CRÓNICA | ¡ZAS, ZAS!: Real Madrid 2 – 0 Valencia

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Se liaba a media tarde ya en las redes sociales, comentando la alineación, porque parece que a una parte del madridismo no le gustaban determinados nombres del once que se había anunciado que Ancelotti opondría al Valencia en este partido recuperado que se aplazó por la Supercopa de Geri y Rubi. No gustaba que Asensio saliera de titular, no gustaba que Camavinga jugase de lateral izquierdo, no gustaba que Kroos y Modric pasearan sus años por el césped (cada vez peor, por cierto) del campo madridista. Como decía @pepo2204 en la #Previa, las viuditas y los ofendidos reaparecieron, esta vez para esto. Mimimi y tal. 

La primera parte del partido nos hizo rememorar el del pasado domingo frente a la Real Sociedad: el Madrid fue jugando cada vez mejor, a medida que pasaban los minutos, dominio, buenas combinaciones, pero faroles apagados al enfrentar la portería rival. Kroos, como suele hacer, iba diseñando planos, autopistas y trayectorias para encontrar los caminos para hallar el gol, pero no se puede decir que el resto acabara de acompañar. Asensio tendía a meterse hacia adentro, dejaba la banda a Nacho, Modric caía allí a apoyar, no demasiado inspirado, pero tampoco de esas combinaciones salían demasiados resultados, salvo una ocasión inicial en que un pase fantástico del croata fue rematado defectuosamente por la pierna derecha del mallorquín. Al otro lado, a pesar del apoyo incondicional de Camavinga, Vinicius seguía en una pelea infinita consigo mismo y con Foulquier, perdiendo más balones de lo deseable. 

Benzema, del que parte de la afición desearía que fuera Lewandowski, siguió siendo Benzema, para lo bueno y para lo otro. Más inspirado que otros días en la asociación, descargó, combinó, recogió, pero, sobre todo, repartió, pareciéndose por momentos a un Papa Noel fuera de lugar. Un centro muy adelantado de Vinicius que le obligó a meterse casi hasta la línea de fondo fue controlado con problemas por el francés, y dejado de tacón para un remate franco de, nuevamente, Asensio, que despejó un rival a córner casi bajo palos. Otro pase de Benzema para Asensio acabó con un mal remate con la derecha del extremo blanco, y aun otro pase del galo para Vinicius, en el minuto 28, pudo ser detenido por Mamardashvili porque le salió flojo y no muy colocado. 

Una penetración de Camavinga por banda izquierda, para aprovechar un buen pase de Asensio, fue enviado por el joven francés al lateral de la red poco después. Hay que decir que, a pesar del enfado del personal, probablemente ahora mismo el Real Madrid está jugando con un lateral izquierdo que sabe jugar el balón, que defiende con energía, que sabe acompañar el ataque del extremo, y que da una salida muy limpia desde atrás. Habrá quien interprete esto como un problema, pero a quien escribe estas líneas le parece una delicia verle jugar en esa posición. Nacho, al otro lado, se mantenía expeditivo en defensa, incluso cortando alguna contra con una falta táctica y viendo tarjeta, pero, como siempre, prevenido y funcional en su labor. Un fanático del Vis pacem, para bellum, ya saben. 

Imagen: realmadrid.com

Militao, ágil y diríamos que bastante volcado al ataque, sufrió, en una jugada con Lino, una lesión, probablemente en el aductor, y tuvo que irse del campo en el minuto 36, ocupando su lugar Carvajal, lo cual llevó a Nacho a la posición de central izquierdo, y a Rudiger a la de central derecho. Entre la lesión de Militao, un planchazo bastante feo de Musah a Ceballos, y una exageración de Lino cuando Modrić intentaba recuperar la pelota para sacar, se perdió tanto tiempo que el árbitro prolongó el tiempo unos minutos más. Fue en ese tramo cuando, tras un saque de esquina de Modrić, Rudiger se elevó en el aire, poderoso, y remató de cabeza, poderoso, a la red del cuadro visitante. 

Mientras subía el 1-0 al marcador, el VAR, bastante más atento que cuando juegan otros equipos, avisó al árbitro de que un leve toque de Benzema a Musah, que ya se estaba cayendo, podría considerarse falta previa. Alberola Rojas fue al monitor y consideró que esa jugada era argumento suficiente para anular el tanto y devolver el 0-0 original, aparte de amonestar a Benzema por la acción. Debe de ser que no vio ayer a otros repartiendo codazos y tarascadas sin considerarse siquiera falta. El caso es que llegó el descanso con pitada y cabreo general en el coliseo blanco, con una sensación parecida, como decía, al partido del domingo pasado. 

