Paco Gento, la galerna del cantabrico

Un articulo de: Marcos Jesús Barroso

gento_solo_72_originalLa leyenda con letras de oro. Si me pongo a detallar su palmarés probablemente no hable de otra cosa en 10 ó 12 párrafos, y es que ser presidente de honor de la mayor y mejor institución deportiva del mundo (lo siento New York Yankees) sólo está al alcance de los elegidos. Ese cargo exige defender el escudo durante 18 temporadas, ser uno de los mejores de la historia, entrenador de base y que dos generaciones tuyas jueguen en las secciones del club, por ejemplo. La grandeza del Real Madrid es esa, y Paco Gento representa todos los valores que tuvo a bien legarnos Don Santiago Bernabéu para que se nos llene la boca cuando decimos “yo soy madridista”.

Puede que no sea tan popular a nivel mundial como algunos de sus compañeros de generación, véase Don Alfredo Di Stéfano o Pancho Puskas, pero sin embargo no le igualan en palmarés. La Federación Internacional de Historia y Estadística (IFFHS) le sitúa en el puesto 30 en la lista de mejores jugadores del siglo XX, aunque por mucho que le doy vueltas no puedo imaginarme 29 futbolistas mejores que él.


Inicios

Francisco Gento López nace un 21 de octubre de 1933 en Guarnizo, Cantabria. Nada sospechaba el hijo de un chófer que el destino le tenía reservado un lugar de privilegio en la gloria de nuestro club y del futbol mundial, aún menos cuando a la edad de 14 años tuvo que abandonar el colegio para ayudar a sacar adelante a su familia. De niño compaginaba el fútbol y el atletismo, deporte que le ayudó a adquirir esa velocidad endiablada para dejar rivales atrás.

Sus primeros partidos en la élite los disputó con el Real Santander, y no hizo falta sino una temporada para que el Real Madrid pusiera sus ojos en ese pequeño extremo de 1´70 que castigaba por la izquierda a todos sus rivales. No tardaron en apodarle “la galerna del Cantábrico”, ya que sus arranques guardaban semejanza con ese viento súbito, violento, húmedo que azota repentinamente las costas de su Cantabria natal.

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Pero no fueron unos inicios soñados para el guarnicense, que debutaba con el Madrid en la temporada 53/54. Sus primeros partidos con la entidad eran para olvidar. Aunque todavía Pirelli no había hecho uso de su famoso eslogan, parece que se hubieran fijado en Paco para inspirarse. Gento era un misil pero le faltaba técnica con el balón en los pies y dosificar esas galopadas descontroladas. Estamos hablando de alguien que podía correr los 100 metros lisos en 10´9 segundos, y que de dedicarse a atletismo hubiera batido el récord de España sin problemas. Y eso que estamos lejos todavía de la época de nutricionistas y preparadores específicos que llevan a un deportista a su máximo rendimiento. Según él, básicamente comían carne y pescado, amén de algún vino del que Muñoz era aficionado y compartía con la plantilla.

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La llegada al equipo de un excepcional interior como el argentino Héctor Rial y la presencia en el equipo de peloteros que todos tenemos en la cabeza, supuso un paso adelante en su mejoría. Crecía a la sombra de unos genios y tardó poco en explotar, eso sí, con trabajo y sacrificio diario. El argentino le enseñó la pausa que debía tener, porque uno de los problemas que tenía radicaba principalmente en que cuando llegaba a la línea de fondo y ponía el centro, todavía no habían llegado los defensas del equipo contrario, y mucho menos los delanteros.


El dueño de Europa

Gento posee doce ligas que se antojan inalcanzables para cualquier jugador en España, pero es en Europa donde forjó su leyenda y se le consideró el mejor extremo del Mundo. Integrante de las cinco primeras Copas de Europa que el club encadenó consecutivamente, hay que añadir una sexta que lograría años más tarde con otra excepcional generación de jugadores. Y es que Gento hizo de nexo entre el Madrid de Di Stéfano y el popularmente conocido como “los yé-yés”, convirtiéndose así hasta día de hoy en el único jugador que posee seis cetros europeos a nivel de clubes. Sólo Di Stéfano, Zárraga , Paolo Maldini y Costacurta se acercan a esa cifra con cinco.

