Un articulo de: @Mrsambo92
Cuando creo que ya he escrito el artículo definitivo sobre él, que he abarcado todo lo abarcable en los seriales, este extraterrestre se supera de nuevo y me obliga a ponerme delante de mi escritorio.
Ese niño que sufrió desde su infancia para cumplir su sueño, algo que tiene en común con otros miembros de la familia blanca (ese niño de la guerra que es Modric, por ejemplo), forjó ese carácter que le ha hecho grande bien pronto.
Cuando vi calentando a Ronaldo antes de la final, supe que ese partido no se nos podía ir en la vida. Eso es lo que transmite este líder, que está en el Olimpo madridista. Si no han visto las imágenes, búsquenlas, merecen la pena. Es puro madridismo. Es lo que vimos a Juanito contra el Borussia de otra forma, mucho más sentido y agudo que lo del gran Toni Kroos despidiéndose con el puño en alto al salir del campo. Ganadores redivivos.
En Inglaterra explotó junto a su padre deportivo, Alex Ferguson, lo que propició su fichaje por el Real Madrid. El más sonado en su momento.
Cuando aterrizó en Madrid había marcado a todos los grandes equipos de la Premier, siendo vital en los grandes títulos con el Manchester. Había marcando en los octavos, los cuartos, las semis y la propia final de Champions League. Llegó habiendo hecho todo eso, pero se encontró con un ambiente que no había conocido jamás, el que dedica el hostil antimadridismo. Venía a cerrar discotecas, se ponían en primera plana sus vacaciones veraniegas y empezó a insinuarse que no aparecía en los partidos importantes porque falló un penalti contra el Barcelona en Europa… Esto fue así una vez fichó por el club madridista, porque mientras se mantuvo la incertidumbre era el fichaje perfecto para los azulgrana… Sí, el chico que había marcado a todo el mundo y en todas las fases, se encontró sumergido en el entrañable mundo de mentiras donde fecunda el periodismo deportivo patrio. Perplejo.
Una vez aquí volvió a repetirlo, batiendo récords de anotación contra los mejores equipos de la Liga (y los demás), incluido el Barcelona, al que ha masacrado, y en todas las rondas de Champions, batiendo también todos los récords, mejor dicho, destrozando todos los récords, pero se siguió oyendo la cantinela anti, comprada por muchos madridistas, deseosos de adquirir cosas que dañen a su equipo, de que no marcaba en partidos importantes ni al Barcelona… vayan ustedes a saber porqué. Luego, ya saben, donde dije digo, digo Diego y busco otra cosa.
Curiosamente, ahora, tras la Duodécima, donde ha vuelto a marcar en todas las rondas más importantes por enésima vez (cuartos 5, semis, 3, final 2), oigo que esta vez ¡Sí ha sido muy decisivo! ¿Esta vez?…
No, señores, esta vez directamente ha aplastado a sus rivales, de primer nivel además, como no lo ha hecho nadie en la historia del fútbol, y desde luego en la historia del fútbol moderno. Es de los pocos futbolistas que ha marcado en tres finales, y en la que no marcó sí lo hizo con el penalti definitivo de la tanda que dio el título. Casi nada. Sin más.
Es una evidencia que estamos ante uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol, capaz de reinventarse y ser el número uno juegue donde juegue y en cualquier menester. Ya se dice y ya se valora, pero me imagino que irá a más con el tiempo, cuando el escozor vaya cesando.
Cristiano Ronaldo llegó al Madrid tras ser Balón de Oro y ganador de la Champions con el Manchester, cuando el Barcelona de Guardiola había explotado, creando un caldo de cultivo perfecto para Messi. Una gran maquinaria que jugaba para su estrella y funcionaba a la perfección. Venía a un Madrid en crisis existencial e institucional, sin respuestas competitivas, perdiendo en octavos de Champions un año sí y otro también, con un cambio de presidente y un rival doméstico intratable.
