Madricelonismo

Un articulo de: @Mrsambo92

Ser el mejor club de la historia, el más laureado, genera múltiples peculiaridades de las cuales los madridistas más activos en los medios y las tertulias de bar o digitales somos buenos conocedores. Piperos, pijameros, mourinhistas, antimourinhistas, viuditas, neocasillistas, happys, tristes… ya saben ustedes.

Es por ello lógico que surjan grupos y especímenes de la más extraña y asombrosa naturaleza, como los “Madricelonistas”, movimiento que se inicia dentro del club, que es donde tiene sus máximos exponentes, una vez lo abandonan algunos de los jugadores, pero también reconocible entre muchos aficionados. Esto consiste en gentes que se dicen madridistas pero compran toda la mercancía averiada que se vende desde el antimadridismo, adoptan todas sus tesis y comparten todos sus valores, reconociéndose plenamente con el universo azulgrana… Surrealista, sí, pero real.

Como digo, el madridismo es un universo infinito, pero sorprende que el especial origen del “madricelonismo” surja desde el club, con abanderados, creadores y desarrolladores de la idea en insignes canteranos… Una cosa así sólo podía pasar en este club.

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Y es que los medios han incentivado y premiado el “madricelonismo”, de tal forma que parece el único mecanismo para poder comentar y reflexionar sobre el equipo blanco. No deja de sorprender y escamar, pero los ejemplos son tan numerosos como sangrantes.

No recuerdo cuándo empezó esta sangría, pero hace mucho, aunque en los últimos tiempos, con las cadenas de televisión, el fútbol a diario y las redes sociales, todo esto se ha hecho más patente y de la aceptación y resignación se ha pasado a la denuncia y la contestación.

Donde todos los comentaristas se encuentran en libertad para loar al club de sus amores, los madridistas deciden constreñirse voluntariamente en una supuesta objetividad consistente en sobrevalorar cualquier acción rival y mostrarse escéptico, cuando no despreciativo, con cualquier logro del que era su club.

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Muchos no se acordarán, pero Michel era comentarista estrella en Televisión Española y nos deleitaba con comentarios piperos, elogios efusivos sin límite a cualquier club rival del Madrid, jugara contra éste o no, y matices sin fin a su propio club, en una pose tan forzada como desesperante.

Otros han pasado más desapercibidos, como Maceda, que perteneció a la “Quinta de los Machos” y estuvo aquí cuatro temporadas, o José Emilio Amavisca, que perteneció al club entre los años 1994-1999 y es un habitual del equipo de veteranos… Con toda su buena intención, supongo, estos ex jugadores, cuando se dedican a las labores de comentarista, tienen una forma de proceder muy concreta: sobrevalorar entusiastamente cualquier cosa que haga el rival y minusvalorar o pasar por alto lo que hace el Madrid, más allá de lo evidente. Así era habitual escuchar las loas a un rival que para ellos había hecho un partidazo y merecido mejor fortuna en el marcador tras hacer tres o cuatro ocasiones, aunque hubieran recibido once o doce en contra por el buen hacer madridista… Unas concepciones que vemos repetidas en casi la totalidad de comentaristas.

En esta misma línea se prodigó Luis Milla, ex jugador culé y madridista, cuando trabajaba en los medios.

Más sangrantes son los casos de los canteranos, que sumaremos al citado Michel. Ahí tenemos al bueno de Martín Vázquez, dando clases de madridismo tras haberse marchado a Italia a las primeras de cambio por un puñado de dólares. Más que comentar exuda bilis por todos sus poros, sublimando la noción de piperismo hasta convertirlo en aparente resentimiento u odio que no se sabe muy bien de dónde procede. Lo que ha soltado este hombre para despreciar cada actuación de su equipo es digno de antología. Todo lo que sale de la boca de Martín Vázquez es elogioso para el Barcelona y crítico con el Madrid.

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Míticos son sus elogios continuos al Barcelona y su “estilo” y sus críticas continuas al Madrid por la falta de él, porque “le gusta ser objetivo y no forofo”, aunque algunos le hayan tachado de antimadridista a la cara “porque es la sensación que da”.

Escuecen más si cabe las intervenciones del presidenciable Sanchís, el único representante de la Quinta del Buitre que saboreo la gloria de la Champions. Al pobre Manolo, que postulan para presidente, deben exigirle distanciamiento y espíritu crítico con el equipo de toda su vida, porque aunque a veces parece querer tener arrebatos vigorosos de defensa a su club, enseguida recuerda las directrices. Son innumerables las perlas, pero citaré algunas de las últimas, en la final del Mundial de Clubs, en las que casi parecía lamentarse del éxito madridista.

“Si por algo se recordará esta gran final será por la labor del equipo japonés”. “El resultado es injusto”. Puro madridismo y patriotismo.