La segunda mitad se inició de otra manera, con el Madrid más dispuesto a apretar, encogiéndose y estirándose con mayor velocidad. Un pase al corazón del área para Benzema, en el minuto 47, abrió la veda, pero el remate del francés, botando y con poco margen, fue rechazado por Paulista con el cuerpo, abortando la ocasión. Y, en el 52, una arrancada de Vinicius, por primera vez con espacios, tras un desborde genial, le permitió poner la pelota donde llegaba Benzema. Bueno, en realidad la puso unos metros más adelante y más fuerte de lo recomendable, con lo que el francés tuvo que desplazarse a la banda para recuperar el control del balón. No sabemos si calculó o intuyó, pero Papa Noel Karim retuvo el balón lo justo para regalárselo a Asensio y que éste, encontrando una pequeña grieta en la muralla valencianista, lanzara uno de sus obuses, duro y recto, que llegó a la red sin que el portero pudiera hacer nada.  

Imagen: realmadrid.com

El 1-0 tuvo el mejor efecto posible: abrir en canal al Valencia. Y, un par de minutos después, Benzema puso el balón en profundidad para una descomunal carrera de Vinicius, que había recuperado su patinete eléctrico, y se plantó delante de Mamardashvili y cruzó la pelota al fondo de las mallas, haciendo subir el 2-0 al marcador. Zas, zas. En un par de bofetadas, el Madrid se había colocado en ventaja y había abierto una brecha que parecía insalvable para un equipo que todavía no había tirado a puerta. Esta sensación le dio al conjunto blanco una inyección de energía, que se tradujo en una presión muy alta y muy afilada para recuperar el balón, representada en gran medida por, de nuevo, Dani Ceballos. 

La segunda parte del de Utrera, que ya había dejado muestras de su trabajo y su clase en la primera, fue una nueva exhibición de generosidad en el esfuerzo, disciplina en cuanto a colocación, y criterio jugando el balón. Como coreó el Bernabéu en un momento dado, y dijimos nosotros tras el partido del domingo pasado, si sigue así, se merece seguir. Modrić iba entonándose progresivamente, y corría tras otro pase de Papá Noel, lanzando un remate duro que conseguía rechazar el portero ché, y fue el propio croata el que puso el balón atrás, y Benzema el que trató de rematar su servicio, pero de nuevo un defensa consiguió bloquear el disparo. El problema fue que el Papa Noel francés, al abrir su regalo, notó una molestia en la parte trasera de su pierna derecha y acabó pidiendo el cambio. 

La entrada de Rodrygo primero, sustituyendo a Benzema, y de Tchouameni y Valverde después, relevando a Kroos y Modrić, permitió contemplar un atisbo del Real Madrid del futuro próximo, con mucha movilidad y dinamismo, pero quizá poco control. Un equipo blanco lleno de juventud, energía y probablemente, precipitación en ocasiones. Faltando 20 minutos, ocurrió la acción más violenta del partido. Vinicius se fue en velocidad por el lado izquierdo, y Gabriel Paulista le soltó una coz, sin poder jugar el balón, y lleno de mala intención. El joven brasileño voló por los aires y se montó una tangana tremenda, entre cuyos participantes pudimos ver al árbitro expulsando al central, a Rudiger y Rodrygo defendiendo a Vinicius, y hasta Militao desde el banquillo recriminándole a Paulista la brutal entrada. 

De ahí hasta el final, el Madrid generó ocasiones que no acabaron en nada, disparos de Valverde, Vinicius, Asensio, Rodrygo, que salieron fuera o que fueron detenidos por el portero. Y, con el partido finalizado, fue cuando nos dimos cuenta de que Courtois no había tenido que parar ningún remate visitante, lo cual da idea de que, a pesar de la composición de la defensa, y sumando la lesión de Militao, el equipo se mantuvo serio atrás, además de incisivo arriba. Con esta victoria, se mantiene la distancia con el Barcelona y el conjunto madridista empieza a transmitir cada vez mejores sensaciones, pareciendo que va cada vez a más. Y más nos vale, porque llegan un viaje a Mallorca el domingo y, después, otro a Marruecos, a jugar el Mundial de Clubes. Quizá sin Militao ni Benzema. Y con viuditas y ofendidos esperando la oportunidad de nuevo.