Un articulo de: @AngeluisAlba
La importancia de tener un entrenador u otro a veces queda oculto por los resultados, el futbol tiene como ley máxima que “la pelotita entre o no”.
Zinedine Zidane llegó al Real Madrid tras la nefasta etapa de Benítez, un entrenador anquilosado en técnicas del siglo XX donde su encorsetamiento es más propio de equipos de juveniles que de equipos de máximo nivel.
Ante el vacío que se produjo en los albores de la temporada, el presidente Florentino Pérez confió en una leyenda futbolística sin bagaje alguno para dirigir al mejor equipo del mundo, por carecer, lo hacía incluso de “carné de entrenador” homologado en España, pero como ha ocurrido otras veces como en el caso de Cruyff u otras estrellas rutilantes se entregan sin demasiado esfuerzo desde sus federaciones.
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Debo decir que la apuesta del presidente en cuanto a títulos fue acertada, sobre todo en la Copa de Europa, pero Zidane no ha sido un entrenador al uso, es más, fuera de flores en sálvese la parte, u otras teorías periodísticas histéricas y mal intencionadas, el galo aprovechó su halo de leyenda futbolística para rodearse de un puñado de jugadores de una fidelidad inquebrantable que le dieron unos resultados por otro lado en consonancia a la valía de éstos.
Zidane no quiere cambiar el futbol como otros profetas “guardiolistas”, utiliza un estilo por otra parte válidamente experimentado con anterioridad por entrenadores como Molowny o Del Bosque, cuya principal virtud es no estorbar y dejar que los grandes jugadores hagan lo que saben, pero eso que es tan simple, a veces se complica cuando un partido o una eliminatoria requiere de tácticas, técnicas o movimientos desde el banquillo que sirvan para desentrañar las dificultades propias del futbol, y ahí Zidane se cae con todo el equipo, prácticamente nunca cambia los partidos desde el banquillo, no realiza cambios tácticos sobre la marcha y quitando su primera temporada donde el equipo se veía trabajado en cuanto a balón parado, la lectura en muchos partidos no era la adecuada, se perdieron muchos partidos desde la táctica errónea o malos planteamientos.
Zidane ha mantenido un grupúsculo de jugadores que le fueron siempre fieles, pero en su contra, ha menospreciado a otro gran grupo en el que no confiaba, muy significativo fue el comentario el domingo de un jugador que con él no jugaba y al acabar el partido del Getafe dijo sin ambages que ahora la plantilla está unida, lucha por un frente común y no solo juegan “los jugadores de Zidane”.
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Pues bien, esa etapa ha cambiado, ahora hay un entrenador con mayúsculas, un profesional que conoce a la perfección las categorías inferiores de nuestro futbol, que no tendrá problema en elegir a uno u otro jugador, pero que no practicará el “apartheid deportivo” y que si bien carece del respeto de una estrella mundial, tiene en su haber el prestigio de haber dirigido a una de las mejores selecciones mundiales como es la española.
Es un entrenador que se hizo cargo de la selección después de la era del Marqués que dejó a la selección como un erial, dando un cambio generacional y manejando con maestría los egos gigantes que pululan por nuestro futbol patrio en el vestuario de la selección.
Lopetegui es un gran entrenador, que cambia los partidos desde el banquillo, que sabe a lo que juega y que tácticamente prepara los partidos, esperemos verle mucho tiempo como entrenador del Real Madrid, valía y personalidad no le faltan, pero claro, la ley máxima manda, si la pelotita no entra, todo lo demás sobra.