Un clásico. Jorge Valdano. El hombre que ha ganado un buen dinero a costa del Madrid como jugador, entrenador y directivo, que ha dado clases de madridismo y táctica, se dedica en sus ratos libres a escribir guiones para documentales de Messi y deshacerse en elogios ante todo lo que huela a culé. Nada sorprende al madridismo, que agradece a Mourinho que lo enviara lejos de su adorado estadio. ¿Quién no ha escuchado sus perlas, especialmente cuando se ve obligado a soportar sus comentarios en los partidos madridistas? Supongo que recordarán la última, donde justificaba y explicaba que un penalti escandaloso cometido por Mascherano (que es del Barcelona) a Lucas Vázquez (que es del Madrid) en el minuto dos no debía pitarse nunca para no cargarse el partido, ante el silencio cómplice de Raúl, que nunca veía nada claro…

Además no pierde ocasión de lamentar la ausencia de Xavi cuando los culés se ven superados por el rival, pongamos el Madrid, por ejemplo. No se lamenta de la ausencia de Zidane o del mismo Raúl, ni siquiera valora la presencia de Modric, él se acuerda de Xavi…

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Y lo de Raúl sí que duele. Icono y leyenda madridista, el jugador favorito de muchos, se ve que eso de demostrar madridismo una vez salió del vestuario le da cierto sarpullido. No ya porque se abrazase con Stoichkov ni fuera a inaugurar una nueva oficina azulgrana como una más de sus obligaciones en su trabajo para la Federación Española (cosas que nunca han obligado a Xavi Hernández para con el Real Madrid, curiosamente, lo que tampoco le evita elogiar a Messi mientras lanza pullitas a Cristiano), sino porque, de nuevo, la falta de autenticidad, donde se ensalza cualquier mérito rival y minimiza el madridista, es la norma para él. Un Raúl que fue puro pundonor en el campo y que aparece timorato tras el micrófono comentando a su Madrid, siguiendo como un corderito el camino de Valdano al que no hace más que reír las gracias… Supongo que por aquello de haberle subido al primer equipo… del Real Madrid.

Camacho es algo extraño, porque estaría a medio camino. No puede evitar que le salga el madridismo del que siempre ha hecho gala, pero se notan los esfuerzos que han hecho por amansarlo y domarlo para que no se salga de la línea establecida. Aún recuerdo las quejas de espectadores culés porque celebró el gol de Bale ante Bartra en la final de Copa del Rey… Es algo lastimoso ver al león enjaulado, pero al menos no cae en la prostitución intelectual de otros manteniendo una mensura adecuada cuando interviene en el ente público.

Sí, hemos oído cosas como que pitar penaltis en los primeros minutos de partido a favor del Madrid no es recomendable porque perjudicaría al encuentro; que un resultado donde fuimos dominadores es injusto o demasiado amplio; que una final de Mundial de Clubs no será recordada por el justo ganador, sino por el finalista… a gente que creció en el Real Madrid o al que le debe todo lo que son. “Madricelonismo” puro y duro, madridistas más apegados a sus rivales, fenómeno que sólo puede darse aquí…

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Entiendo la teoría, consciente o inconsciente, de antis y propios, en la que consideran al Madrid el primer molde, la primera causa, el referente absoluto y la perfección  total, por lo que ensalzar, elogiar y ver cualquier logro de cualquier equipo es obligado mientras que esos mismos logros o mejores son considerados rutinarios, normales, obligación y, por tanto, mirados con suspicacia o espíritu crítico constante y eternamente insatisfecho… Pero esto, en gente que ha pertenecido al club, que ha saltado al Bernabéu a defender estos colores, que saben lo que cuesta cada triunfo, cada título, no cuela ni tiene disculpa. Tampoco la tiene en cualquiera que haya competido de verdad en alguna cosa y en cualquier nivel.

Parecen canteranos madridistas surgidos de La Masía. A tal ceguera sólo puede conducir el euro o un gregarismo elitista que los aleja de aquel madridismo que supuestamente sintieron, algo especialmente triste en estos multimillonarios que buscan la protección y el altavoz del micrófono para no molestar a la línea editorial del grupo al que pertenecen, con la lícita ambición de influir en la opinión pública, pero en la indecencia de hacer ver al resto lo que ni ellos se creen. Unas orejeras para no oír más allá de su selecta élite.

Y es que en estos tiempos no ser madridista se ha convertido en una indecencia, o lo que es peor, en una estupidez inherente, intrínseca, y una vulgaridad.

No todo está perdido a nivel mediático, aunque sorprende ver que los que con más vigor defienden al Madrid no son canteranos, precisamente. Da gusto oír las intervenciones de Paco Buyo o Hugo Sánchez. Ahora se ha incorporado Guti a estas mañas, y lo cierto es que no mansea en absoluto el canterano. Merece reconocimiento también, dentro de su mesura, Álvaro Benito.

El “madricelonismo” es un mal a extirpar, como tantos otros en nuestro adorado Real Madrid. Huyan de él y denúncienlo, que bastante campan a sus anchas en los medios.