegro seguía siendo disciplinado y organizado, e impedía a los hoy verdes generar ocasiones claras de gol. Este dominio infructuoso se veía salpicado por algunos zarpazos del cuadro salmantino, como un disparo muy duro de Juan Góngora, que hizo emplearse a fondo a Areola en el minuto 20. A partir del minuto 25, Benzema, que se aburría mortalmente esperando a un tren que no llegaba nunca, decidió salir a darse una vuelta por fuera del área, para saludar a Marcelo y Vinicius, que apenas conseguían llevar peligro por la cantidad de gente que acudía a cerrar caminos cada vez que el Madrid atacaba las bandas. Y en uno de esos garbeos, se encontró con una arrancada por el medio del Pajarito Valverde, que atravesaba el centro del campo con sus botas de siete leguas. El delantero francés recibió, devolvió, y el uruguayo se encontró casi en el área pequeña, así que soltó un taconazo al que nadie llegó a rematar. No obstante, la sensación que transmitía el equipo madridista era gris, con poca capacidad ofensiva, aunque serio atrás: un solo remate a puerta en 45 minutos lo atestigua, aparte de un remate de James al larguero con la derecha tras un pase de Casemiro en profundidad. Que, dicho así, suena bien, pero hay que ver la jugada. Y de esta manera se llegó al descanso, que los futbolistas agradecieron más por calentarse un poco que por el descansar en sí.
Se inició la segunda parte con la noticia que se esperaba casi: Bale no podía seguir y era sustituido en el minuto 52, aunque no sin dejar muestras de que los momentos en que vence a su invisibilidad, genera jugadas de valor gol: Valverde le lanzó por la derecha, el galés centró, Vinicius llegó demasiado pronto y tocó de tacón, Benzema no llegó, y el balón le llegó a James que, solo ante el portero, remató… al portero. La entrada de Brahim en banda derecha ofreció algunos momentos de más dinamismo en ataque, aunque tampoco cuajaban. Mientras tanto, Marcelo se soltaba en banda izquierda, con todo lo bueno y todo lo malo que eso conlleva. Le llegó un pase con un contrario cerca que le fue a presionar, y lo envió a la zona donde campaban normalmente Casemiro y Valverde. El problema es que esta vez no estaban, y cayó en algún lugar entre Carvajal y Militao. El brasileño trató de hacer un despeje de chilena pero no llegó, y la pelota le llegó a un delantero bajito y corajudo del Unionistas, Álvaro Romero, que se hizo con ella y la fue conduciendo hacia la frontal del área madridista. No pregunten por qué, pero condujo, recortó y remató sin que Carvajal, Militao o Nacho hicieran todo lo posible por evitarlo. Y le salió un trallazo alto con su pierna zurda, ante el que Areola no pudo hacer nada, con lo que empató el marcador y multiplicó la felicidad del público, ya orgulloso de por sí del partido que estaba haciendo su equipo.
El 1-1 pareció activar al Madrid, que adelantó sus posiciones, especialmente Marcelo, que abandonó la zona defensiva y se instaló en campo contrario. En una de esas, Benzema controló un balón en la esquina del área y abrió su reloj de cadena. Contó los segundos precisos que tardaría Marcelo en doblarle y puso el balón en el sitio justo. El lateral brasileño envió un centro raso y Brahim lo encontró junto al otro poste, rematándolo en semifallo mientras se caía. Juan Góngora completó la otra mitad del remate y, tratando de despejar, metió el balón en la portería, con lo que el Madrid volvía a adelantarse 1-2 en el minuto 61. En la media hora restante, el partido se partió, y se empezaron a ver llegadas de ambos equipos al área rival. El Madrid llegaba y un par de remates de Benzema salieron cerca del poste, mientras el Unionistas llegaba con peligro y hacía emplearse a fondo a Areola en dos ocasiones. El equipo merengue perdió cierto dominio con el cambio de Benzema por Jovic, pero lo recuperó con la entrada posterior de Isco por un James que se fue con el abono del autobús intacto, porque llegó tarde a casi todos los balones, en cuanto el juego se hizo más rápido.
A falta de diez minutos, el equipo salmantino pareció bajar los brazos en defensa, exhausto tras la presión mantenida durante el partido, y el Madrid comenzó a generar más peligro. Brahim largó un zapatazo tremendo al palo, el rechace lo recogió Carvajal, lo puso al corazón del área pequeña, donde Vinicius remató a quemarropa… al portero. Se tiró Jovic a rematar el rechace, pero el balón fue al palo y recorrió la línea de meta hasta que lo cogió el portero Brais. De ahí al final, una buena jugada de Vinicius no pudo ser rematada por Brahim, pero poco después el pequeño extremo, ya en el descuento, realizaba una jugada individual conduciendo con la pierna izquierda y, ante la salida del portero salmantino, cruzaba el balón al fondo de la portería, estableciendo el 1-3 final.
El Real Madrid sale clasificado de esta ronda de la Copa del Rey pero, lejos de ser un trámite, lo cierto es que ha sobrevivido a la trampa que era un partido como éste, con un rival humilde, pero muy complicado por su orden y su disciplina. El mejor resumen lo hizo Fede Valverde al final, cuando le preguntaron si el campo y la temperatura habían impedido hacer al Madrid un buen partido. El charrúa contestó, sin dudar, “no, las dificultades nos las ha planteado el equipo rival, que ha jugado muy bien. El campo era el mismo para los dos, y vengo de Uruguay, allí he jugado en sitios peores”. Si esto dice el centrocampista del Real Madrid, qué vamos a decir nosotros…
RESULTADO FINAL: Unionistas de Salamanca, 1 – Real Madrid, 3.
GOLES:
0-1: 17’ Gareth Bale
1-1: 57’ Álvaro Romero
1-2: 61’ Juan Góngora (en propia meta)
1-3: 92’ Brahim Díaz.
REAL MADRID: Areola; Carvajal, Militao, Nacho, Marcelo; Casemiro, Valverde, James (Isco, min. 80); Bale (Brahim, min. 52), Benzema, (Jovic, min. 75) y Vinicius Jr.
ÁRBITRO: Melero López (comité andaluz). No mostró tarjetas.
Imagenes: realmadrid.com