CRÓNICA | EL OJO AL BLANCO | No fue un plácido domingo: Real Madrid 96 – 81 San Pablo Burgos

Una crónica de: @Javirodespi planetacb

La mañana del domingo no fue tan plácida como pueda parecer el marcador, el Real Madrid se llevó la victoria en la visita de un San Pablo Burgos que, tras un comienzo horrible, se quitó el miedo y miró al conjunto blanco de frente para acabar perdiendo por 96-81.

¿Dónde estamos?

Porque nos han dicho que estábamos en Madrid, pero desde primera hora de la mañana, las calles de la capital en las inmediaciones del WiZink Center se llenaron de burgaleses dispuestos a animar a su equipo, así que no era de extrañar que en las presentaciones de los equipos se oyera más a la afición visitante que a la propia del club blanco, detalles que hacen grande al esta afición de baloncesto.

Pasando por encima

Si le decimos que fue un paseo, quizás sería quedarnos demasiado corto en lo que pudimos apreciar en los primeros siete minutos del cuarto, con un equipo local jugando completamente a placer, donde la defensa de los visitantes ponían una intensidad mínima y que le permitió al Real Madrid gustarse ante su afición con jugadas como ésta.

No obstante, el protagonista absoluto de este primer cuarto, solventado con un claro 28-13, tuvo un protagonista absoluto, Santiago Yusta dio un recital ofensivo con 11 puntos y convirtiéndose en pesadilla burgalesa que veía cómo le anotaba ganando la espalda a su par, consiguiendo un 2+1 y, si hacía falta, con triple incluido.

Que siga la fiesta

Si les digo que el marcador al descanso ya era de 22 puntos de diferencia, cerrando marcador con 53-31, está todo dicho y eso que Burgos mejoró un poco con Sebas Sáiz en pista al que, lógicamente, teníamos el ojo echado por aquello de que el año que viene podemos verle con la camiseta blanca y con la mala suerte de la lesión de Edu Martínez que tuvo un esguince de tobillo por el que tuvo que dejar el partido, más allá pudimos ver a Laso rotando jugadores, que Felipe Reyes sigue siendo incombustible y también a Tavares recuperando sensaciones que tenía un poco perdidas, solo nos quedaba una segunda parte para que pasara el tiempo viendo el papel de unos y otros.

Algo de pájara

El Real Madrid entró un poco en “pájara” en el tercer cuarto tras un parcial de 9-20, gracias sobre todo a un Huskic poderoso en el poste bajo y a que los blancos se pensaban que todo el trabajo estaba hecho, jugando con baja intensidad defensiva, jugando sin criterio en ataque y que revolucionó a las masas burgalesas hasta que Laso tuvo que llamar a filas para que sus chicos se pusieran las pilas y, sin que tampoco aquello fuera una barbaridad de diferencia, sí que le permitió volver a coger una ligera ventaja con los cambios introducidos como la entrada del sempiterno capitán y de Gustavo Ayón que nos dejó un marcador de 74-59.

Intercambio peligroso

Cuando uno se pone a intercambiar canastas con un equipo, por mucha ventaja que se tenga, se corre el peligro de que tú metas uno y el rival meta dos, si eso se repite muchas veces, al final uno se va acercando y le complica la vida, eso fue lo que hizo el Madrid que volvió a dar la enésima oportunidad a Randle y que nuevamente, también, desaprovechó, así que los de Laso tuvieron que encomendarse a Carroll que, a falta de 5:58 para el final se mostraba como el mejor estilete para perforar la defensa visitante (que parecía jugar en casa).

El final

El 84-71 a falta de seis minutos no era lo esperado y cuando Schreiner se puso a 10, no vamos a negar que un poquito de miedo sí que había en el Palacio, menos mal que esto no lo podía permitir Jaycee Carroll (una vez más) y se iba a casa siendo el máximo anotador del partido y siendo pieza básica para dejar la victoria en casa por 96-81.

Así terminamos hoy, nuestra próxima cita será en el vital choque de Euroliga ante Panathinaikos el próximo jueves, mientras eso llega, descansen un poco y, como siempre, sigan sonriendo.