Una crónica de: @MiedoEscenico2
Volvía la Liga al Santiago Bernabéu, tras el no-Clásico del fin de semana, en un horario de los que hacen afición al sofá y a la televisión, para recibir a un Leganés en horas bajas, como anticipaba @pepo2204 en su previa del partido. Menos de 54000 aficionados en las gradas del coliseo blanco, la peor entrada de la temporada, en un partido en día laborable y con el final previsto sobre las once de la noche. Zidane había generado indignación entre algunos aficionados por dejar fuera de la convocatoria a Vinicius y Brahim, y lo completó situando en el banquillo a Luka Modric. Su alineación fue la misma que la de Estambul hace ocho días, con Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Valverde; Rodrygo, Benzema y Hazard.
Como en los últimos partidos en casa, el Madrid salió a tratar de dominar en los primeros minutos. Una presión alta, con las líneas adelantadas, y bien ejecutada, le permitía robar balones y generar ocasiones. En el minuto 7 de partido, Benzema confirmó que había salido a jugar con su frac y su Stradivarius, y tocó música celestial en una jugada que, por sí misma, es el ejemplo de su labor en el partido de esta noche. Recibió un pase de Rodrygo en la frontal del área, escorado hacia el flanco izquierdo, controló con el pecho, hizo un sombrero al defensa, amagó para irse hacia adentro y dejó el balón a Marcelo que venía de cara. Mientras Marcelo se la daba a Hazard, y éste recortaba y devolvía al brasileño para que centrara al segundo palo, el francés atravesaba el área entera para aparecer justo donde caía el centro del lateral madridista. De primeras, en un inconfundible paso de ballet, el viejo Karim devolvió el balón al corazón del área pequeña, donde el joven Rodrygo Goes demostraba que tiene pólvora hasta en los calcetines, y empujaba el balón a la red para marcar el 1-0.
Una hipótesis no se convierte en teoría hasta que se demuestra suficientemente, y la hipótesis de que Benzema llevaba las partituras debajo del brazo se confirmó un minuto después. Una recuperación feroz de Casemiro en el centro del campo lanzó a Hazard hacia adelante, y el belga abrió el balón a la izquierda, por donde corría el francés. El viejo Karim, con el balón controlado, penetró en carrera en el área, con el defensa reculando continuamente, hizo un par de bicicletas y esperó con el metrónomo a que entrara alguien al área pequeña de nuevo. En el momento justo, movió el arco de su violín y arrancó una nota en forma de pase sutil al punto justo. El problema es que Toni Kroos, más seguidor de Wagner que de Debussy, ya había saltado a la siguiente línea del pentagrama y pasaba como una walkiria desatada por el lugar de los hechos. Aun así, el germano colocó su cuerpo de manera que consiguió rematar de tacón, y el balón salió hacia el otro lado, hasta colarse en la portería pepinera.
El 2-0, lejos de hacer que el equipo blanco bajara el ritmo, mantuvo el tono de los primeros minutos. Benzema no presionaba con tanta intensidad como en otros partidos, pero obligaba continuamente a que el Leganés sacara el balón jugando por su banda izquierda: allí aparecía un Rodrygo ambicioso, con el cuchillo entre los dientes, un Carvajal subido a la recortadora de césped, y Valverde con sus botas de siete leguas y su motosierra para setos, y ahogaban el juego del Leganés, a veces recuperando el balón, a veces obligando al equipo del sur de Madrid a jugar con precipitación y poca precisión a lugares donde Casemiro rellenaba su saco de balones con cortes magníficos, o los centrales Varane y Ramos llegaban con ventaja y se hacían con la posesión. Al otro lado, Benzema y Hazard comenzaban a hablar el mismo código, y eso sonaba a sinfonía. Kroos, mientras, trazaba líneas con su compás y sus rotring, y construía sus rascacielos sobre el césped.
Una vez recuperado el tesoro, los madridistas movían la pelota de un lado a otro, a veces con pases horizontales, otras con cambios de juego, y el Leganés no paraba de encontrarse con tipos de blanco que le causaban un problema tras otro. Así, durante más de media hora, el Madrid martilleó a su rival, generando ocasiones con continuidad, y con Benzema haciendo de eje de casi todas las jugadas. En el minuto 15, remataba con efecto cerca de la escuadra de Juan Soriano; en el 21, dejaba el balón a Kroos para que éste chutara raso y el portero pepinero tuviera que emplearse a fondo para desviar a córner. En la siguiente jugada, un centro de Varane era rematado por el viejo Karim de media chilena, y el balón salía desviado, aunque se anuló la jugada por fuera de juego.
El enésimo corte de Casemiro en el centro del campo le permitió, un minuto después, lanzar un balón en profundidad a Eden Hazard. El belga se contoneó como sólo él sabe hacerlo, entró en el área, miró al portero, sacó sus tres cubiletes y le escondió la bola debajo de uno de ellos. Juan Soriano se tiró y se equivocó de cubilete, escogiendo hacer penalti y sin encontrar la bolita. Ramos lanzó el penalti y el portero lo detuvo, pero el colegiado obligó a repetirlo, porque Juan Soriano se había adelantado. A la segunda oportunidad, Ramos marcó, el 3-0 subió al marcador en el minuto 24 de partido, y el equipo… siguió durante un tramo más jugando exactamente igual.
