Una crónica de: Manuel Peréz Abascal
El Madrid solventó con holgura el ensayo general al que tuvo que someterse ayer noche contra el Getafe. El equipo de Bórdalas fue una roca bien erosionada por los muchachos de Zinedine Zidane. Un equipo, el azulón, que se ha mostrado durante toda la temporada como un recio competidor prueba de ello, es que nunca encajó más de dos goles en un mismo partido durante esta campaña. El Madrid alcanzó esa máxima en los primeros cuarenta y cinco minutos en un ejercicio de paciencia, solvencia y eficacia, mostrándose serio y con amplio sentido colectivo del juego donde la dupla Casemiro-Llorente, guardó las espaldas de Isco, Cristiano, Benzema y Gareth Bale.
No obstante, hasta el primer gol a los veinticuatro minutos de juego, el Madrid más allá de controlar el juego a través de la posesión del balón era incapaz de percutir en la ordenada defensa getafense. Un entramado defensivo muy compacto, con una presión ordenada, alta y constantes ayudas. El juego de Isco no ayudaba a solventar ese galimatías debido a su continua tendencia a bajar a zonas de medio campo para ayudar en la salida del balón. Isco abandonaba su banda y bajaba, pero olvidaba ocupar zonas entre líneas donde el espacio existente podría haber sido uno de los caminos para dinamitar al Getafe. Bale marcaba diagonales hacia el centro para dejar espacio a las subidas de Carvajal y Cristiano, ocupaba el lugar de Isco intentando asociarse con un Theo Hernández en su versión más tímida.
Pero el optimismo ante la cita más importante del año es real, ha de serlo, me parece fundamental, sobretodo al ver que el Madrid ha recuperado la efectividad de cara a puerta, la aparición de un Marcelo dinámico, brillante, con la chispa recuperada de sus mejores días y por supuesto, Cristiano. Siempre Cristiano, fiel a su cita, puntual en el momento crucial de la temporada. Un capitán general sin brazalete, no le hace falta. Lidera con su jerarquía y su capacidad goleadora. Capaz de solventar un partido incómodo con ese don que le hace insustituible e incomparable. Podrá estar bien o mal, pero nunca falta. 30 goles en su “peor” temporada. Algo inconcebible y mi total, mi perpetua admiración de un jugador inimitable, el cual será irreemplazable. Cristiano debe quedarse y nuestro adalid en Paris.
En Francia lo saben, hablan de árbitros pero no dejan de tener la mente y la vista ocupada en el mejor goleador de la historia. Es un quebradero de cabeza para el rival y un alivio tenerle entre nosotros. En el portugués no pesan los años, pesan los goles. Y detrás de Cristiano Ronaldo, un elenco de magníficos futbolistas que esperan la cita del año con ilusión, ganas, seriedad y humildad, no me cabe duda. Espero la mejor versión de ellos, lo espera el madridismo entero. Será duro, si. No conviene engañarse por el resultado de la ida. Sufriremos, no lo dudéis. Pero tengo plena confianza en Zidane y los chicos, no son sospechosos de borrarse. Es difícil por lo tanto, detenerse en un partido de Liga bien ejecutado, cuando todos miramos a Paris y la mente está en su plano más europeo. Abstenerse de ello en un partido intrascendente e insulso es complicado. Sacó buenos momentos y la conclusión de siempre: juegue quién juegue, siempre está Cristiano Ronaldo.
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