Un articulo de: @pepo2204
En un pequeño país imaginario habitaron un día dos tipos para los que el concepto de ser superior se les quedaba corto. Quizá porque el concepto en cuestión fue creado por un ex compañero de profesión de estos dos individuos, estos seres luchaban por ser ellos mismos lo más parecidos posible a la definición y para ello contaban con un ego inagotablemente altivo.
El primero de ellos tenía un poder especial. Cada vez que hacía aguas menores, era colonia el líquido que fluía desde su cuerpo hacia el exterior. Cualquier cosa que decía nuestro primer personaje se convertía automáticamente en dogma de fe. Todos debían seguir al gran gurú. Los méritos para tal honor eran de tal calibre que no admitían discusión alguna; desde creer que había inventado el fútbol con un modo de jugar irrebatible que se expandió a la mismísima Selección española Campeona del Mundo y de Europa, hasta haber triunfado en varias Ligas europeas diferentes pasando por haber obtenido todos los títulos imaginables con una “humildat” fuera de toda duda.
Ello le daba la autoridad moral para poder hablar de dinero, política y de todo lo que le viniera en gana con la misma desenvoltura o desfachatez y para vendernos aquello del país pequeñito hoy, la hipocresía sobre los presupuestos de los demás equipos mañana, etc., etc., etc…
Un tipo que superado con creces cualquier límite moral admisible, se permitía comparar un lazo reivindicativo de una posición política determinada – y a favor de unos señores condenados por cometer delitos, por cierto – con los lazos que se exhiben para concienciar a la sociedad sobre asuntos de tanto calado e importancia como el cáncer de mama o el SIDA.
El segundo personaje debió entender que si su “maestro” había logrado ser digno de propagar mantras que la gente compraba y aceptaba sin rechistar él ni podía ni debía quedarse atrás. Rápidamente se arrogó la exclusividad de saber de fútbol; es más: nadie en su sano juicio podía decir que entendía de fútbol si no lo entendía como él mismo. Dejaba frases míticas del estilo de “a los que les gusta el fútbol, les tiene que gustar esto o aquello”.
Aún así consideraba que no había hecho méritos aún para superar a su Jedi y decidió dar un paso más en el desbarre y tocar también la política para en el colmo de la aberración y a pesar de irse a vivir a un país del mundo en el que aquello de las libertades está bien visto según para quien, el hombre se permitió criticar las libertades democráticas de España para decir que el país en el que ahora vive es una dictadura sí, pero la gente está contenta.
Estos dos tipos se han permitido y se permiten cada vez que un micrófono, cámara o altavoz se lo permite, inocular todo el veneno que pueden contra el objeto de sus oscuras pesadillas, que no es otro que el gran Rey Blanco de Europa. Es tal la inquina y el odio que profesan al Real Madrid que no hay momento en el que el Club de Concha Espina no ocupe sus pensamientos, casi siempre por no decir siempre, en negativo. Sus ataques pretenden siempre menospreciar las victorias de los blancos o simplemente emponzoñar con asuntos tan variopintos como el dinero que el Real Madrid gasta o deja de gastar en tal o cual fichaje o comparaciones entre tal o cual jugador a propósito de éste o aquél premio, que por supuesto debe ganar siempre el FCB, o en su defecto cualquiera que no sea el Madrid.
Todo quedaría en un simple cuento más o menos agradable según quién lo escuche o lea, si no fuera porque encuentran su difusión en los medios de comunicación que les rinden pleitesía; unos porque piensan que sirven al propósito de atacar a cualquier precio al Madrid, y otros por puro morbo o porque se sienten cómodos en ese periodismo de correveidile que tan de moda está y que tanto degrada la profesión de los informadores.
Hace ya unos días de todo esto y en estos momentos la “rabiosa actualidad” les ha adelantado por la derecha y han perdido ese tirón mediático que siempre pretenden; además nuestras ocupaciones eran lo suficientemente importantes como para que no hubieran tenido respuesta. Por eso, ahora ya en frío y con el poso de haber superado con nota la reciente eliminatoria europea frente a – digan lo que digan – uno de los aspirantes, sino el máximo junto con el actual Campeón al título, creo que se deben poner determinadas cosas en su sitio.
La Premier League, que se precia de ser una Liga seria ya ha sancionado económicamente a Mr. Lacito, y varias asociaciones e instituciones han reconvenido pertinentemente a X.H. por su salida de pata de banco.
Dado que es poco previsible que nuestra prensa patria lo haga también y mucho menos previsible es que no vuelvan a dirigir sus “perlitas” al Real Madrid, me gustaría poder utilizar esta tribuna para pedir al Club que, si eso ocurriera, promueva una defensa firme de sus intereses para evitar de una santa vez que personajes de este tipo hagan de su capa un sayo y piensen que están por encima de lo divino y de lo humano. Espero que así sea. En caso contrario, a mí sí me tendrán enfrente para luchar contra “Mea colonias” y “Pelopos”.