El rumor es la antesala de la noticia

Un articulo de: @dhr_1902

Seguramente muchos de vosotros habéis oído esta frase, es una de esas que con cierta machacona insistencia nos repiten los gacetilleros deportivos. La inmensa mayoría del personal no tiene idea de quién es el autor de la frase, a lo peor imaginan que es la frase de algún insigne y premiado periodista, tal vez la frase de algún premio Novel de literatura, o simplemente de Groucho Marx o Paulo Coelho autores, parece ser, todas las frases más o menos ingeniosas que hacen fortuna en las redes sociales, pero no, la frase es ni más ni menos que del ínclito José María García, si, si, el padre del periodismo deportivo vomitivo moderno, el creador de este estilo abyecto y sensacionalista que inunda prensa, radio y televisión, el fundador de una dinastía de difamadores advenedizos que inundan los medios.

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Analizando la frase con detenimiento produce escalofríos, no es sólo una excusa para elevar a la categoría de noticia cualquier bulo más o menos elaborado, peor aún, es otorgarle a quien la cuenta la capacidad de decidir si dicho bulo es o no verosímil, convirtiendo de esta manera al plumilla de turno, en fiscal, juez e incluso verdugo.

Sucede, y sucede con demasiada frecuencia que dicho gremio ignora los fundamentos más básicos de multitud de disciplinas, (a veces parece que también la suya, pero eso es harina de otro costal) de manera que cualquier periodista se cree en disposición de hablar lo mismo del 4-4-2 que de economía, derecho o medicina, y su falta de conocimientos, pericia y exactitud les lleva a incurrir en errores groseros, que casi siempre justifican, una vez que quedan al descubierto sus cagadas, en las urgencias.

Y es que hace tiempo que para este género periodístico es mucho más importante dar la primicia que la veracidad de la misma, amparados en tres hechos consustanciales al deporte, lo primero, la volatilidad de las noticias, lo segundo la enorme competencia en la información deportiva y sobre todo en la apariencia de trivialidad o insustancialidad que le atribuyen los medios al deporte, que desde hace décadas se convirtió en parte del negocio del entretenimiento y por tanto en la conciencia colectiva no requiere del rigor y la solemnidad con que se tratan otros temas de la actualidad como podrían ser la política o la economía.

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Ocurre que poco a poco, pero de forma inexorable han ido abandonando los hábitos más saludables de la profesión, como contrastar las noticias, mantener el rigor e informar con objetividad.

Cuando se juntan todos estos factores en una misma ecuación sale una “gran noticia deportiva”.

Con este modus operandi hemos asistido a esperpentos de diversa magnitud, muchos de ellos incluso cerrados con condenas a los plumillas de turno que firmaron dichas “informaciones”. Desde compraventas imposibles de jugadores de cada verano a los más graves que atentan contra el honor de personas.

Ocurre además que cuando se aproximan a los vidriosos asuntos judiciales, lo hacen ignorando las más elementales normas de su profesión así como las leyes democráticas y me explico, hablan sin saber todos los hechos, sin contrastar las noticias, desconociendo las leyes y el funcionamiento de los órganos judiciales y omitiendo en sus sumarísimos juicios paralelos el más mínimo respeto al principio de inocencia y lo que es peor aún, atentando de forma explícita contra la honorabilidad de las personas, rematando el desaguisado emitiendo veredictos propios de la Santa Inquisición o de una dictadura caribeña…

Eso y no otra cosa es el caso Cristiano Ronaldo con Hacienda.

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La próxima vez que escuchen la frase del Butanito, pregúntense si lo que se dice a continuación no es la antesala de una maledicencia, una fechoría o incluso de un delito de intromisión en el honor de las personas de las que se habla.

¿Y si finalmente es culpable?

Pues lo será porque ha sido juzgado con las garantías procesales exigibles, y no en las páginas de un diario, en una tertulia radiofónica o por el juez de guardia de Twitter.

In dubio pro reo.