Una crónica de: @danipuerto6
Se suponía que el Morabanc Andorra saldría al Poliesportiu de Andorra La Vieja como un vendaval, ávidos de una victoria ante un Madrid al que parecía, habían tomado la medida, pero nada más lejos de la realidad.
Fue el Madrid el que se presentó con las ideas más claras, con un juego limpio y agresivo que sorprendió a los de Ibon Navarro desde el salto inicial. Los andorranos encajaron los primeros parciales y aunque lograron revertirlo, el juego más consistente de los blancos iba deshilachando poco a poco las aspiraciones de los locales.
Llull, que va creciendo en su juego, sentaba la primera piedra de la victoria blanca bien secundado por Carroll y Campazzo en ataque, con todos ellos apoyados en la defensa de Tavares, que ante pívots “no tiradores” como Jordan o Diagné, se muestra inaccesible, un muro. Los de Laso subían líneas en defensa y “mataban” el ataque de su rival, que veía como ninguno de sus jugadores se mostraba acertado. Así con cada error andorrano el Madrid volaba por la cancha sumando puntos fáciles, que suponían una losa insalvable para los de Navarro, que no tenía argumentos para contrarrestar el poderío blanco.
Imagen: elespañol.com
Laso movía el banco y hoy sí, todos respondían. El Madrid mostraba un juego más elaborado, donde los pívots sí contaron en ataque, dando la misma importancia a los puntos en la pintura que a los lanzamientos de tres puntos y donde el juego en conjunto de los madridistas se imponía con claridad a las individualidades andorranas, que tenía Dylan Ennis como máximo exponente de ese juego deslavazado. Así se iban cerrando parciales abultados a favor de los visitantes a medida que menguaba el calor del público andorrano, que pronto comprendió que no había esperanza de victoria, porque el equipo de Laso había decidido ponerse serio y jugar, haciéndoles pagar los platos rotos de la derrota europea ante el Barcelona.
Con ventajas cercanas a los treinta puntos, los blancos dieron por finiquitado el partido, eso sí, impidiendo cualquier atisbo de remontada de los del Principado, para cerrar el marcador final en un 66-87 que hizo justicia a lo visto. Los chicos de Laso parece que aprendieron la lección, quizás un poco tarde a tenor de las derrotas recientes, pero aun así no permitieron que ni su rival, ni su afición retornara a un partido que ya no tenía historia… O quizás sí, la historia de un Real Madrid que a estas alturas de la película, sabe que cada error en forma de derrota le aleja de unos objetivos muy apetecibles, nada menos que la liga ACB y la Euroliga.