El reto, como el que se decidió a afrontar Mourinho un año después, era tremendo. Y costó. Se comenzó un proyecto para lograr un éxito que no iba a ser rápido ni fácil, de ahí que hubiera altibajos, derrotas que empezaron a ser compensadas con victorias, se tuteó a ese Barcelona rodado y creado para la exaltación de su estrella y se le superó. Cristiano explotó y alcanzó un nivel que nunca se había visto, dando la sensación de que no había límites, superando su mejor actuación en Manchester con creces, discutiendo el trono todos los años en un equipo en construcción a la otra gran estrella, que gozaba en la madurez de su equipo (y sufría y sufre fuera de él), hasta arrebatarle el cetro.
El éxito de Ronaldo es el de la superación pura, el del puro madridismo, el de la competitividad, el talento y la entrega. Convirtió una travesía en el desierto que se antojaba larga y que podía estar destinado a capitanear desde el ostracismo, a liderar su propia era. Algo asombroso, que lo pone al nivel de los más grandes en el Olimpo madridista, justo al lado de don Alfredo Di Stéfano.
Los récords que ha batido ya se me escapan. En el Real Madrid, el mejor club de la historia, los ha reventado todos, lo mismo que con su selección, la discreta Portugal, a la que hizo asombrosamente campeona de Europa. Ahora es pichichi de la Champions por quinta vez consecutiva, marcando en su tercera final, siendo el primero en superar los 100 goles en la competición, siendo decisivo al meter el último penalti, el que daba el titulo, en la tanda de la única final en la que no marcó, ha ganado cuatro Copas de Europa siendo importante y titularisimo, es el jugador, superando a Di Stéfano, que se dice pronto, que más goles ha marcado en las fases finales… ¿Tiene que hacer algo más?
Un jugador que lleva más de un gol por partido en Champions y en Liga con el Real Madrid. Analicen con calma ese dato.
No tiene mérito defender o alabar a Cristiano, es una evidencia, pero cuando medios y antis van contra la razón y los hechos, no se puede hacer otra cosa. Veo a muchos hacer alegatos elaborados, dando vueltas en sus circunloquios vacuos, como en una noria, para defender a multitud de jugadores en base a un fugaz dato o detalles acotados, con argumentos nebulosos, ¡en cambio yo los tengo todos, todos los datos y los argumentos, y en términos absolutos!
Lo que me sorprende es tener que hacerlo. No es labor ingrata escribir sobre uno de los mejores jugadores de la historia y uno de los más importantes del Real Madrid, una leyenda viva, es un placer que practico cada vez que tengo ocasión, simplemente constato un hecho perturbador y desconcertante.
Se ha hablado mucho de su posición, pero más que eso, lo que ha cambiado es su estilo de juego, limitando mucho más sus conducciones, por lo que lo que antes era una conducción haciendo diagonales, ahora son descargas y desmarques, pero llegando a los mismos sitios, sobre todo los profundos en el área.
La gente se puso nerviosa porque no marcaba los mismos goles. Empezaron los sabios a pedir su traspaso, su suplencia, su ausencia… Lo de siempre.
El mismo proceso que necesitaba el equipo, ese aprendizaje, también lo necesitaba Cristiano, que ahora juega suelto como un pájaro por todo el frente de ataque, no siendo un nueve, pero ocupando, llegando a ese lugar siempre antes de nadie, participando continuamente en la circulación con apoyos, desbordando y creando problemas por las dos bandas o por el centro. En este final de temporada tuvimos buenos ejemplos de esto, incluso en la final, intentos por banda izquierda, el gol de Kroos al Nápoles en el que asiste desde banda derecha, el primer gol suyo en la final recogiendo el balón algo escorado hacia la derecha, definiendo por el centro… Un hombre de ataque total.
Ahora ha salido la noticia de la denuncia de la Fiscalía por el caso de Hacienda. Como es de actualidad, aprovecharé a decir que sigue sin haber caso, para empezar, pero que de darse, si el juez admite la denuncia, que está por ver, y luego lo condena confirmando algún delito, que veremos, no encontrarán aquí defensores, justificaciones o viajes a los juzgados a aplaudirle, a pesar de las diferencias que parecían existir con otros casos y las explicaciones dadas. Recibirá la condena y, personalmente, que he escrito incontables artículos sobre él, me llevaré una decepción por la sincera admiración que le tengo como profesional, incluso por lo que se sabe de su persona. Lógico, ¿No?
Mientras tanto, sólo queda su era.