Una crónica de: @elcarrildel2
Maccabi se ha impuesto (75-74) al Real Madrid, en el partido correspondiente a la Jornada 32 de la Temporada Regular de la Euroliga, disputado en el Pabellón La Mano de Elias, de Tel Aviv.
Hubo un tiempo en el que las tragedias sucedían en Grecia. En estos días, a este Real Madrid lo mismo le da Grecia que Turquía, Tel Aviv que Madrid. Allá por donde pasa, deja un reguero de sentimiento trágico difícil ya de asimilar.
Al menos para el aficionado. Para los directivos Sres. Sánchez y Herreros, así como para el técnico Sr. Laso la sensación es otra. No pasa nada. Hemos perdido diez partidos, tres seguidos esta semana, pero esperan con pasmosa tranquilidad, prietas las filas, impasible el ademán, el siguiente sofocón, que será, Dios mediante, el del domingo ante el Fuenlabrada.
Jamás había visto una situación tan surrealista como la presente, ni siquiera en aquellos tiempos duros de travesía del desierto en los que la sección pendía de un ligerísimo hilo. Uno entra en la página oficial del Real Madrid, y el asunto se despacha con un “Derrota en los últimos segundos en Tel Aviv”. Laso manifiesta “hemos hecho un partido sólido pero nos han castigado las pérdidas”. Y a cenar y todos al avión de vuelta.
Eso después de los seis últimos minutos sin anotar, encajando un parcial de 10-0, utilizando diez jugadores, con Hanga jugando 27 minutos, Yabusele nada menos que 37 y Deck treinta y uno. Que en todo un último cuarto se anoten ocho puntos, no puede ser mala suerte, máxime si el asunto ocurre de manera reiterada, más allá de quién sea el rival de turno.
Sergio Llull un tiro anotado de seis lanzamientos, diez minutos en cancha. Tompkins dos minutos en pista (mejorando desde luego los seis segundos de Estambul), para un -4 de valoración.
Podríamos hablar de los jugadores-turistas, esos que viajan pero nunca juegan. Da la impresión de que a Pablo Laso le sobra media plantilla. Si al menos lo hubiera dicho en agosto, el Club se habría ahorrado un dinero. Su incapacidad para manejar un plantel amplio ha quedado acreditada de manera sobrada.
Que con Tavares y Poirier el equipo tenga los problemas que tiene para dominar el juego en la pintura es llamativo.
Que a estas alturas del fiasco, nadie se haga cargo de la necesidad de un director de juego solvente, y de un anotador (33% en tiros de tres) como exige el Real Madrid, solo da cuenta de la dejadez que vivimos. La misma que se da ante la plaga de lesiones múltiples y eternas de las que nadie inquiere las causas.
Que ganando 43-28 en rebotes se pierda el partido es llamativo, casi tanto como la conformidad del Palacio ante la situación presente.
Y no se trata de ser segundos, primeros o últimos. Se trata de respeto, y hoy, damas y caballeros, no nos respeta ningún rival, mayormente porque no nos respetamos nosotros mismos.
Buenas tardes a todos. HALA MADRID.