Aunque el Leganés consiguió estirarse, y forzó a Courtois a hacer una gran parada a remate de Óscar –de lo mejor del Leganés en el partido-, el cuadro blanco seguía atormentando a la defensa pepinera, ahora con apariciones más individuales. Una jugada fantástica de Rodrygo por banda derecha fue enviada alta por Valverde en el minuto 30. Una pared de Carvajal con Benzema acabó con el remate del francés detenido por Juan Soriano en el 39. Un minuto después, un centro de Carvajal era rematado alto por Rodrygo, de cabeza. En el 42, Benzema lanzaba una falta directa que se iba alta, cerca del larguero. Se llegó al descanso con 3-0 en el marcador, y una sensación de superioridad abrumadora del Real Madrid.
La segunda parte se la tomó el Madrid como un ejercicio de control, más que de continuar con la tormenta del primer tiempo. Bajó levemente el ritmo, llevó la presión al bloque bajo, y se dedicó a recuperar balones más atrás y salir a la contra aprovechando los espacios que dejara el Leganés. Siguieron llegando ocasiones, remates de Marcelo, Rodrygo (que había intercambiado posiciones con Hazard), Casemiro… En el minuto 62, Modric relevaba a Kroos y mantenía un ritmo burbujeante en el centro del campo madridista, dedicado en cuerpo y alma a recuperar la pelota y lanzar al equipo hacia arriba. Pocos minutos después, una fantástica jugada del conjunto madridista estuvo cerca de convertirse en gol: Varane jugó para Carvajal, éste de primeras lo hizo para Casemiro, que dejó pasar el balón para que le llegara a Valverde; el Pajarito –de nuevo inconmensurable- puso el balón en la frontal del área para Hazard, que también la dejó correr para que le llegara a Benzema. El viejo Karim recortó hacia su derecha y estampó su remate en el palo izquierdo de la portería de Juan Soriano, levantando la ovación del público.
En el minuto 68, un mal pase del Leganés permitió a Marcelo recuperar el balón y lanzarse hacia el área del Leganés. En la penúltima jugada que contó con su participación, el viejo Karim se cruzó hacia el frente izquierdo, arrastrando a los dos defensas y generando un boquete descomunal al otro lado, donde entraba Luka Modric solo. Marcelo le dio el balón, Modric entró en el área y, en vez de rematar de primeras, recortó al defensa pepinero, sacando sus cubiletes frente al central, que llegaba forzado. El defensa escogió el cubilete erróneo, metió la pierna, Modric cayó y el árbitro pitó penalti. Benzema lo lanzó con las pulsaciones por debajo de 30, suave, colocado, al otro lado de donde se estiró el portero, y estableció el 4-0. Tras la celebración, Zidane introdujo a Jovic en su lugar, y el francés se llevó, al retirarse, una atronadora ovación de un Bernabéu puesto en pie.
Probablemente, la gran noticia del partido de esta noche ha sido que Jovic parece haber acelerado su adaptación: el serbio se mostró muy presente, participativo, con apariciones decisivas en ataque y muy dinámico. Y, además, se presentó como un tipo perseverante: marcó un gol de cabeza en el minuto 74, se lo anularon por fuera de juego, y no dejó de intentarlo hasta que marcó el 5-0 en el descuento del partido, a centro de Carvajal. Faltando un cuarto de hora, Isco relevó a Valverde, y hay que decir que el malagueño mostró, especialmente en los últimos minutos, un rendimiento levemente mejor que en ocasiones anteriores. Si Zidane consigue recuperar a Isco también para la causa, las facturas van a volar en las redes sociales de un lado para otro.
El partido llegó a su final entre ocasiones del Madrid y alguna intervención correcta de Courtois, con el 5-0. El Leganés no ha sido apenas rival para el equipo madridista, pero tampoco hay que olvidar que hace unos meses estos partidos se sacaban adelante con bastante más sufrimiento y menos brillantez, y no siempre. Parece que el equipo va tomando una línea ascendente, poco a poco, que tendrá que confirmar el sábado frente al Betis, un partido en el que se prevén rotaciones por parte de Zidane.
RESULTADO FINAL: REAL MADRID, 5 – LEGANÉS, 0
GOLES:
1-0: 7′ Rodrygo Goes (asistencia: Benzema)
2-0: 8′ Toni Kroos (asistencia: Benzema)
3-0: 24’ Sergio Ramos (penalti)
4-0: 69′ Karim Benzema (penalti).
5-0: 91’ Luka Jovic (asistencia: Carvajal)
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos (Modric, 62), Valverde (Isco, 75), Hazard, Benzema (Jovic, 70) y Rodrygo.
ÁRBITRO: Soto Grado (Comité Riojano). Tarjeta amarilla a Marcelo (m.63).
Imagenes: realmadrid.com