CRÓNICA | Avería general: RCD Mallorca 1 – 0 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Llegaba el Madrid a Son Moix la noche de hoy con bajas, alguna de ellas importante, como las de Kroos, Modric o Bale. Zidane, por su parte, dejaba sin convocar a Hazard, por el reciente nacimiento de su hija, y presentaba una alineación en la que no estaban ni Carvajal, ni Varane, ni Valverde. Puso de inicio a Courtois bajo palos, con Odriozola, Militao, Ramos y Marcelo en la línea defensiva, Casemiro, Isco y James en la línea de medios, y Vinicius, Benzema y Jovic arriba. Y daba un poco de miedo, sobre todo el centro del campo.

Empezó el Madrid tratando de controlar el juego, pero la verdad es que la primera media hora de fútbol que hizo fue difícilmente soportable. No sólo mostró una inexplicable flacidez defensiva, sino que la sala de máquinas era una ludoteca, y arriba los delanteros no olían un balón. Sustituir a la precisión alemana de Kroos y a la sabiduría relojera de Modric por el reloj de arena de playa de Isco y el diapasón colombiano de James era un apaño, y se demostró claramente como un experimento fallido. Casemiro vivió estresado los peores minutos de la temporada, y el Mallorca necesitaba muy poco para generar peligro.

Tan poco necesitaba, que a los 7 minutos ya estaba por delante. Lago Junior recibió en la esquina del área, recortó hacia adentro, Odriozola le miró muy atentamente, pero que muy atentamente, y el jugador mallorquinista remató con efecto al palo contrario. Courtois voló con menos fe que un costalero en una Semana Santa lluviosa, y el Madrid se vio ya con un 1-0 en contra y obligado a remar. El problema es que allí no remaba casi nadie, el balón circulaba lento como si fuera un bolardo de los pies de unos a otros, y su juego era absolutamente previsible. Una avería y de las gordas era lo que mostraba el equipo. Al Mallorca le bastaba con cerrarse bien atrás y salir rápido para vivir cómodamente instalado en su ventaja.

En el minuto 14, el posible 2-0 fue anulado por fuera de juego tras otro desajuste defensivo, y es que los centrales no cerraban, los laterales no ayudaban, y el medio centro hacía aguas. Otra llegada del Mallorca en el minuto 16 volvía a generar peligro en el área blanca, mientras el cuadro merengue hacía honor a este sobrenombre, no por el color, sino por la textura: blanda no, lo siguiente. De pronto, Odriozola, ese defensa ligero que suele revolotear alrededor del delantero sin hacer poco más que observar de cerca, le metió un viaje inesperado a Lago Junior, que le costó una tarjeta que luego se revelaría decisiva.

Vinicius se resistía como un náufrago a soltar su tablón, y trataba de percutir por la banda izquierda, pero no tenía ni compañía ni acierto. Cerca de la media hora de juego, James lanzaba un balón alto y profundo, y Benzema, de la única manera posible, trataba de rematar al primer toque y haciendo una vaselina, pero el larguero repelió el balón sin misericordia. El francés se cansó de esperar al autobús dentro del área, y decidió salir a dar algo de fluidez al juego del equipo, porque aquello le estaba aburriendo hasta a él. De Jovic sólo podemos decir que se equivocó muy poco en la hora que jugó, porque apenas tocó un balón. Sabemos que estuvo porque todo el mundo lo decía, pero se le notó menos que a un mudo en un coro.

El caso es que en el último cuarto de hora de la primera parte, el Madrid consiguió mantener más control sobre el balón, jugar más cerca de la portería contraria, y llegar con algo más de peligro, especialmente a partir de faltas y córners, que acababan de la misma manera, con dos o tres forcejeos susceptibles de ser penalti (un agarrón claro a Benzema y una patada imponente a Casemiro fueron los más destacables), y el balón saliendo por línea de fondo. A estas horas, no está muy claro si el VAR estaba funcionando o si era una entelequia. En todo caso, no disculpa el penoso juego del equipo en la primera parte.

Sólo se salvaban, y por los pelos, James, que no dejó de intentarlo, aunque más en la creación que en la defensa posicional, Casemiro, que no paró de ir de aquí para allá cubriendo boquetes, Vinicius que intentó seguir percutiendo, y Benzema, que bajó a tejer alguna jugada. Perfectamente olvidables los primeros 45 minutos de los demás, especialmente de Isco, que estuvo en un nivel a años luz de lo que era, y Jovic, que no dejó nada para el recuerdo, ni bueno ni malo, salvo la duda de si estuvo, como decíamos antes.

Tras el descanso, las esperanzas se depositaban en que Zidane agitara un poco el partido con cambios. Al menos, uno que diera más solidez estructural al centro del campo y otro que ayudara a ser algo más venenosos en ataque. Los veinte minutos que tardó en hacerlos fueron más de lo mismo, circulación lenta, juego aburrido y partido tedioso. La entrada de Valverde y Rodrygo por Isco y Jovic en el minuto 66 encendió un poco la llama y permitió alguna jugada de ataque algo más rápida, que estuvo a punto de valer un gol, en un contraataque conducido por Benzema, que abrió para la entrada en carrera de Rodrygo, y éste intentó ponerla para el otro brasileño, Vinicius, pero un defensa anduvo atento y la abortó.

Pero, a falta de un cuarto de hora para el final, con el marcador en contra y el equipo cada vez jugando mejor y más vertical, Odriozola fue a por un balón dividido, llegó tarde, e hizo una falta innecesaria que le costó la amarilla y dejar al equipo con diez. De ahí al final, el cuadro blanco hizo lo posible por marcar gol, a base de centros aéreos, faltas lejanas y más intención que lucidez, y se encontró con una muralla en forma de defensa bermellona. Otro penalti por un agarrón flagrante y mantenido de Salva Sevilla a Brahim, que había relevado a Vinicius en el minuto 82, se vio en todas las repeticiones, pero no llegó a la sala del VAR, desafortunadamente.

El Mallorca perdió todo el tiempo del mundo para ganar el partido, y el Madrid perdió el partido y la imbatibilidad en Liga. Y, sobre todo, mostró carencias en la generación del juego que dejaron claro que el martes, en el infierno turco, puede pasarlo entre muy mal y peor. El experimento del mecánico Zidane no resultó, y hay que inventar algo para el próximo partido, porque la avería general de hoy, más allá del resultado, deja en muy mala situación al equipo, en cuanto a moral y en cuanto a imagen.

 

RESULTADO FINAL: R.C.D. MALLORCA, 1 – REAL MADRID, 0 

1-0: 7′ Lago Junior.

REAL MADRID: Courtois; Odriozola, Militao, Ramos, Marcelo; Casemiro, James, Isco (Valverde, 66), Vinicius Jr (Brahim, 82), Benzema y Jovic (Rodrygo, 66).

ÁRBITRO: Alberola Rojas (Comité Castellano-Manchego). Dos tarjetas amarillas a Odriozola, que supusieron su expulsión (m. 19 y 74).


Imagenes: realmadrid.com