CRÓNICA | Una locura vistosa y una manta corta: Levante 3 – 3 Real Madrid

Una crónica de: @Mrsambo92

Un partido más esperaba en vilo el madridismo para alabar a alguna de las nuevas incorporaciones con las que  Ancelotti podrá contar este año, ansiados nuevos rostros que refrescan el hastío de una afición harta de la monotonía matrimonial que ofrecen los veteranos.

Además, con Ancelotti en el banquillo, que como todos sabemos es un entrenador imprevisible y al que le gustan los riesgos, las rotaciones y apostar por las innovaciones, sacó el equipo del otro día pero cambiando al lesionado Modric (ya empezamos) por Isco. Nada de Blanco ni Gutiérrez, que ya tendrán tiempo cuando se recuperen todos los que faltan…

No se nos da del todo bien el Levante, un equipo que lo da todo contra nosotros como no lo da contra nadie. Si sumamos a esto que veníamos con el espíritu de Mbappé y de Haaland, la cosa pintaba intensa e interesante.

Imagen: realmadrid.com

El hecho, y esto os lo cuento como confidencia personal, es que tengo confianza en el Madrid. No es cierto que tengamos la misma plantilla ni que la hayamos empeorado respecto al año pasado. Contar con Bale, Hazard y Valverde, si no se lesionan, es un cambio importante, y no están teniendo mala pinta en lo que hemos visto. Si añadimos a Alaba, que cubre varios puestos que el año pasado fueron una auténtica criba (central Ramos, lateral Mendy y un mediocampo exprimido como novios en su Luna de Miel), no creo que la cosa haya empeorado. Esto que os digo sé que está mal visto, pero no puedo negaros mis sentimientos, mis queridos diariomouriñistas. Así que, fiel a mí mismo, andaba confiado yo. Reconozco, eso sí, que lo de Isco me dio bajona, pero ese es otro tema que espero se me pase. La ausencia de Pedri también me preocupaba…

El Levante entró con vigor en el encuentro, pero los madridistas superaron pronto el desconcierto de no encontrar en su línea de ataque a Mbappé, que debía haber llegado hace semanas. Así que en una fantástica jugada vertical y colectiva, Alaba (que nos va a dar muchas asistencias y preasistencias este año, ya van dos), metió en profundidad a Benzema que, con su clarividencia habitual, cedió a Mbappé para que fusilara al portero, pero como aún no ha venido lo hizo Bale (siempre peligroso en cada intervención). Los del Levante también andaban perplejos, pero por constatar la presencia de Isco en el equipo titular, y que encima fue el mejor junto a Valverde en ese primer tiempo. Nos costó salir un poco en esos 10 primeros minutos, pero cuando salimos…

Este Madrid que propone Ancelotti, por lo que he podido ver en estos partidos (sé que es pronto para decirlo), presenta bastantes cambios respecto al último de Zidane. Es un equipo mucho más ofensivo, vertical, incisivo, que quiere hacer daño al rival, marcar gol. No es baladí esta idea. El control fue absoluto, con una magnífica presión, pero sin intención alguna de contemporizar.

Imagen: realmadrid.com

Este Madrid mezcla con virtuosismo el pase al pie y la circulación con el ataque al espacio, que ya no es un canto al sol. Esto abre muchas posibilidades y, sobre todo, abre el campo. Ataque al espacio de Bale, Vinicius, Alaba, Lucas… mientras vienen al pie Benzema, Isco, Valverde, todo muy coordinado, lo que arma un lio morrocotudo al rival. Es por ello que hay tanto desmarque en profundidad que ahora sí recibe balón, es por ello que ahora hay más balón largo cuando antes parecía pecado.

A partir del minuto 10 el equipo se hizo completamente con el partido. La sensación de peligro y de vértigo era constante, con un Isco muy presente por todos lados. Me ha sorprendido y callado la boca. Ha ocupado muchísimo espacio en su zona (no, no va con segundas, sinvergüenzas), pero además tenía fuerza para salir en conducción. Junto al despliegue de Valverde, se han merendado al Levante.

Todos han estado a un gran nivel, y lo único que se les puede achacar es que no llegara el segundo con las constantes aproximaciones y lanzamientos lejanos.

Imagen: realmadrid.com

Con la segunda parte llegó la locura. Debo reconocer que, más allá del sufrimiento obvio, disfruté como un enano. El equipo exhibió un nivel físico realmente bueno, mucha intensidad y las ideas claras cuando las cosas se pusieron difíciles. Y se pusieron mucho.

Mientras los nuestros decidían si salir ya del vestuario o no, el Levante aprovechó para remontar el partido. En 30 segundos nos habían empatado. Errores, rebotes y lagunas defensivas de centrales y Lucas, llevaron a un equipo que se acercó 4 veces a marcar 3 goles (el cuarto no llegó de verdadero milagro), por lo que tuvimos que remar durante todo el segundo tiempo.

Es justo reconocer que el segundo tanto de ellos fue un golazo, si bien la volea de Campaña llegó libre de toda oposición.

Imagen: realmadrid.com

No tardó Ancelotti en remover el avispero. Hazard, Bale e Isco dejaron paso a Asensio, Rodrygo y Vinicius. Este último parece dispuesto a estallar este año. A sus excepcionales 20 minutos del anterior encuentro ha añadido una auténtica exhibición en la media horita que tuvo hoy. Dos goles y un peligro continuo. Dos golazos, de hecho. El primero tras gran lucha de Carvajal y un maravilloso pase de Casemiro, en el que tras mantener una carrera de 50 metros definió con una calidad pasmosa, rematando con la izquierda cuando el portero seguramente esperaba el golpeo de exterior con la derecha. El segundo es de otro mundo, sólo véanlo. Con Vinicius es complicado saber si lo hizo adrede o no, cosas de los genios, pero es un gol memorable.

El Madrid metió un ritmo infernal, se hacía obvio que el empate iba a llegar, lo que no se esperaba es que tras conseguirlo y tras la dichosa pausa de hidratación, otro rebote a balón parado nos iba a volver a poner en desventaja.

Tocó un nuevo arreón y el equipo tuvo fuelle para acometerlo. El tercero fue la citada genialidad de Vinicius, y no llegó el cuarto de milagro. Lo impidió el portero, Aitor Fernández, tocando el balón con la mano fuera del área cuando Vinicius se marchaba solo.

Imagen: realmadrid.com

Ahí quedó todo, tuvimos ocasiones (la de Jovic y Carvajal fue clamorosa), pero cuando había que probar al portero-jugador no logramos tirar entre los tres palos.

Nos flagelaremos, como acostumbramos los madridistas cuando no goleamos dando una exhibición sin encajar goles (y aún así siempre habrá un “pero”), por el resultado, lógicamente, pero teniendo en cuanta la locura de partido que ha sido, la fortuna del rival y que no se nos da del todo bien, me quedo con lo bueno, que es mucho: el juego, el concepto del mismo, el físico y la intensidad. En el debe, la debilidad defensiva, que con tan poco hayamos recibido tres goles y casi un cuarto.

Yo, visto lo visto, estoy deseando que llegue el siguiente partido. Este Madrid, hasta ahora, me divierte más.