Una crónica de: @MiedoEscenico2
Antes del partido, los resultados de los rivales del Real Madrid en Liga le situaban en una posición de lo más favorable para recortar desventaja, en el caso de los dos primeros, y de ampliar la distancia con sus perseguidores. Así que el partido de esta noche contra el Alavés se presentaba como una gran oportunidad para recuperar terreno, y por ello, Solari decidió plantar un once con pocas rotaciones y de garantías: Courtois; Odriozola, Nacho, Ramos, Reguilón; Casemiro, Ceballos, Modric; Bale, Benzema y Vinicius.
Desde los primeros minutos, quedó claro que el equipo vitoriano estaba más interesado en destruir el juego del equipo blanco que en buscar un gol, y los primeros quince minutos fueron un rosario de intentos infructuosos del Madrid, mientras el Alavés se mantenía cerrado atrás, con persecuciones de los centrocampistas a Modric y Ceballos, dos contra uno continuos frente a los intentos de penetración de Vinicius, y búsqueda de la espalda de Odriozola como forma de intentar llegar al área madridista. El Alavés era la KGB, y el Madrid la CÍA intentando sortear las múltiples trampas que le ponía para que fracasara en su misión de marcar.
Vinicius, Ceballos y Reguilón trataban de alcanzar el objetivo con remates desde fuera del área, pero Pacheco los rechazaba o salían levemente desviados. Poco antes del minuto 29, se juntaron Benzema, Reguilón y Vinicius y sincronizaron sus relojes para intentar hacer un ataque relámpago. El lateral canterano le pasó el balón al brasileño que, a diferencia de las anteriores acciones en que había encarado, se quedó en la línea de cal, y filtró un pase entre las piernas de un defensor alavesista en profundidad para devolver la pared. Reguilón llegó al balón, se dirigió hacia el área y puso un pase preciso al corazón del área pequeña, donde llegó puntual Benzema para rematar al fondo de la red.
El 1-0 no cambió grandes cosas. El Madrid siguió volcando el juego por la banda izquierda, mientras, en la derecha, Odriozola corría continuamente pero no llegaba a ningún sitio, Bale andaba buscando la brújula y estaba claro que no la encontraba, y hasta Modric andaba espeso en los pases, con errores poco frecuentes. En el lado opuesto, Vinicius castigaba al lateral del Alavés una y otra vez, Reguilón apoyaba sin cesar y cortaba bien en defensa, y Ceballos hacía otro despliegue físico descomunal, muy acertado en el pase, cada vez mejor colocado y dejando hasta la última gota de sudor peleando cada balón.
En el centro, Casemiro parecía haber salido de hibernar en su cueva, se desperezó y volvió a ser de nuevo un medio centro defensivo cáustico, impasible en el corte y tácticamente bien ubicado. Benzema benzemaba aquí y allá, con paredes, pases, devoluciones, pero siempre trabajando en pequeños detalles y sin demasiado escándalo. Los centrales, Ramos y Nacho, se hacían coberturas continuamente, y se mostraron sólidos y seguros durante todo el partido. Lo más destacable del resto de la primera parte fue un fuera de juego de Benzema, aparentemente mal señalado, que podría haber significado el 2-0 y que seguramente Nilo Campo explicará mejor en su crónica arbitral.
Llegó el descanso, y tras el mismo, un cambio táctico significativo: Bale aparecía en la izquierda y Vinicius en la derecha. Lo cierto es que en esa fase el Madrid comenzó a generar peligro de otra manera, pero si bien el galés pareció más cómodo, al brasileño le costó cogerle el aire a esa posición. El Alavés se estiró algo, y eso convirtió el partido en algo más entretenido, con el equipo madridista contando con más espacios y dispuesto a generar peligro. Un balón en profundidad para Bale, que remató y Pachecho paró con dificultades, y una falta directa que Bale envió alta fueron las principales oportunidades blancas en esa fase. El Alavés, por su parte, también tuvo alguna opción, pero la falta de acierto de sus delanteros y la actuación de Courtois las malograron, sin que hubiera especial sensación de peligro.
Solari comenzó a hacer cambios, e introdujo a Marco Asensio en lugar de Gareth Bale en el minuto 62, y eso permitió a Vinicius recuperar su posición en banda izquierda. Unos diez minutos después, fue Benzema, despedido con una ovación, el que dejó su lugar a Mariano, que pudo disfrutar de algo más de un cuarto de hora de juego, tras su lesión. La jugada le salió redonda a Solari, porque, corriendo el minuto 80, Vinicius iniciaba un contraataque desde campo propio y, en plena carrera, hacía un cambio de juego a la zona derecha, por donde llegaba Marco Asensio. Éste, también en carrera, adelantaba el balón con el pecho, y una vez dentro del área, centraba con la derecha de nuevo al lado contrario. El balón llegaba de vuelta a Vinicius que, tras un leve control, lo colocaba, con un toque suave del interior de su diestra, en el fondo de la portería de Pacheco. El 2-0 resultó una especie de liberación y, a partir de ahí, el Madrid dominó el partido hasta el final, y consiguió un último gol, ya en el descuento, tras un fenomenal pase filtrado de Isco a Odriozola, que entró hasta el borde del área por banda derecha y centró. Mariano, que venía en carrera, realizó un precioso remate de cabeza, en plancha, que hizo subir el 3-0 definitivo al marcador y arrancó al público a corear su nombre, tras unos primeros minutos algo vacilantes.
La victoria conseguida hoy ubica al Madrid más cerca de la cabeza de la Liga y le permite mirar con cierta distancia a sus perseguidores, dejando al Sevilla a 6 puntos y al quinto clasificado, el Getafe, a 10. Ese pequeño colchón le da tranquilidad para mirar ya sólo hacia adelante, y persistir en la caza de Barcelona y Atlético de Madrid. Además, cumplir con el objetivo en Liga le permite afrontar el partido de Copa del Rey del miércoles, frente al Barcelona, con la moral alta y una mayor sensación de solidez en su juego. Más allá de lo que depare al final, la manera de mirar a esa eliminatoria esta, a día de hoy, a años luz de la mentalidad con la que llegó al partido de Liga del campo blaugrana, allá por octubre. Es una oportunidad única para certificar el buen momento del equipo, dando una imagen acorde con lo que se espera de él, y conseguir un resultado que permita mantener la posibilidad de ganar la semifinal.
Como mínimo, Solari y los jugadores ya han conseguido recuperar una parte del ADN madridista: que ganar de una manera continuada se vea como un hecho normal. Ahora viene otro aspecto: el ofrecer las mejores prestaciones en los partidos de eliminatorias, a cara o cruz, en el filo de la navaja. Que, en este caso, motiva aún más por el rival al que nos enfrentamos. Esperamos que sigan cumpliendo con eso, también.
Imagenes: realmadrid.com