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Para el recuerdo han quedado algunos partidos en la memoria, salpicados de detalles que han hecho de Gento una futbolista a admirar por el fútbol mundial:

Semifinales de 1957. Era la segunda edición de la Copa de Europa, y Madrid y Manchester United se enfrentaban por primera vez. Los británicos padecieron en la ida un Santiago Bernabéu a reventar con más de 100.000 personas y a una de las delanteras más demoledoras que ha visto el fútbol: Di Stéfano, Kopa, Rial y Gento. El partido se desarrolló bajo el habitual dominio que ejercía el equipo blanco en casa por la época, y termina con 3 a 1 en el marcador, lo que dejaba un resquicio de esperanza para los de Bobby Charlton en la vuelta, que se disputaría en el mítico Old Trafford.

Era el United un equipo que contaba con esos defensas duros de la vieja escuela, pero el Madrid no dio margen a la sorpresa. La calidad y visión de Don Alfredo y Rial surtía una y otra vez a Gento y Kopa por las bandas, que con una velocidad endemoniada golpeaban a la defensa una y otra vez. Al final de la primera parte el marcador reflejaba un 0-2, pero los ingleses tirando de casta igualaron el choque en la segunda parte dejando las tablas definitivas.

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Uno de esos defensas carniceros de la escuela inglesa, que representaba fielmente gente como Styles, era el duro Bill Foulkes. El eterno red devil fue víctima de la velocidad y regate del cántabro, que le mareó en los dos partidos. Al finalizar la eliminatoria dijo una frase que pasó a la historia y que resume a la perfección a Paco Gento: “Lo admirable no es cómo corre, sino cómo se para”. Correr, frenar en seco, volver a arrancar. Una y otra vez. El día de la marmota. 18 años destrozando cinturas.

La final de 1958.  Se plantaba el Real Madrid en su tercera final consecutiva con el mítico Heyssel de Bruselas como escenario. Esta edición se vería marcada por el desastre aéreo de Munich, en el que perdieron la vida 8 jugadores del Manchester United, lo que en cierta manera allanó el camino de nuestro contrincante, el Milán, que contaba con dos argentinos de clase excepcional como Grillo o Cucchiaroni , o con un joven Cesare Maldini entre otros. Don Santiago Bernabéu arenga a los suyos con un discurso previo a la final: “Pensad que los inmigrantes españoles mañana podrán ir con la cabeza alta al trabajo si ganáis. Esta gente manda dinero a España con mucho esfuerzo. No merecen que fracaséis”. El partido resulta ser espectacular, en un periodo de 20 minutos se suceden cuatro goles antológicos de Schiaffino, Di Stéfano, Grillo y Rial que sitúan el marcador en 2 a 2.

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A poco del final Di Stéfano se tira con los pies por delante para cortar un ataque y termina en el banquillo madridista. “¡No puedo más!” le dice a Antonio Ruiz que le mira con asombro, ya que según sus palabras jamás había visto así a Don Alfredo. Finalizados los 90 minutos, se inicia la prórroga y se acerca a Gento: “Paquito, al único que le quedan fuerzas es a ti. Te las vamos a echar todas. Si tu no arreglas esto, no ganamos” El extremo cántabro se queda a cuadros, porque básicamente cuando la cosa se ponía fea era Di Stéfano quien se echaba el equipo a los hombros. Y lo arregló. Al comienzo de la segunda parte de la prórroga, una de esas galopadas termina con un tiro cruzado que se cuela pegado al poste. Sólo una parada milagrosa de Juanito Alonso evitaba los penaltis y el Madrid lograba acrecentar su reinado por tercer año consecutivo. Un partido que pasa por derecho propio a la leyenda del madridismo.


Una leyenda

La historia de Paco Gento quedará eternamente ligada a la del Real Madrid. No hay mejor manera de agradecerle toda una vida de dedicación que dejarle presidir de manera honorífica el club que le adora.

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Tan grande es su legado que fue objeto de tres partidos de homenaje, aparte de varias distinciones individuales. Si algún mirlo busca la gloria tiene en el cántabro un espejo donde mirarse; esfuerzo, dedicación, determinación… toda una vida coleccionando títulos y distinciones que ha tenido a bien donar al museo para el disfrute de todos. Dice que uno de sus sueños más recurrentes es que sigue jugando al fútbol. Seguro que en esos sueños la banda izquierda del Santiago Bernabéu sigue perteneciendo a la Galerna del Cantábrico.