Un articulo de: @danipuerto6
Se rompió Llull y pese a lo apuntado en un inicio por el propio Laso, se tuvo que fichar.
Van Rossom, Wanamaker o Granger son algunos de los nombres que se barajaron durante semanas como posibles sustitutos del “increíble Llull”, incluso los rumores apuntaron al barcelonista Tyrese Rice, apartado por su club y obligado a entrenar con el filial culé. Todos nombres contrastados en Europa, jugadores de alto nivel capaces de mostrar un juego útil para el sistema de Laso. Pero como cada año, el propio Laso junto con Herreros se encargaron de cambiar el guión y cuando todos pensábamos que la pareja pensante en el Madrid iría por allí, se fueron por allá.
En una operación relámpago el conjunto blanco se hacía con los servicios de Chasson Randle, americano de 1.88 metros, 84 kilos y 24 años, un combo guard con una mentalidad anotadora brutal.
Poco se sabía de Randle hasta el momento de su fichaje, sólo los “frikis” del basket tenían constancia de quien era el jugador en cuestión y de lo que era capaz.
Randle es ante todo un anotador, podría decirse que compulsivo, capaz de anotar desde cualquier distancia y utilizando cualquier recurso. Esta facilidad para ver el aro rival ha sido una constante desde que empezó a jugar a baloncesto en serio, tanto es así que en la Universidad de Stanford, donde cursó estudios y jugó baloncesto dentro de la NCAA, promedió durante sus cuatro años 16,3 pts, máximo anotador histórico de los Cardinals. Ni entró drafteado, ni pudo acceder a la NBA vía liga de Verano con los Warriors en 2015, lo que le llevó a mirar a Europa, concretamente al Nymburk checo, donde con sus 12.8 pts contribuyó al título de liga. La experiencia checa le abrió las puertas NBA, pero como temporero, pasando antes por la liga de desarrollo, donde destacó anotando 20.5 puntos por partido con un 42% de acierto en triples.
Ahora llega al Madrid un jugador más maduro, capaz de ejercer “un poco de base y un poco de escolta” como el propio chasson define lo que será su trabajo a las ordenes de Laso, un combo que te mata si le permites recibir y lanzar a pies clavados, pero que es más letal aún si pensando en que no tire, le permites encararte con bote y orientarse hacia el aro, pues Randle es lo que denominamos un “jugón”, con una capacidad técnica alta con balón en las manos. Un definidor genial cuando encara, con porcentajes altos en situaciones de parada y tiro a media distancia o si decide ir a por el aro, donde es capaz de terminar en mate, pues tiene un tren inferior muy potente.
Randle, pese a lo que se ha comentado, no es un tipo veloz en cancha abierta, no es un Llull para entendernos, destaca y es francamente explosivo jugando desde ocho metros hasta el aro, es ahí donde su bote bajo y su primer paso fugaz, le convierten en un peligro ofensivo capaz de dejar atrás a cualquier defensor reputado a ambos lados del Atlántico. Otra de sus virtudes es la capacidad para leer y explotar situaciones de “pick and roll” o “bloqueo y continuación”, y aquí hago un guiño a los nostálgicos de este deporte.
Para que tengáis una visión más clara de lo que es Randle en ataque, digamos que se asemeja a Brad Wanamaker, el reciente fichaje de Fenerbahçe y al que sufrimos en los cruces de la pasada Euroliga enfundado en la camiseta de Darussafaka.
Pero como todo “jugón”, su talón de Aquiles llega con la defensa. Otro de esos jugadores que defienden pensando en atacar, de esos que son malos defensores por construcción. Quizás, la menor velocidad con la que se juega en Europa y el talento para defender de compañeros como Taylor, Rudy o Campazzo, puedan disimular semejante defecto.
De entrada, Randle llega para jugar sólo la Euroliga, aunque en el momento en el que escribo este artículo ya ha sido activado para ser de la partida en ACB debido a unos problemas personales de Thompkins. Si este auténtico killer logra adaptarse, si logra anidar en el vestuario blanco y se aclimata, ojo, hablamos de uno de esos jugadores que se clavan en la retina por su espectacularidad a la hora de buscarse sus propias canastas, incluso podríamos decir que sería el recambio ideal de Jaycee Carroll cuando el veterano jugador de Wyoming deje de producir y se deba prescindir de sus servicios, todo esto claro está, si Randle termina siendo Randle y no Clay Tucker.
PF