CRÓNICA | Conquista del Fontes do Sar: Monbus Obradoiro 76 – 83 Real Madrid

Una crónica de: @Tere_Stegen

Comenzamos la jornada de homenaje a las víctimas del cáncer de mama con un Obradoiro vestido de rosa, a juego con las corbatas de los dos cuerpos técnicos y de las zapatillas de Jordan Mickey y de Anthony Randolph, y dos entrenadores de dulce, estrenando temporadas de veteranía en la ACB (la décima para Montxo Fernández y la novena para Pablo Laso). Los partidos en el feudo gallego destacan por su intensidad y un importante desgaste defensivo, que ha ocasionado que el Real Madrid no pudiera descansar ni lucirse demasiado, en esta jornada en la que se esperaba el liderato en solitario de los blancos en la Liga Endesa, pero que, pese a todo, no ha tenido sustos de importancia.

Arrancaba el partido con Campazzo, Carroll, Taylor, Garuba y Tavares en cancha. Cuando estas dos torres juegan juntos, siempre pasan cosas, buenas y malas. Las buenas hoy estuvieron a favor del acierto en el rebote del joven Usman, quien sumó un total de 13 (6 de ellos en defensa, 7 en ataque) y al que se mantuvo en cancha contra viento y marea, un total de 29 minutos, pese a que en algunos de ellos tuvo que sufrir el pecado de la inocencia de sus 17 años, que junto a su estatura, le hace acreedor de ser el culpable de múltiples faltas pitadas en su contra y muy pocas a su favor, exactamente lo mismo que le ocurre al bueno de Tavares. Un Tavares un tanto superado, ya que tuvo que marcharse al banquillo tras ser sancionado con dos faltas tan iguales que parecían primas hermanas. Al 3-9 inicial, siguió un parcial de 7-0, al que contestaron Mickey con un brillante tiro y un no menos espectacular tapón y Campazzo con un bonito triple. No obstante, terminamos con un 23-19 y caras serias esperando la reacción del segundo cuarto.

En pista, comenzamos con Laprovittola, Carroll, Taylor, Mickey y Randolph y pronto tuvo que usar Pablo Laso de los servicios de Lllull y Rudy, el primero sustituyendo a un Carroll algo sobrepasado y al que pitaron una técnica y a un Taylor algo más gris que en anteriores campañas. El Madrid mejoró muchísimo en defensa con las dos últimas incorporaciones, con un Llull muy acertado en el tiro y en la defensa de Magee, que no respiraba con el menorquín cerca, un Rudy brillante en la recuperación y un muy correcto Randolph en los tiros libres y en los liberados. A destacar antes del descanso los 9 rebotes de Garuba y los 11 puntos en 5 minutos de Laprovittola, que estuvo muy acertado en el tiro y bastante menos, en mi opinión, en la dirección del juego y la defensa. No obstante, junto a su compatriota Facundo, terminó el encuentro con 14 puntos. 37-44 era el marcador al descanso.

Imagen: realmadrid.com

El tercer cuarto lo comenzaron en cancha Campazzo, Causeur, Carroll, Garuba y Tavares. El Madrid impuso un ritmo vertiginoso tanto en defensa como en ataque, con Causeur y Deck desatascando las situaciones difíciles y Tavares y Campazzo con mates y triples respectivamente aportando. Acabó el tercer cuarto con un 57-65.

El último período del partido se inició con Campazzo, Causeur, Llull, Mickey y Randolph. Cuando el equipo gallego reaccionó, con una defensa más dura y consiguió ponerse por delante (73-71), llegó el momento de Sergi Llull, que sumó siete puntazos seguidos y de Rudy Fernández, con un triplazo de los que parece que salen sin esfuerzo de su muñeca. Mientras, hubo tiempo de que le pitaran hasta cuatro faltas al niño de Azuqueca de Henares, a un campo atrás de los de Santiago (que en honor a la verdad no fue protestado, pero que siempre me recuerda a otro que ha perseguido a nuestro Llull durante mucho tiempo) y a que Llull nos dejara triples y bandejas y le amargara la vida a Magee, todo con la misma facilidad.

En una semana en la que Cataluña nos ha provocado dolores de cabeza, daños cuantiosos y bastante vergüenza, de la que el deporte no se ha visto libre por las maniobras que por y a favor del Barcelona se están llevando a cabo y que Andrés Montes cumple una década desde que se fue al Olimpo de las leyendas del baloncesto, en este caso para radiar los partidos que se deben de jugar en las canchas celestiales, hay dos cosas que en el Real Madrid siempre se cumplen: que este equipo se repone de los batacazos como el sufrido con Zalgiris con elegancia y contundencia, no dando ningún partido por perdido, y que la vida, no siempre, pero sí a veces, puede ser maravillosa.