Una crónica de: @luismanper
Tras la derrota en casa contra el Melilla en la que el Castilla empezó el año 2020 como acabó 2019, es decir siendo mejor que el rival en cuanto a juego pero acusando la falta de puntería propia en contraste con la enorme puntería de su rival, que le llevó a transformar sus dos únicas ocasiones de peligro en dos goles que castigaron el carrusel de ocasiones que falló el Castilla para dejar al filial a 2 puntos del descenso a Tercera, el partido ante el Celta B que se jugaba hoy tras ser aplazado el fin de semana previo a Navidad debido al fuerte temporal de viento y lluvia que azotó Galicia en esas fechas, se presentaba más decisivo que nunca para escapar de la quema.
Para un equipo filial poco acostumbrado a jugar entre semana, tres partidos en 7 días es una carga física notable por lo que Raúl decidió mover el once titular con respecto al partido del domingo, con Belman en portería debido a la convocatoria de Altube con el primer equipo, con Sergio López y Fran García en los laterales y Chust y Mario Gila como centrales, el mediocampo lo formaron Álvaro Bravo, Antonio Blanco y Gelabert con Fidalgo caído a una banda, Franchu por la otra banda y Pedro como único delantero centro.
Visto el guión de la derrota contra el Melilla, el Castilla varió su forma de afrontar el partido y en vez de volcarse hacia la portería contraria desde el primer minuto, prefirió controlar el tempo del encuentro dominando el ritmo del partido sin crear ocasiones claras de gol, pero bien pertrechado atrás para no dar alas al rival, todo ello resultó una primera parte insoportable sin apenas ocasiones de gol en ninguna de las dos áreas, y cuyo ritmo anodino solamente fue alterado por la lesión de Álvaro Bravo a los pocos minutos del inicio que le obligó a dejar su puesto a Martín Calderón, cuando apenas había comenzado el partido.
Imagen: grada3.com
Sin embargo la segunda parte empezó con el Castilla más volcado sobre la meta del Celta B, sobre todo gracias a incursiones por la banda izquierda tanto de Fidalgo como de Fran García, este último parece un todoterreno que tan pronto está en defensa como en ataque ofreciendo siempre un derroche físico imponente. Y en esas estábamos cuando Martín Calderón colocó una falta lateral en el corazón del área y nuestro central Mario Gila se adelantó a toda la defensa gallega para cabecear limpiamente a gol sin que el portero pudiera hacer nada más que la estatua, de manera que el Castilla se puso por delante en el marcador cuando quedaba más de media hora de partido por delante.
A partir de ese momento, el Celta B se echó arriba buscando el empate que estuvo a punto de lograr en un par de llegadas hasta la línea de fondo que acabaron en sendos pase atrás para que el atacante que venía de frente fusilara, afortunadamente uno de los disparos lo atrapó Belman y el segundo rebotó en Chust cuando la grada local ya cantaba el empate, en ese momento Raúl decidió agotar los cambios para refrescar el mediocampo y que el equipo no se partiera definitivamente, por lo que quitó a Franchu para dar entrada a Marwin y ya casi en el descuento dio minutos a Baeza en lugar de Gelabert, también en el tramo final del partido Pedro que se pasó todo el partido peleándose con los centrales rivales para fijar su posición, vio la quinta amarilla por lo que se perderá el encuentro del próximo domingo a las 12 en casa de Las Rozas.
Finalmente el partido concluyó con el Celta B colgando balones a la olla en acciones a balón parado que afortunadamente el Castilla consiguió despejar para lograr su primera victoria a domicilio de la temporada, que curiosamente ha llegado en el último encuentro de la primera vuelta y que permite al Castilla situarse en la mitad de la tabla. Esperemos que los chicos de Raúl sean capaces de encadenar varias victorias consecutivas que le permitan acercarse a los puestos de play-off por los que el estatus de filial del Real Madrid le exige luchar cada año.