CRÓNICA | Jóvenes superhéroes: Benfica 2 – 3 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Empiezo a escribir estas líneas mientras veo al Real Madrid haciendo pasillo, en el Colovray Sports Centre, para que el Benfica recoja las medallas de subcampeón de la UEFA Youth League de 2020. Y, para qué engañar al lector, lo hago orgulloso, satisfecho, emocionado y feliz. No será esta una crónica al uso, y que me perdonen los que no han podido ver el partido (en su conciencia quedará), pero los días especiales merecen cosas especiales. Hoy intentaré contar cómo una pandilla de jovencitos repletos de talento llegaron al escalón más alto al que puede llegar un equipo que aún no cuenta 21 primaveras en el mayor de sus miembros. Y cómo lo hicieron sufriendo, como se ganan los títulos importantes. Si estás jugando una final y no sufres, será de Copa del Rey. En la Champions, aunque sea la de los pequeños, se sufre, se suda, se sangra y se llora de felicidad al final. Y hoy pasó todo eso.

Empezó el partido raro. El Benfica salía con un equipo más ofensivo de lo habitual, y el Real Madrid de Raúl con el cambio esperable (Pablo Rodríguez por Latasa, que no podía jugar por acumulación de amonestaciones) y con un nuevo cambio de portero. Que, para qué engañarnos, no dejaba de ser justo con los méritos acumulados por Luis López, que había sido el portero durante la práctica totalidad de la competición. La defensa, la de siempre, Santos, Ramón, Chust y Gutiérrez; el centro del campo, el de siempre, Blanco, Morante y Arribas; y a los lados, Dotor y Marvin. Una panda de chavales que, a lo largo del partido, fueron descubriéndonos lo que eran en realidad.

El Benfica tenía el balón, la posesión y la iniciativa, pero la verdad es que el equipo blanco tenía el manual de instrucciones para desactivarlo. Ahí empezamos a notar que algo era extraordinario. Por ejemplo, sorprendía ver a Iván Morante convertido en el Hombre de Hielo, tranquilo mientras cortaba líneas de pase, dificultaba jugadas del cuadro portugués, y enfriaba los ánimos del Benfica. También veíamos a Miguel Gutiérrez, tan blanquito él, y resultaba ser Rondador Nocturno, apareciendo aquí y allá, de manera imprevisible y anticipando la llegada del balón a uno de los peligros del cuadro lisboeta, Embaló, llevándoselo en la mayoría de ocasiones en que lo intentaba. Pero, además, para ayudarle cuando Filipe Cruz subía al apoyo, se sacrificaba bajando a ayudarle el Dotor Strange, que conjuraba el peligro desactivando el juego de la banda derecha con sortilegios inesperados.

Imagen: realmadrid.com

En el otro lado, la verdad es que daba igual que estuviera uno de los mejores centradores del campeonato: a Tiago Araújo el que le amargó el día fue un tipo con el pelo rubio como Thor, Sergio Santos, que sacaba su martillo cada vez que el extremo asomaba por allí, y le quitaba el balón, el ánimo y las ganas. Y, cuando conseguía centrar, se interponía para impedir que llegara la pelota al área, con su casco alado y sus pelos rubios al viento. Es de justicia decir que, durante algunos tramos del partido, contó con la ayuda incondicional de nuestro particular Pantera Negra, Marvin Park, que tan pronto estaba echando ahí una mano como corriendo como su sobrenombre por la banda derecha, torturando la cintura y la bombona de oxígeno de Ferreira.

Fue precisamente al final de una de esas arrancadas, allá por el minuto 26, cuando Marvin sacó de banda rápido, y se la dio a Arribas. Tengo que confesar que, aunque tenía permiso para titular la crónica con la única definición de Arribas posible (“Arribas es la polla”), opté por otra alternativa más justa con todo el equipo, y menos malsonante para el lector. El caso es que Arribas, del que luego diremos algo más, puso con absoluta precisión el balón en la cabeza de Pablo Rodríguez, que de un cabezazo magnífico, abrió el marcador, la caja de las ilusiones y la sonrisa del madridismo. Había estado Pablo peleando cada balón, batallando arriba y llevándose patadas, empellones y golpes, pero parecía ser de acero, cual Iron Man, y en esa jugada se convirtió, gracias a su vuelo, y al giro de su cabeza, en el ariete que no parece pero puede ser. El 0-1 trajo consigo, desafortunadamente, la mala noticia de que se le había averiado la armadura y Pablo Rodríguez, Iron Man, tuvo que retirarse, dolorido y entre lágrimas, y ser sustituido por Jordi.

