OJO AL BLANCO: La victoria con sufrimiento sabe de lujo

Una crónica de: @Javirodespiplanetacb

El Real Madrid tuvo que jugar varios partidos en uno para llevarse el primer punto del playoff, tuvo que ser capaz de remontar, de cambiar su estilo, de atacar de las más diversas formas para anotar, de correr o de parar y todo ello porque el Darussafaka de David Blatt es un señor equipo que es capaz de presentar tantas alternativas que hace que uno se vuelva loco. Al final y con mucho sufrimiento, el conjunto de Laso se llevó una trabajadísima victoria que le da el 1-0 en el playoff y que así vimos en nuestro OjO Al Blanco.

Foto: Virginia Pacheco

La vuelta de Slaughter

Ha costado pero al final se consiguió, en un día en que los descartados por Pablo Laso fueron Andrés Nocioni y Álex Suárez, Marcus Slaughter se presentó ante las        almas que poblaban el WiZink Center en este primer partido de playoff y en el que se llevó una ovación de las mismas dimensiones que si todavía siguiera vistiendo la camiseta blanca, señal de que la afición le aprecia y le recuerda.

Un mexicano contra dos americanos

Lo que se preveía que podía pasar, se llevó a la realidad en el primer cuarto, estaba claro que el fuerte del equipo turco no es el juego interior, pero claro, si todos los jugadores se ponen a ayudar en cuanto el balón anda por el interior de la zona, al Madrid no le quedaba más remedio que aprovechar las pocas veces que Ayón se quedaba en 1×1 para sacar rendimiento visto el escaso acierto exterior de los exteriores blancos. Algo completamente insuficiente cuando Darussafaka era un martillo pilón desde fuera con Harangody y Wanamaker que dejó un 16-24 que empezó a saltar alguna alarma peligrosa.

El rebote no se negocia

Si hay algo que no se puede negociar en baloncesto es el rebote, podrá hacerse con la asistencia o con cualquier otro apartado estadístico, pero el Real Madrid comenzó el cuarto siendo incapaz de cerrar su rebote y no inquietaba lo más mínimo en ese apartado en la parcela ofensiva, si a ello le sumamos que el equipo blanco empezó a mostrar síntomas de ansiedad cuando veía que las cosas no le iban bien ante el ritmo cansino que había impuesto el equipo de Blatt intentando hacer cosas demasiado rápidas y cometiendo errores infantiles que se traducían en pérdidas, no nos extraña que el marcador llegara a ponerse hasta doce arriba para los visitantes. Afortunadamente para los de Laso, dos revulsivos cambiaron toda la perspectiva para la segunda parte, el primero fue Othello Hunter que tomó perfectamente el relevo de Ayón siendo una pesadilla para los de Blatt que no pudieron pararle con grandes jugadas en el interior y dos ramalazos finales de Sergio Llull con sendos triples que ponían el marcador en un puño (36-37) y, sobre todo, mejores sensaciones para la segunda mitad.

La primera ventaja

El Madrid se puso por primera vez por delante en todo el partido con 41-40 tras una jugada entre Maciulis y Ayón, pero podríamos decir que se hizo justicia de que fuera el titán quién consiguiera esa canasta porque, a partir de ese momento, pareció poseído por el espíritu de un Titán de la mitología mexicana (no sé si habrá alguno, perdonen mi incultura), empezando a aparecer a ambos lados de la cancha e incluso permitiéndose alguna acción en la que parecía más un alero manejando el balón. Ocho puntos y tres rebotes en esos nueve minutos que jugó resultaron decisivos para coger el mando en el marcador y en el partido, algo que no abandonó el Madrid y que incluso incrementó con el luminoso señalando un 61-53 al final del tercer cuarto, e inclusive a pesar de técnica por flopping que se llevó Llull.

Dominio con bajo control 

Los mejores momentos del Real Madrid nos lo dio en los últimos diez minutos, allí fue dónde realmente desplegó su mejor juego pero con una característica importante, todos los jugadores se mostraron partícipes hasta el punto de no encontrar uno sobre el que poner nuestros ojos, por ejemplo Rudy volvió a estar inmenso en defensa, Randolph luchaba cada balón como si fuera el que le diera la Euroliga y Carroll enchufaba sin piedad con dos triples consecutivos. A pesar de eso, Darussafaka, tal y como avisó Laso en la previa, no perdía la cara en ningún momento y se encontraba solo seis abajo a falta de 2:23.

Madurez de playoff

Al final, las batallas las ganan los jugadores más experimentados, en esos minutos finales, Darussafaka no pudo aprovechar de haber llegado a ese momento del partido con posibilidades de ganar, mientras que los blancos mostraron mucha más madurez a la hora de jugar las posesiones, sacando faltas y consiguiendo rebotes decisivos, todo ello dejó un marcador de 83-75, consiguiendo el primer punto de la eliminatoria que, ahora mismo, se pone en franquicia para el Real Madrid.

Así terminamos hoy, pero no se nos vayan muy lejos, volvemos el próximo viernes a las 21 horas para contar el segundo partido, veremos si es tan intenso como éste, pero ya saben, las victorias así saben de lujo y no podemos dejar de sonreír.