OPINIÓN | Mi casa no tiene pasillo

Un articulo de: @pepo2204

Podría haberme dado por contaros en un blog de contenido madridista como éste, las excelencias o defectos de mi hogar, ya que es cierto que mi humilde morada carece de pasillo.

Pero como habréis intuído rápidamente al leer el título del artículo, no voy a hablaros de mi casa sino de tan manido y cacareado gesto del (im) posible pasillo del Real Madrid al Barça si éste ya es matemáticamente campeón de Liga cuando visitemos el Camp Nou dentro de unas jornadas.

Posible porque podría darse la circunstancia de que el Barça fuera campeón entonces, pero imposible porque nuestro entrenador en una declaración de intenciones y para evitar tentaciones estúpidas similares al pedir continuamente la final de Copa en nuestro Estadio sabiendo que no se jugará ahí, contundentemente ha dicho: «No se va a hacer. Es decisión mía y ya está»

Evidentemente no miento si digo que me ha parecido fenomenal la intervención de Zidane, y creo que no me equivoco en exceso si afirmo que a muchos Madridistas les ha invadido una sensación de satisfacción oír a su míster informar de sus intenciones en rueda de prensa de una forma tan tajante. Por supuesto a los que reclamaban al entrenador un poco más de sangre o «mala leche», e inclusive a aquellos que se sentían cómodos con la forma de ser y el carácter tranquilo de Zidane.

Y es que ese carácter tranquilo no tenía porque ser incompatible con ser tonto, o con tener siempre que poner la otra mejilla y plegarse a las exigencias y presiones del entorno que casi siempre suelen coincidir con las del eterno rival. Y Zidane ha dicho basta.

Tras la negativa culé a realizar el consabido pasillo tras la victoria del Madrid en el Mundial de Clubes con la burda excusa de que el Barça no jugaba esa competición, cuando sí se lo hicieron al Sevilla tras ganar los sevillistas la UEFA de 2006, y ese torneo sí que no fue disputado por el equipo catalán, el entrenador madridista ha decidido lo que la inmensa mayoría de su hinchada si no lo pedía en alta voz pensábamos.

Basta ya de aludir a un mal interpretado señorío para satisfacer a los antimadridistas. Basta de contemplaciones ante las continuas afrentas y desaires del rival.

Además en un gesto que le honra, se ha cargado la responsabilidad sobre la espalda señalando que es decisión única y exclusivamente suya, posiblemente para que nadie pueda achacar al Real Madrid como institución tal circunstancia.

El pasillo no deja de ser como decía al principio del texto un gesto; pero un gesto que empezó como tantos otros con la intención de ser un homenaje a los campeones y que ha derivado en signo de humillación insana al rival con mofa incluída de los medios adlateres si el humillado es, oh casualidad, el Real Madrid.

Pues no. En este caso no. No hay pasillo en mi casa, como tampoco lo va a haber en la de otros. Ni falta que hace.