Estaba el Madrid haciendo ese partido en que no tienes el balón pero se juega a lo que tú quieres, mientras sus jugadores iban descubriendo sus superpoderes según pasaban los minutos. Y, al borde del descanso, Sergio Arribas decidió definitivamente ponerse el traje de Flash, y reventó la banda izquierda de la defensa del Benfica en velocidad, persiguiendo un pase en profundidad de Pantera Negra Marvin. Volvió a poner el balón con precisión, pero el supervillano Jocu le adivinó la intención, alcanzando a tocarlo para evitar el remate de Carlos Dotor. Lo que no se esperaba el portugués es que su contacto con la pelota acabaría con ella en las redes de su propia portería, y el 0-2 llevó a un descanso más que merecido para los jugadores blancos, que habían manejado el primer tiempo con oficio y disciplina.

Imagen: realmadrid.com

En la entrada a la segunda parte, los portugueses hicieron lo esperable: salir a por todas. Empezaron a presionar bestialmente a los madridistas, y una penetración de Embaló por banda derecha finalizó con un pase a la frontal, exactamente donde entraba Gonçalo Ramos como un tren sin frenos, y el ariete fusiló al portero madridista. Pero Luis López la rechazó. Y fue entonces cuando Henrique Araújo fusiló al portero madridista. Pero Luis López la rechazó de nuevo. Y de nuevo Ramos remató a puerta, ya sin posible parada del guardameta, al que le vimos asomar por debajo de la camiseta algo de color rojo, parecido a una capa. Era exactamente el minuto 48:23, y no deja de ser importante decir con exactitud el momento del gol, porque en el minuto 49:35, el Real Madrid marcaba su tercer gol, mostrando una capacidad de reacción sencillamente fascinante. Cosas de los superpoderes, sin duda.

Una triangulación entre Flash Arribas, Pantera Negra Marvin y Jordi, en su forma elástica de Mister Fantástico, acabó en un autopase adelantado de Marvin, que la puso al corazón del área. Allí entraba Dotor, que se llevó puestos a portero y defensa, mientras el balón llegaba mansamente al otro lado del área. Y allí ¡BAMF! Apareció Miguel Gutiérrez, nuestro Rondador Nocturno, que con un remate seco y raso, lo envió al fondo de la red lisboeta. Apenas minuto y medio después, otra asociación entre Marvin y Arribas estuvo a punto de acabar el gol, pero el Hombre de Hielo Morante, agotado, no atinó a rematar a la media vuelta. En los siguientes minutos, hubo desde alguna llegada más de los jóvenes titanes madridistas, hasta un par de ocasiones muy peligrosas de los portugueses.

Y fue en el minuto 57 cuando, en un saque de córner de Tiago Araújo, Pablo Ramón trató de anticiparse a Gonçalo Ramos, pero el balón le superó, y el ariete lisboeta remató de cabeza a la red madridista. Desde ahí en adelante, ya con 2-3 en el marcador, el Madrid se fue transformando. Atrás, Pablo Ramón, tras su error, decidió revelar su identidad secreta y vimos que era Coloso, un gigante de acero inoxidable imperturbable. A su lado, Víctor Chust, poco a poco, se iba transformando en Ant Man en su versión más descomunal, gigantesca, sacando todos los balones por tierra, mar y aire. Por delante de ellos dos, Antonio Blanco, con su porte chulesco y su eterna mirada al horizonte, desenfundaba el escudo del Capitán América y, cuando no dirigía las operaciones con su habitual templanza y maestría, lanzaba el escudo a los rivales para trastabillarlos y robarles el balón.

Imagen: realmadrid.com

A partir de la hora de partido, comenzaron a presentarse los problemas musculares entre estos superhéroes. Pantera Negra y Rondador Nocturno caían en combate, y eran sustituidos por Xabi Sintes, un auténtico Batman, serio y circunspecto, que infunde terror en los rivales, y por Álvaro Carrillo, el Halcón, avispado para cerrar remates y llevarse el balón por mera astucia. En el minuto 66, el árbitro interpretó como penalti una de esas jugadas grises en que Pablo Ramón, como buen Coloso, había chocado con Henrique Araújo, impidiéndole rematar y llegando antes al balón. Pero como los portugueses, ante cada choque o encontronazo, gritaban más que un cochino el día de matanza, el árbitro picó y pitó. Tiago Dantas, la supuesta estrella del equipo, lo lanzó, y ahí vimos al superhéroe que nos faltaba: al portero Luis López se le deslizó la capa fuera del uniforme madridista al tirarse en una parada antológica a desviar el remate y evitar el empate, y ya no sabíamos si era un pájaro, un avión, Superman o SuperLópez. El caso es que la parada fue antológica, y poco después, hizo una salida en la que certificó que volaba, que tenía puños de acero, y que allí no pasaba nadie.

