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Una previa de: @danipuerto6
La semifinal que enfrentará al Real Madrid y Juventut nos retrotrae a otro tiempo donde los de verde y negro le peleaban de tú a tú a cualquiera, aquel equipo badalonés con nombres históricos como Villacampa, Jofresa, Margall, Thompson o Montero que ganaba dando espectáculo, que crearon escuela.
El tiempo ha pasado y otros han tomado el relevo. Ahora, comandados por un genial Nico Laprovittola que se mueve secundado por Harangody y Marko Todorovic, buscan otra machada como la dada ante el favorito Baskonia, donde con un juego sencillo en ataque a base de movimientos constantes, bloqueos efectivos y el descaro de los chicos de Durán, minaron al equipo baskonista hasta sacarlo de la cancha. La fe con la que han jugado, con todo a ganar y nada que perder, ha propiciado que todo lo intentado saliese, al contrario que su rival, para desesperación de su coach: Velimir Perasovic.
Por su parte, El Madrid sólo tuvo rival en el Estudiantes durante los primeros 10 minutos. Ayón y Deck se encargaron de abrir hueco ante un equipo estudiantil que “murió” a causa de la defensa alta y agresiva del equipo madridista tras ese primer cuarto. Los de Laso, ya en modo copa, se mostraron muy superiores y sólo Brizuela parecía atinado dentro del desconcierto general de los del Ramiro. Cuando “El titán” y “El Tortuga” tuvieron su merecido descanso, aparecieron Campazzo y Rudy para seguir machacando las ilusiones de los chicos de Berrocal, que hoy si tuvieron al Madrid del rodillo en frente. Con ese panorama, los 31 puntos de diferencia al final fueron hasta cortos, a tenor de lo visto.
A priori, el Madrid contará con menos kilómetros en las piernas gracias a su plácida victoria, que ha permitido a Laso mover su banquillo y no cargar de minutos a sus jugadores más importantes. Juventut, con una plantilla más corta y un rival que pese a estar por detrás siempre, puso en apuros a los de verde y negro, que se vieron obligados a jugar hasta el final con sus hombres más resolutivos.
Imagen: elespañol.com
Los de Badalona tienen en su juego de picks en la cabeza de la zona un arma fundamental que desatasca su ofensiva y permite a Laprovittola asociarse con Todorovic, su compañero más fiable. De ellos llega todo el baloncesto que luego aprovecha una plantilla plagada de juventud, pero capaz de leer la ventaja que estos dos jugadores les generan. El Madrid es más físico, con más músculo y deberá aprovechar y buscar a través de contactos constantes, desactivar ese juego alegre de los chicos de Durán, que sufren cuando el rival les lleva a un baloncesto de choque, más lento y duro, lo contrario a todo aquello que gusta al Juventut. Laso buscará cargar el juego por Ayón, sabedor del buen momento del mexicano y de las ayudas que provocará en la defensa de su rival, contando también con que el de Nayarit es un excelente pasador, lo que puede convertir esas ayudas en tiros liberados para los Carroll, Llull, Rudy o Causeur. Al Madrid le bastará con copiar la intensidad defensiva ante Estudiantes, dominando el rebote gracias a Edy Tavares para correr como almas que lleva el diablo a las órdenes de Campazzo, forzando a los de Durán a un retorno defensivo que les puede romper las piernas y les quite las ganas de seguir compitiendo.
Habrán mini-partidos dentro del propio partido, choques individuales como los que enfrentarán a Campazzo y Laprovittola, a Todorovic con Ayón o el de Harangody con Randolph. Pero si hay un jugador que puede marcar la diferencia por su polivalencia y capacidad para sacar ventajas constantes ya sea desde la defensa o aprovechando cada balón doblado en ataque es Gabriel Deck. Si el argentino tiene una puesta en escena como la que tuvo en los cuartos, Juventut sufrirá, porque en su plantilla no cuenta con alguien que aúne el tamaño, la potencia y la velocidad que si tiene Deck.
En definitiva, una eliminatoria donde el Madrid es claro favorito, no sólo por el potencial que atesora en su plantilla, sino porque a tenor de lo visto, se ha presentado en la Copa vestido con su mejor versión, esa que es capaz de matar los sueños de cualquier equipo al que se enfrenta, para desgracia de la cenicienta de esta edición: El Divina Seguros Juventut.
