CRÓNICA | Insuficiente: Valencia 2 – 1 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Insuficiente no sólo es una de esas calificaciones que a todos nos escocían en el boletín de notas del colegio, instituto o universidad. También –de hecho, originalmente- es el adjetivo que se aplica cuando algo no llega a colmar, aunque sea mínimamente, las necesidades. El Madrid necesitaba ganar, pero no alcanzó el nivel suficiente siquiera para empatar. Y, lógicamente, perdió.

Salieron al campo de Mestalla Keylor Navas, Odriozola, Varane, Ramos, Marcelo, Casemiro, Kroos, Modric, Lucas, Benzema y Asensio. Vestidos del rojo que este año caracteriza al tercer uniforme del Real Madrid, y que no se puede decir que en Liga nos haya traído mucha fortuna. La derrota por 3-0 en Sevilla fue vistiendo este color, y podría decirse que esta camiseta se ha asociado, durante la presente temporada, a equipos haciéndole sangre al Madrid. Sangre roja.

El comienzo del partido no fue especialmente bueno. El Valencia presionaba muy arriba la salida del balón del Real Madrid pero, una vez superada esa fase de presión, el equipo blanco se encontraba con cierta facilidad para manejar el balón en el centro del campo y la línea de tres cuartos. Otra cosa era el llegar al área. En un repliegue pleno de orden y disciplina, el equipo ché esperaba al blanco agazapado entre la frontal y el área con dos líneas Maginot que imposibilitaban los pases en vertical, las entradas hasta línea de fondo o los remates.

De esta suerte, la primera media hora consistió, básicamente, en un Madrid tranquilo moviendo el balón en la zona de los centrocampistas, sin mordiente arriba, y con un Marcelo asumiendo protagonismo ofensivo por dimisión del resto. Asensio, que aparentemente salía como extremo izquierdo, gozó de la libertad de la media punta, y estuvo en muchos sitios sin aparecer de verdad en ninguno. Benzema, visto que no llegaban balones, salía a asociarse, pero al volver hacia el área, sólo se encontraba con Garay y Diakhaby como parejas de baile. Lucas percutía en ocasiones sin acierto, y el centro del campo madridista como tal, apenas asomaba a la frontal del área, a excepción de Toni Kroos, que se encontró un balón procedente de un rechace, y largó un disparo a bote pronto, que Neto detuvo sin dificultad, en el minuto 21.

El Valencia trataba de salir en contras lanzadas por Parejo y aprovechadas por la velocidad de Gameiro y Rodrigo, pero apenas obtenía ventaja de ellas, porque la defensa las neutralizaba sin grandes dificultades. La escuadra madridista, aparentemente, controlaba el partido –con la posesión y la iniciativa- pero, de fondo, quedaba la sensación de que se estaba jugando al partido que el Valencia quería. Y, en torno a la media hora, el Valencia decidió jugar a otra cosa: se apropió del balón, presionó arriba, robó balones y generó peligro. En una de estas jugadas, un córner cerrado sacado por Parejo, Keylor Navas despejó de puños a la frontal, cuando probablemente podría haber blocado el balón. Éste llegó, en el rechace, a Guedes, que tiró una pared con Soler, ante la pasividad de Kroos, y llegó con facilidad al área madridista, enganchando un disparo con efecto y ajustado al poste ante el que el portero costarricense se tiró algo tarde, encajando el gol. Suficiente.

El 1-0 dio todavía más pausa al Valencia, y el Madrid trató de convertir su dominio en ocasiones de ahí al descanso, pero fue infructuoso: un par de remates de Marcelo y Asensio desviados fueron todo su bagaje, a todas luces insuficiente, mientras que el Valencia, en llegadas peligrosas, estuvo a punto de marcar de nuevo, especialmente en un disparo con efecto de Rodrigo que salió cerca de la escuadra de la portería de Navas.

El descanso llegó y, si alguien se esperaba después una reacción épica por parte del equipo madridista, no pudo estar más alejado de la realidad. Sí, sí, siguió teniendo el balón, pero no transformaba este control del balón en un control del juego suficiente para crear peligro. De nuevo, el Valencia se sentía cómodo jugando replegado y preparado para salir al contraataque. Y, de nuevo, el Madrid se estrellaba contra la muralla valencianista en cada oportunidad de ataque. Mientras el único peligro que generó fue un disparo de Marcelo que detuvo Neto sin grandes dificultades, el Valencia martilleaba al contraataque al equipo hoy rojo, mediante oportunidades de Soler –en la que Keylor evitó el 2-0-, Rodrigo y de nuevo Soler, tras un contraataque de cuatro contra dos en que el juez de línea acabó señalando fuera de juego del interior valencianista, tras un taconazo de Gameiro, a pase de Rodrigo. A todo esto, lo único llamativo era la velocidad de Odriozola hacia adelante… y su insuficiente trabajo táctico atrás.

Poco antes, en el minuto 64, Zidane había decidido dar entrada a Isco y Bale por Kroos y Asensio, que tampoco habían hecho nada especialmente meritorio, y su entrada supuso una mayor cercanía del Madrid al área valencianista, pero con el mismo éxito que las anteriores: insuficiente para ganar. En el Valencia, Cheryshev relevaba a Guedes, y Ferrán Torres a Soler, mientras que el último cambio del Madrid era la entrada de Mariano por Lucas Vázquez, en el minuto 78, decidido a lanzarse a buscar el área del equipo ché.

Cinco minutos después, un córner sacado por Parejo con precisión era rematado de cabeza por Garay, al que la insuficiente marca de Casemiro le dejó llegar al balón, enviándolo a las mallas de un Keylor Navas algo contemplativo. El 2-0 cayó como un jarro de agua fría en las filas hoy rojas, aunque el cuadro madridista siguió tratando de equilibrar el resultado, mediante disparos de Casemiro y Benzema que, o bien salían desviados, o bien eran detenidos por Neto. Ya en el descuento de esta segunda parte, con todo perdido, un saque de esquina de Modric era rematado de cabeza por Benzema al fondo de la red valencianista, estableciendo el que sería el 2-1 final. Evidentemente, insuficiente. Obviaremos la jugada en que Ramos es objeto de un penalti anulado por su propia posición ilegal de fuera de juego, durante la cual Mariano remataba el servicio de Marcelo, en una media plancha, enormemente desviado. Probablemente esa jugada es la metáfora más representativa del partido del Madrid, ahogado en su propio desacierto.

Que el principal argumento ofensivo del equipo, más allá del gol final, sea un lateral izquierdo como Marcelo, algo fuera de ritmo competitivo, deja muy a las claras que el Madrid no hizo el esfuerzo necesario para ganar el partido. El Valencia le dejó balón, posesión e iniciativa, y se dedicó a un juego muy sencillo: disimular sus defectos (especialmente, la inferioridad en el centro del campo) y a maximizar sus virtudes (la defensa, el contraataque y el juego a balón parado). Sería bueno reaprender esa idea. Con esta triste derrota, el Madrid da carpetazo casi definitivo a sus opciones de luchar por la Liga, y su objetivo a día de hoy pasa a ser no perder la tercera plaza. Una meta absolutamente insuficiente… para una plantilla que alberga ocho candidatos al Balón de Oro, como decía aquel comunicado de finales de octubre. Pero hasta aquí hemos llegado, a día de hoy. Porque, si hay que ponerle una nota a esta plantilla, en el momento que vivimos, es… insuficiente.


Imagenes: realmadrid.com