Una crónica de: @MiedoEscenico2
A pesar de lo que decía @pepo2204 en la previa de este partido, la bomba de relojería del principal rival del Madrid en la Liga acabó explotándole en la cara al Eibar de Mendilíbar, que se llevó una manita, con cuatro dedos del innombrable caminante químico. Tras la victoria del Barcelona, el equipo blanco salía obligado a buscar la victoria en el Ciudad de Valencia para mantener el liderato antes del enfrentamiento contra el cuadro culé del próximo domingo. Así que Zidane decidió alinear a Courtois en portería, acompañado de la línea defensiva clásica de Zidane, con Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo; también el centro del campo era el que jugó las finales en Cardiff y Kiev, con Casemiro, Kroos, Modric e Isco; y, como dupla de ataque, Benzema y Eden Hazard.
Empezó el partido con el Levante apretando muy arriba, pero la presión duró cinco minutos, lo que tardó el equipo blanco en comenzar a jugar al primer toque. A partir de ahí, vimos al Madrid tratando de adelantarse en el marcador, con remates de Benzema, Hazard, nuevamente Benzema y Modric que murieron en las manos de Aitor, el portero levantinista. Siguió el cuadro madridista lanzando dentelladas y forzó un par de córners, y un remate de Casemiro de cabeza, tras un rechace del portero, salió lamiendo el poste. El Levante se desperezó en torno al minuto 20, y apareció cerca de la portería de Courtois, pero el centro envenenado de Toño fue cortado con acierto, y con la espinilla, por Raphael Varane, además de ser contestado a continuación por un remate de Marcelo que salió cerca de la escuadra de la portería granota. El partido cambió relativamente, y se convirtió en una sucesión de jugadas sin apenas remates, a excepción de uno fuera de Luka Modric tras un centro de Marcelo a la frontal del área. El Real Madrid no conseguia morder, pero se mostraba sólido y seguro atrás. Y el Levante, a veces una cosa y a veces otra.
A partir del minuto 35, el Madrid se lanzó con el cuchillo entre los dientes a por el cogote del equipo levantinista. Había presión alta, recuperación inmediata y llegadas continuas, destacando especialmente lo bien que combinaban la música del violín de Benzema, el relámpago de la conducción de Hazard y los malabares de Marcelo. Isco jugaba fácil, Kroos apoyaba aquí y allá, Casemiro llegaba con sus tijeras de podar para reiniciar cada jugada, pero seguía el viejo problema. Esos quince minutos de intensidad no se reflejaron en el marcador, y morían con un remate flojo de Hazard a las manos de Aitor. La primera parte acababa con superioridad madridista en remates a puerta, en saques de esquina, en pases y en balones recuperados, pero la cifra que no se movía era la de los goles, que se mantenía a cero para los dos equipos contendientes. Munición de fogueo. Pura y dura.
Tras el descanso, el partido se abrió en canal. El Levante llegaba, el Madrid llegaba, y se sucedía la acción de un área a la otra. En el minuto 53, el equipo madridista tuvo la que probablemente fue la ocasión más clara del partido: un balón en largo fue jugado por Marcelo al primer toque para que Hazard se presentara solo ante Aitor Fernández. El balón iba botando, el belga se atascó, y finalmente definió con un remate flojo y mordido que el portero levantinista detuvo. Al cuarto de hora de la segunda parte, se abrió el suelo bajo los pies del Real Madrid. Hazard comenzó a cojear, y las idas y vueltas dejaron de serlo, entrando en una fase de más llegadas del Levante, y una cierta sensación de confusión en el equipo blanco. En el minuto 67, Vinicius relevaba al belga, pero el Madrid seguía tocado, y el Levante trataba de que acabara hundido, con llegadas cada vez más frecuentes, mientras el Madrid desaprovechaba sus ataques continuamente. En el minuto 73, Lucas Vázquez relevaba a un Isco fundido, para intentar parar la sangría de balones que el equipo blanco sufría y abrir el campo.
Y, efectivamente, el Madrid volvió a recuperar cierto control y atacar el campo levantinista, pero esto acabó de certificar su perdición. En el minuto 79, un pase en largo para Morales, que no estaba en fuera de juego porque Varane lo rompía, fue perseguido por el jugador granota en el lateral del área y, según iba botando, enganchó un disparo duro y alto que salió a portería, y ante el que Courtois, sorprendentemente, bajó los brazos mientras se desplazaba junto al poste. El gol tuvo un efecto parecido al de un gancho de izquierda en la mandíbula del equipo madridista. De ahí al final Vinicius Jr y sus galopadas, Marcelo y sus penetraciones, Carvajal y sus centros, Ramos y su búsqueda del grial del ariete, Benzema y su debate consigo mismo, y la vieja sensación de impotencia jugando contra un equipo que defiende con 10 jugadores en el área. Y un resultado, 1-0, inamovible hasta que el colegiado pitó el final.
Además, un resultado que impide al Madrid mantener el liderato, que abre de nuevo la caja de Pandora de las dudas y los miedos, que ubica a Zidane en el ojo del huracán, y que reinicia el debate de los madridistas sobre si el equipo será capaz de alcanzar algún título más esta temporada. Es lo que tiene que te salga la munición de fogueo cuando estás probando la puntería: no sabes si apuntas bien o no, hasta que tienes balas de verdad. Es decir, lo mismo que pasa cada vez que el equipo pierde un partido. En términos de realidad, lo preocupante es la lesión de Hazard, la sensación de cansancio e impotencia final, y la duda de cómo afrontará el primer partido relevante de competición europea que se encuentra este año, el próximo miércoles. Hasta entonces, no saldremos de dudas.
RESULTADO FINAL: Levante, 1 – Real Madrid, 0.
GOLES:
1-0: 79’ Morales.
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric (Valverde, min. 81), Isco (Lucas Vázquez, min. 73); Hazard (Vinicius Jr, min. 67) y Benzema.
ÁRBITRO: Hernández Hernández (comité canario). Mostró tarjetas a Ramos (min. 10) y Casemiro (min. 71).
Imagenes: realmadrid.com