OJO AL BLANCO: De la pasión andorrana al sufrimiento blanco

Una crónica de: @Javirodespiplanetacb

El Real Madrid venció pero lo que está claro es que no convenció y a nadie le podría haber extrañado, más allá de la tremenda sorpresa que hubiera supuesto, que el Morabanc Andorra se hubiera metido en semifinales de la Copa, pero el deporte es así, el equipo del Principado tuvo la oportunidad de matar el partido y dejó revivir a los blancos que finalmente se llevaron una victoria que así contamos en nuestro OjO Al Blanco.

Aficiones hermanadas

Eso de que la Copa es hermanamiento entre aficiones, los podíamos alargar un poco más en el sentido de que el Buesa Arena era un clamor en contra del Real Madrid y a favor del Morabanc, ciertamente porque el equipo blanco no es muy querido por esos lares y siempre se puede decir  que era por ir con el equipo más débil a priori. Sea como fuere, el ambiente era hostil claramente.

Comienzo repetitivo

Decía Ayón en la previa que no podían salir igual que en el Palacio en el encuentro de liga y muy bien no se aprendieron la lección, el Madrid mostró desde el inicio un juego anárquico a más no poder, sin ninguna intensidad en defensa tanto en el interior (Shermadini) como en el exterior (David Navarro) que hacía campar a los jugadores andorranos tan a sus anchas que ni se preocupaban por los tiros librados que hacían los de Laso con un porcentaje paupérrimo tanto en lanzamientos de dos como de tres.

Creer que es posible  

Evidentemente, Morabanc Andorra, más allá del papel de cenicienta que le llevamos atribuyendo desde que entró en la Copa, es un equipo con unas ideas muy claras en el juego, en el que busca velocidad en sus acciones siempre que puede (con cabeza) y aprovechar la segunda juventud de un Giorgi Shermandini que ha sido una auténtica pesadilla en el poste bajo. Así empezó el equipo de Peñarroya a empezar a creer que era posible ganar a un campeón que tenía contra las cuerdas cuando le ganaba por 16 puntos y donde el efecto «Nocioni» solo dejaba algún ramalazo como era un 4-0 de parcial y la habitual dosis de testiculina que no llegaba a calar.

Retazos de aquel equipo

No sabemos qué pudo pasar en el descanso, muchos hablarán de que era necesario una bronca, aunque igual era mejor transmitir tranquilidad, sea como fuere, el Madrid salió más centrado, fundamentado en tres pilares, Ayón en interior, Randolph en posición de 4, muy concentrado, tirando cuando tenía que hacerlo y viendo opciones de pases a sus compañeros y, por fin, con los tiros exteriores entrando como fueron esos cinco triples conseguidos en el tercer cuarto y que daban vida a los blancos para un último cuarto de infarto (56-59).

Tenerlo y no tenerlo

¿Quieren sinceridad? El Madrid estaba mucho más fuera que dentro de la Copa, tuvo un momento de total desconcentración en que Andorra tiró de carácter para decir que había venido a eliminar a los blancos y estos no supieron encontrar, como tantas otras veces, una vía de escape para meter su terrible juego de contraataque o esa defensa letal que nos muestran en ocasiones, en vez de ello tuvimos ver como a Rudy Fernández le pitaban una merecida antideportiva o que el Madrid se obcecaba en acciones rápidas de tiro, mientras que el tiempo pasaba y Morabanc seguía mandando.

La polémica y la prórroga

No somos atrevidos si le decimos que Randolph salvó al Madrid hoy, aparte de su excepcional partido en ataque y con buenas acciones en defensa, fue capaz de anotar el triple que metía al Madrid en la prórroga, jugada que vino después de un claro campo atrás hecho por Llull que no fue sancionado y que le ocasionó tal bajón de moral a Morabanc que fue incapaz de plantar cara al equipo de Laso en la prórroga para acabar perdiendo por 99-93 y con la sapiencia de que tardarán mucho en olvidar un partido que habría quedado para el curso de la historia.

Nosotros lo dejamos aquí, volvemos el sábado a las 18.30h. en que habrá un nuevo OjO en esta Copa, cuya existencia ha estado seriamente amenazada, solo podemos decir que un enorme CHAPEAU a Morabanc Andorra por el partido, por la caballerosidad mostrada y por ser un rival de altísimo nivel y que demuestra la evolución de este equipo. Nos vemos pronto y, como siempre, no me dejen de sonreír.