Un articulo de: @_MisterHyde_
“Todo cambia, nada permanece”- Heráclito de Éfeso.
Leo en redes sociales y escucho en diferentes podcasts un mantra repetitivo que tal vez hayamos heredado de nuestros mayores y lo demos por hecho sin pararnos a pensar en su significado real, me refiero al “este jugador no sabe que está en el mejor equipo del mundo” o al “en el mejor equipo de fútbol no pueden ocurrir ni se deben permitir estas cosas” por poner dos ejemplos.
¿Y si os dijese que no somos el mejor equipo del mundo? ¿Cómo se os queda el cuerpo?
Tengo la sensación de que el aficionado madridista tiende a mezclar y confundir peligrosamente dos hechos, la historia (en ocasiones el mito) con la realidad actual. Os compro amics que nuestro Madrid sea el equipo con mejor palmarés y legado balompédico pero hasta ahí, desde la sentencia Bosman en adelante el fútbol profesional ha cambiado y evolucionado de tal forma que anclarse en nuestro imaginario colectivo con un laureado pasado, por muy glorioso que éste haya sido, me parece un error y grave.
A día de hoy es tal el grado de profesionalismo y competencia en el fútbol de élite, sin hablar del dineral que hace falta para siquiera intentar competir por títulos cada temporada, que creo necesario un cambio de perspectiva como afición. Aceptemos de una vez por todas que el contrario existe, respetémoslo y asumamos que esto es un deporte donde el rival puede hacer mejor sus deberes y derrotarte. Creo que ha llegado ya el momento de quitarnos la pesada carga que sostienen nuestras vitrinas y de la exigencia mal entendida por altanera que suele devenir en histerismo por la victoria puntual, obligada y enfermiza. No.
En el siglo XXI ya no se gana con el nombre o el escudo, desde mi punto de vista para competir por todo hace falta cuatro premisas a cumplir: presupuesto, proyecto, entrenador y jugadores; en ese orden. Para nuestra desgracia cumplimos de sobra el primero y ya, los otros tres me temo que de cuando en vez. Lo más parecido a cumplir los cuatro en el último lustro fueron los dos primeros años de Mourinho, los años que vivimos peligrosamente y moló. Porque cuando aúnas dinero con un técnico que se deje la piel (y la imagen diría yo) en un proyecto sin fisuras más una plantilla unida y hermanada en el mismo puedes competir en todo y contra todos llegando hasta el final. Así, más tarde o más temprano, se coronan los éxitos y se recogen los frutos del duro trabajo, compensando las ocasiones en que se llegó pero no se pudo, en las que masticaste y deglutiste el fracaso y la desilusiónpuntual para continuaradelante y ser fiel a un proyecto, a una idea, aun plan, desde el presidente hasta el utilero. Así sí.
Termino animándoos a que levantéis la vista del ombligo y miréis a vuestro alrededor futbolísticamente hablando y sí, es jodido de reconocer pero cuanto antes lo hagamos antes nos adecuaremos a esta nueva era, no somos el mejor equipo de fútbol, competimos cada año con otros cinco o más conjuntos que podrían entrar perfectamente en la categoría de los mejores equipos de fútbol del planeta que además cumplen con las dichosas cuatro premisas que expuse anteriormente y no menos de otros cinco que sin cumplir la de un mega presupuesto si lo hacen en las demás, hacen sus deberes cada año, nos pueden vencer y probablemente lo hagan.
Toca agachar la cabeza y hacer nosotros los nuestros.
Ànims y…
¡Hala Madrid!