CRÓNICA | La última y nos vamos: Real Madrid 1 – 1 Athletic Club Bilbao

Una crónica de: @MiedoEscenico2

El encuentro que han jugado esta tarde en el Santiago Bernabéu el Real Madrid y el Athletic de Bilbao era, más que un partido de fútbol, una ceremonia entre triste y emocionante, con un sabor agridulce, como ése que te dejan las despedidas cuando sabes que algo que viviste con intensidad se acaba, y que empieza algo diferente, incierto. La última jornada de la última Liga en el Real Madrid de jugadores como Mariano, Hazard o Asensio pero, sobre todo, la del delantero centro que formó parte del equipo legendario que levantó 5 Copas de Europa en 9 años.

El adiós a los que se iban marcó el partido, para bien o para mal. Ancelotti planteó una alineación para ganar y para dar homenaje, en su momento, a los salientes: Courtois; Carvajal, Militao, Nacho, Rudiger; Kroos, Camavinga, Ceballos; Rodrygo, Vinicius; y, en la punta de ataque, por última vez con la camiseta blanca del escudo redondito y muchas Copas de Europa, Karim Benzema.

La primera parte acabó con la sensación de que el Madrid había ido de muy mal a algo mejor, con Courtois como jugador más destacable, y una sensación tremenda de atasco en el centro del campo. Kroos trataba de orientar el juego aquí y allá, pero los interiores no estaban nada finos, a veces reteniendo el balón, otras conduciendo en exceso, en vez de hacer correr la pelota, y el medio campo del Athletic sólo tenía que marcar con algo de interés a su rival para recuperar balones.

Imagen: realmadrid.com 

El cortocircuito de la línea de creación blanca vino acompañado de un último partido de Benzema en la línea de los últimos: las molestias físicas, el cansancio, la falta de objetivo, qué se yo, le dibujaban como una figura crepuscular, acertada en el pase, pero lenta en la ejecución. A un lado, Rodrygo alternaba buenas jugadas con otras en las que se embolicaba, y a Vini le pasaba lo mismo al otro lado. La doble línea de marcaje del Athletic le mantuvo neutralizado durante los 45 minutos iniciales, salvo una escapada en que llegó al área, pero puso un pase con el exterior que no se sabía si era para amigos o enemigos.

Atrás, el problema del centro del campo se traducía en llegadas esporádicas del Athletic, pero todas ellas con cierto peligro. Eso sí, los tres remates en juego de los vascos fueron detenidos o desviados por un Courtois en un nivel extraordinario. Y, por si fuera poco, en el minuto 10, el coloso belga también detuvo una pena máxima lanzada por Vesga, con lo que redondeó una enorme actuación. El penalti había sido señalado por motivos algo dudosos, pero ese tema, ya saben, se lo dejamos al sabio @cubelas13 en su Crónica Arbitral.

No deja de ser cierto que, en los últimos estertores de la primera parte, el equipo blanco consiguió llegar dos o tres veces con peligro, pero más por insistencia de sus hombres de la banda derecha, Carvajal y Rodrygo, que por mérito del juego colectivo. No obstante, a la vuelta del descanso, a los blancos les salió un orzuelo en un ojo. Ceballos perdió un balón en el enésimo toque para controlar, y Sancet aprovechó la ocasión para fusilar a Courtois, que repelió el remate, pero solamente para que el propio delantero del Athletic lo mandara a las redes, ante la mirada atenta de la defensa blanca (sarcasmo).

Imagen: realmadrid.com 

Tras el 0-1 y otro paradón de Courtois en un mano a mano ante el mayor de los Williams, Ancelotti decidió cambiar lo que veía. Introdujo en el campo a Tchouameni y a Asensio, para retirar a Ceballos y a Camavinga, que no habían estado a un buen nivel. El 4-2-3-1 se dibujó con claridad sobre el césped, y el Real Madrid empezó a jugar algo más y algo mejor. En el minuto 70, un manotazo a Militao de Yuri Berchiche, un tipo bastante desagradable, supuso que Díaz de Mera Escuderos señalara un nuevo penalti, esta vez favorable al equipo local.

Como no podía ser de otra manera, Karim Benzema anotó su último gol con la camiseta blanca, marcando el penalti más humilde del mundo, no demasiado fuerte, centrado, pero pleno de inteligencia, engañando a Unai Simón. Una última demostración de su personalidad, oh, capitán, mi capitán. Y, en ese minuto 73 de celebración colectiva, antes de que el Athletic sacara de centro, el Bernabéu despidió al delantero galo con una atronadora ovación, en su última participación como jugador del Real Madrid.

La entrada de Modric en sustitución del francés supuso un cambio momentáneo a 4-3-3, con Tchouameni en la posición de ancla, y Kroos y el príncipe croata como interiores. Eso permitió al equipo madridista jugar de una manera más natural y fluida, con un mayor dominio del balón y más peligro de gol. En el minuto 83, Rodrygo filtró un gran pase en profundidad para Vinicius, pero el gol del brasileño fue anulado por fuera de juego. Y, en el 88, como en una suerte de homenaje de Vinicius a su padrino galo, el extremo brasileño penetró desde la derecha y bailó a dos, tres rivales, sobre el alambre de la línea de fondo para poner un pase de la muerte perfecto… que Rodrygo envió, inexplicablemente, a las nubes.

Imagen: realmadrid.com 

Como colofón a este carrusel de emociones, en el descuento Ancelotti le regaló a Marco Asensio una última ovación del Bernabéu, y le sustituyó por Lucas Vázquez para que el mallorquín recibiera el cariño de la que ha sido su afición durante los últimos siete años. Y así finalizó un partido extraño, con mucho aroma a despedida, con ovaciones y manteos finales incluidos, que definitivamente deja al Real Madrid en la segunda posición de esta Liga, más por demérito del rival que otra cosa, pero es que lo del Pupas es lo que es. No lo podemos entender.

Y, para acabar de cerrar el círculo, decirles que esta será la última vez que escriba como cronista para El Diario de Mou. Así que gracias a todas y a todos los que leyeron, compartieron, difundieron y discutieron los textos en que traté de contar lo mejor que pude cada partido del Madrid en estos cinco años. Fue un privilegio -por el que siempre le estaré agradecido a nuestro boss, Toni- el ser leído por todos ustedes, y una aventura apasionante a nivel personal. Gracias y hasta siempre.