Un articulo de: @Mrsambo92
¿Los oís? ¿Los escucháis? Son el rumor de unos ecos pasados, suenan como un susurro ensordecido. Mbappeeeé, parece que dicen. Kaneee, también se intuye… y tantos otros.
Son el rumor, el suspiro de un eco que fue grito enardecido durante buen parte de la temporada. Ellos eran la clave de todos los males del Real Madrid, la explicación, la X de una ecuación que salía negativa.
Somos muy dados a machacar. De todos es sabido que el bueno es aquel que no está en el Madrid, ese es justo el que resolvería todos los problemas del equipo, los que tiene, los que imaginamos y los que llegará a tener en el futuro.
Tras el año en blanco que siguió a la Décima Champions hice varios artículos reflexivos y críticos analizando la situación, el porqué el equipo una vez logrado un gran éxito parecía desentenderse de todo, su incapacidad para lograr un doblete etc. No recurrí a nada externo, me centré en lo propio, en esa falta de competitividad que sobrevenía a los nuestros encontrando algunas claves, posibles soluciones que el club podría aplicar, siempre en un tono respetuoso y lo más constructivo posible paridos de la propia incomprensión y frustración… Y resulta que muchos de esos detalles ya se debían estar aplicando, que muchos de mis análisis podían no estar en lo cierto, porque aquel mismo equipo ha demostrado que sí compite, que no se le ha terminado el hambre, que puede estar mejor o peor, que la posibilidad de ser un equipo hegemónico y de época se ha convertido en una realidad que no sabemos si acabará pronto.
Esto me hizo más cauto, me obligó a ir más allá incluso, a valorar muchos más factores que son importantes, a relativizar los simples resultados, a mirar con perspectiva, que es lo que se supone deberíamos hacer, especialmente si vamos a comunicar algo y pretendemos alejarnos del nivel periodístico deportivo que nos asola.
Los malos resultados de la primera parte de la temporada eran resumidos y resueltos por la mayoría con que había habido una mala creación de plantilla, un mal relevo. Pero esos mismos no decían eso en verano mientras esa plantilla se iba creando. Todo lo contrario. Era unánime que este equipo, en su juventud, daba para muchos años (Asensio, Isco, Casemiro, Nacho, Kovacic, Kross, Varane…), unidos a veteranos del máximo nivel que tenían para varios años en los que los anteriores podían ir creciendo (Cristiano, Modric, Marcelo, Ramos…), y a los que se sumaban jugadores que daban aún más juventud (Vallejo, Theo, Ceballos)… Hubo mofas, burlas, risas, gracias a la gran plantilla que estaba haciendo el Madrid y el verano que estaba pasando el Barcelona.
Luego vino una ligera decepción cuando un suplente no tuvo su recambio, como el club venía haciendo con extraordinaria puntualidad. El delantero centro suplente, Morata, no tuvo sustituto, ni el ansiado Mbappé ni ningún otro, como el mismo Zidane esperaba. A esto se sumó que el Barcelona hizo un par de fichajes finales para compensar todo un poco. Y el madridismo, en su acostumbrada mesura, pasó del entusiasmo a la histeria.
Nada pareció molestar viendo el nivel mostrado por los nuestros en las primeras competiciones oficiales, aunque el miedo cundió en los más apocalípticos, siempre al quite, cuando en pretemporada perdimos casi todos los duelos con rivales de entidad, incluido el Barcelona. Se entendió que ese equipo, incluso sin delantero suplente, tenía un nivel muy alto para competir contra cualquiera…
Hasta que nos descolgamos en Liga. Ahí se volvió a ver la profundidad del análisis del madridismo. Se olvidó la planificación del año pasado, la concepción y estructuración del desarrollo de la temporada que nuestro entrenador estaba calcando, centrándose tan solo en los resultados, más allá de cómo fueran los partidos comparados con el año anterior. El juego, de hecho, ha sido incluso superior en muchas fases, pero lo que manda es el resultado y, como siempre digo, para analizar resultado no hace falta perder tiempo en podcast ni artículos, basta con mirar la tabla… Mbappeeeeé, Kaneeeeee, Neymaaaaar, Dybalaaaaa…
Ellos eran la solución, porque ellos nunca bajan el rendimiento, siempre rinden en los partidos importantes, nunca se esconden, siempre marcan contra los equipos de enjundia…
Yo quería que viniera Mbappé, es un jugador que me gusta, era evidente que había hueco para él una vez el delantero suplente quiso marcharse. Quiso marcharse. Pero este no quiso venir. Él no quiso venir. Podían haber pensando en otro, pero se confío en Bale y la amplia polivalencia de la plantilla. No es tan raro tampoco.