En el minuto 73, entraron los dos superhéroes que faltaban: para sustituir al Dotor Strange, que había gastado toda su magia, entró Peter Francisco, en su encarnación de Mercurio, y salió a correr para castigar al Benfica con idas y vueltas, y a fe que lo consiguió, a pesar de que no acabó ninguna de esas jugadas en gol. Óscar Aranda era el elemento que faltaba, y entró por Iván Morante, porque más que hielo, lo que el partido necesitaba era a una personalidad fuerte como Lobezno. Y nuestro Óscar Aranda salió allí con sus garras y despedazó el juego de ataque lisboeta cada vez que el balón cayó en su territorio. Así, soportando el asedio de los villanos lisboetas, y saliendo de vez en cuando en ataques relampagueantes, nuestros jóvenes superhéroes dieron la enésima lección de pundonor y lucha, y llegaron al final de los siete minutos de descuento exhaustos, pero satisfechos por haberse proclamado campeones por 2-3.

Como decía @amandamorenoGF ayer, y @pepo2204 en su previa de hoy, por el mero hecho de haber alcanzado la final nuestros jóvenes superhéroes se merecían que estuviéramos orgullosos de ellos. Pero, con esta victoria, es indudable que merecen la mayor de las felicitaciones posibles: han ganado para el Real Madrid la Youth League, algo que muchos intentaron en estos siete años, pero sólo ellos han podido conseguir. Pensamos ahora en la decepción de Juanmi Latasa, el Hombre Maravilla, que trabajó de forma incesante y no pudo llegar a esta final por las tarjetas. En las lágrimas de Pablo Rodríguez, en el dolor de Marvin, en la tristeza de Miguel Gutiérrez por haber tenido que abandonar antes de tiempo el césped. Y, junto a este grupo de jóvenes superseres, vemos la experiencia del Profesor X, Raúl, que con su poder mental, ha conseguido convencerles de que pueden con cualquier rival, y ha diseñado minuciosamente cada plan para alzarse con la victoria en estos últimos cuatro partidos.

Hoy, el Real Madrid juvenil ha alcanzado la gloria, pero además lo ha hecho demostrando que son merecedores de llevar ese escudo en el pecho y esos colores. Nos han hecho sentir orgullosos a todos los madridistas, y eso, amigos míos, es impagable. Gracias, chavales. Sois muy grandes. Y especiales.

 

RESULTADO FINAL: BENFICA, 2 – REAL MADRID, 3

 

GOLES:

0-1: 26’ Pablo Rodríguez (asistencia: Sergio Arribas).

0-2: 45’ Henrique Jocu (propia puerta)

1-2: 49’ Gonçalo Ramos.

1-3: 50’ Miguel Gutiérrez (asistencia: Marvin Park).

2-3: 58’ Gonçalo Ramos.

 

REAL MADRID: Luis López; Sergio Santos, Pablo Ramón, Víctor Chust, Miguel Gutiérrez (Álvaro Carrillo, min. 65); Antonio Blanco, Iván Morante (Aranda, min. 73), Sergio Arribas; Marvin Park (Xavi Sintes, min. 65), Pablo Rodríguez y Carlos Dotor (Peter, min. 73).

 

ARBITRO: Kavanagh (Inglaterra). Mostró tarjeta amarilla a Pablo Ramón (m. 22), Blanco (min. 45), Arribas (min. 76) y Carrillo (m. 91).

 

Un comentario en «CRÓNICA | Jóvenes superhéroes: Benfica 2 – 3 Real Madrid»

  1. Jajaja Que crónica más parcial, hizo falta un grupo de superhéroes para poder derrotar a unos juveniles portugueses y de paso ganar en la raya. Al final para más parcialidad no ponen la alineación del Benfica. Y dejo constancia que soy seguidor del Madrid, pero amigo de la verdad.

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