Recuerdos de una vida

Un articulo de: @pilisinmas

Han pasado las navidades, tiempo de luces, regalos, cenas, familia y recuerdos…

Mis primeros recuerdos de Navidad, como los de muchos otros, son los días de Reyes. Recuerdos de juguetes, nervios, cajas y papeles de regalo por todos los lados. Pero yo tengo un recuerdo más, me vienen imágenes de mí misma asomándome a la ventana (todo lo que conseguía asomarme) y mirar ansiosa al sitio donde sabía que tenía más regalos, que siempre me gustaban. Ese lugar era la Peña Madridista Velázquez, de la cual mi padre y mi hermano eran socios. Allí recibía mi regalo y me reunía con los hijos de todos los miembros de la Peña. Allí conocí también al que ha sido, sigue siendo y seguirá siendo de por vida mi mejor amigo. Piedra angular en mi vida por muchos motivos. Recuerdos de niños jugando en la calle con sus juguetes flamantes y nuevos…

Recuerdo pasado el tiempo, que yo quería hacer todo lo que hacían mis hermanas mayores y no entendía por qué yo no podía ir a las cenas de aquella peña, en la que ellas cobraban un protagonismo importante cuando les tocaba repartir regalos a las mujeres y puros a los hombres. Y conocían a famosos jugadores. Recuerdos de quedarme en casa llorando porque se iban y yo me quedaba peleándome con mi hermano.. Que injusta la vida.

Pero crecí y me tocó mi turno, era la noche de la cena oficial de la Peña y yo ya podía acudir, y podía pasearme entre la gente como la orgullosa y pre adolescente madridista que era ya. Conocí a jugadores, y claro, recogí el testigo como repartidora de regalos y puros junto a mis hermanas. Me encantaban esas cenas. Recuerdos…

Recuerdo ir los viernes por la tarde o los sábados por la mañana a despedir a mi padre y mi hermano a la Peña, partían hacia donde quería que jugase el Real Madrid ese fin de semana. Recuerdo el autobús con su bandera blanca donde ponía PEÑA MADRIDISTA VELÁZQUEZ, con su corona de laureles morada y muchas banderas y bufandas en las ventanillas. Para mí era como despedirme por un largo tiempo y les decía adiós entusiasmada como si no hubiera un mañana. Volvían dos días después. Para mí era una eternidad esperar a que regresaran y mi padre nos contara cómo se lo habían pasado. Que su amigo Tico Tico había robado unos carritos de supermercado y habían hecho carreras, que habían comido esto y lo otro en aquel restaurante que les había recomendado mi vecino… Hasta recuerdo una pulmonía que atropelló a mi padre en el estadio de las pulmonías, el antiguo José Zorrilla y que le costó muy caro tiempo después.

Recuerdo ya de adolescente el cambio de sede de la Peña a otro bar. Casualidad o destino, justo enfrente de los bancos donde yo andaba con mi pandilla. Allí organizábamos campeonatos de pinball y de comecocos. Nos tenían controlados y recogiditos y todo resultaba bien para los papis que allí andaban ejerciendo madridismo. Ser la única chica en una panda de nueve o diez es duro amigos, así que cuando se ponían en plan bruto o pensaban que yo era uno de ellos y cobraba más que una estera, yo cruzaba la calle y me iba con mis otros amigos, los sabios mayores, mi padre me pedía una Coca Cola y me sentaba con ellos a escuchar hablar de lo que a mí me gustaba, el Real Madrid. Allí me acoplaba yo, mientras mi padre hacía cuentas y fumaba, entre tanto sabio. Y escuchaba nombres como Miguel Ángel, Camacho, Juanito, Isidro, Gallego, Santillana, un tal Butragueño… Ahí es nada… Recuerdos…

Recuerdo mi primera vez en el Bernabeu, lleno hasta la bandera. Estaba anonadada, me agarraba a la mano de mi hermano como si fuera un salvavidas, no sabía qué mirar primero, mi mente absorbía todo aquello a la velocidad del rayo y me perdía entre tanto sentimiento. Recuerdo ver el partido y yo no poder quitar los ojos de encima de Butragueño, no era su mejor momento, pero aun así, seguía siendo espectacular verle. Y recuerdo a alguna persona increparle, incluso llamarle bailarina. Yo no lo entendía muy bien, para mí era todo un privilegio verle y resultaba que había gente que no lo concebía así. Impensable.

Recuerdo cuando mi padre enfermó y dejó la Peña y yo era una adolescente-adulta y ya no pasaba tanto por allí, mis intereses cambiaron a la vez que mi cuerpo y mi mente. Pero lo que no cambió nunca, fue mi afición por el fútbol y el Real Madrid. Seguí yendo al estadio, no olvido las horas que he perdido en colas inacabables para conseguir una entrada. Recuerdo momentos de tensión porque algún patoso la liaba en la cola y llegaba la policía montada en esos inmensos caballos y te tocaba correr por si las moscas…

Recuerdo que pasó el tiempo, el equipo cambió unas cuantas veces y llegó al primer equipo un chaval llamado Iker Casillas que nos deslumbró a todos…. Menos a mi padre, como no recordar las discusiones con él porque siempre le encontraba fallos y yo le defendía a muerte… Sí, lo hacía, hasta que vi en lo que se convirtió y le perdí todo el respeto, respeto que él dejó de ganarse.

Tengo tantos recuerdos ligados al Real Madrid que no cabrían en un universo paralelo. Pero siempre, siempre, recordaré que todo empezó con la Peña Madridista Velázquez. Gracias mil por formar parte de mi vida y por formarme como madridista. Y gracias a mi padre, como comenté en Twitter, ha hecho 8 años que falleció y le hubiese encantado ver a Zidane dirigiendo al equipo. Así que va por ti, papá.