El Madrid no ganaba y no terminaba de jugar bien porque faltaban los pases, goles y jugadas de esos jugadores que no estaban o que no participaban. Es decir, lo mismo de siempre cuando la pelota no entra, el árbitro te quita y pierdes. No era cierto.
Podemos elucubrar, pensar que ese gol lo hubiera metido este o aquel jugador de haber estado, suponiendo que hubiera jugado, que no estuviera lesionado y su forma fuera magnífica, pero no son más que juicios de valor. Y esto se ha terminado demostrando cuando la mencionada concepción y estructuración del desarrollo de la temporada volvía a ser calcado, como vengo explicando desde la llegada de Zidane, al del año pasado. Ahora el equipo funciona, no echa de menos a ese delantero suplente, no hace falta la participación del suplente de James, que era suplente del suplente, y la tozuda realidad confirma que no era una cuestión de plantilla, sino del rendimiento de la misma. Resulta que las ocasiones que no se creaban ahora se crean, que el dominio que no se transformaba en victoria ahora sí lo hace, que los goles que no llegaban caen en chaparrón…
El decepcionante rendimiento en Liga tiene muchas causas, más allá de la falta de un delantero suplente, muchas más. No voy a analizarlas aquí hoy, porque no es el objeto del artículo. Tampoco la desidia, que no he visto salvo en algún partido suelto quizá (no puedo verla cuando veo a un equipo superior al rival en el 95% de los partidos, donde en muchos de ellos apenas logran salir del mediocampo, no puedo ver falta de interés cuando se logra eso, aunque se esté espeso, lento, pesado o poco acertado), he visto el resultado de una planificación arriesgada, quizá la única capaz de competir en una liga en la que todo son obstáculos. El año pasado ese jugar en el alambre salió bien gracias a un buen número de goles salvadores que este año, desgraciadamente, no llegaron, como nunca llegaron las decisiones arbitrales que nos hubieran dado puntos en justicia que otros no perdieron.
No, no es la ausencia de un delantero suplente, porque ese delantero suplente sigue ausente hoy día y el Madrid ahora sí rinde, en conjunto, que es la clave. Y eso no te asegura nada, como no te lo asegura ninguna planificación, por meditada, como lo está esta, que esté.
El objeto de este artículo, aparte de la velada súplica al madridismo del análisis mesurado y no apocalíptico en el desarrollo de la temporada, en la comprensión y no el alarmismo (que caerá en saco roto en buena parte de la afición más “nerviosa”), es reivindicar a un aplantilla y unos jugadores que están haciendo historia, que están logrando lo que ninguno de los que estamos aquí con menos de 50 años había visto antes, incluso cosas que no ha visto nadie en la historia del club.
Son los jugadores y la plantilla que comenzaron este periplo ganando una liga con 100 puntos y 121 goles, que dejó de perder en Alemania y contra rivales alemanes, conquistando Champions donde sólo se vencía a equipos de ese país, que ha goleado en Alemania a una de nuestras bestias negras, uno de los equipos más potentes de la historia, el Bayern. La que ha llegado a ocho semifinales de forma consecutiva, algo sin parangón, que ha conquistado la Copa de Europa con denominación Champions por dos veces consecutivas por primera vez en la historia, que lleva tres en cuatro años, una hegemonía no igualada, que ha conseguido vencer con sufrimiento y garra a la Juventus a doble partido, algo que se nos resistía casi siempre (no hay más que ver lo que se sufrió el miércoles cuando parecía que estaba resuelto)… Lo han logrado ellos. Pisar donde nunca nadie antes.
Creo yo que merece reconocimiento, algo de respeto y una crítica que no busque el apocalipsis, la grandilocuencia, ni machacar a uno o varios de los miembros del equipo sin piedad.
La próxima temporada habrá fichajes, muchos gustarán, hasta que lleven aquí uno o dos años, que es cuando comenzarán a molestar. Se planificará otra vez la plantilla y se analizará lo que se debe. Lo hará el club, que es el que está logrando estos éxitos. Se hablará de Mbappé y Neymar, que no se les recuerda en su participación en Octavos, de Kane, que vio la tijereta de Cristiano al equipo que lo había eliminado en octavos también desde su casa… se hablará de esos infalibles que siempre son mejores que los nuestros…
Ya lo decía Bernabéu, que lo tenía claro desde hace 70 años: “El público se cansa y aburre de sus estrellas mucho antes de que empiecen a fallar”.
Mbappeeeé, Kaneeee, Neymaaaar… ¿Los oís? Yo, hoy día… apenas.