Un articulo de: @rlopezg80
Como en aquella película de Bill Murray, en la que se despertaba una y otra vez en el mismo día, este Real Madrid no falla. Ni a sus aficionados ni por supuesto a sus enemigos ni a la prensa (valga la redundancia). El que haya visto la citada película, recordará que al principio el protagonista se despertaba, y tenía la vaga sensación de que el día anterior, un día aburrido, monótono, rutinario y sin ilusión se volvía a repetir, como un deja vu. Al día siguiente, lo mismo, y al otro, y al otro, y al otro. Al final acababa amargado, haciendo lo mismo de todos los días, con amargura y desprecio, sin importarle a quién pudiera ofender o hacer daño con su actitud. Con su falta de profesionalidad. Llegando a observar rutinas de la gente ese mismo día para poder delinquir sin ser pillado.
El mismo día de la marmota en el que vive este club. El hastío, la desgana, el acomodamiento, el abuso de confianza para con su gente y la humillación constante a la que nos someten estos jugadores una jornada tras otra es ya intolerable. Si a esto se le une un entrenador incapaz, y para colmo maniatado en su autoridad por un presidente pusilánime que ha entregado el club a la plantilla, dan como resultado la enésima y penúltima vergüenza, esta vez en Villarreal.
Pero no es ya sólo el nulo juego, que da asco verlo, es que la descomposición que sufre este club se ve en detalles como ver al primer capitán Sergio Ramos (repito, primer capitán) tras un ataque PERSONAL del bufón del barcelonismo hacia un compañero suyo que encima había salido a hacer lo que debería haber hecho él como capitán que es defender a su club, descolgarse con unas declaraciones en las que dice que le admira y que es un compañero de selección. Una selección a la que va cada dos meses a jugar un par de partiditos. Dejando al compañero al que ve todos los días, sólo y con el culo al aire. Tienen que salir madridistas exiliados para sacar la cara por el club y sus compañeros. O como ver al otro capitán, Pepe, salir por tercera vez en tres meses de competición, a decir que no salieron con actitud. Manda cojones. Que no salieron con actitud en un partido en el que tenían la oportunidad de recortar dos puntos, y con el Barcelona en Japón, pudiendo cerrar el año de líderes con el golpe moral que supondría eso para un equipo que nos humilló en casa hace sólo dos jornadas alejándose a seis puntos. Bien, pues estos tipos, uno sigue con el brazalete, y el otro jugando de titular cuasi indiscutible sin que nadie se despeine (y menos Ramos, que salió con un corte de pelo impecable a decirnos a todos que salieron a especular).
Lo que estos jugadores están haciendo es de un descaro que raya en la provocación. Pero el rejón de sus declaraciones, no lo es ya para sus aficionados, su gente y su club, que ya han demostrado por activa y por pasiva que les importan una inmunda mierda, sino para ellos mismos. Porque el salir a competir, a ganar, a ser el mejor y a superarse, es lo mínimo exigible a un deportista, sea que sea el nivel al que lo practique. Más aún si están en la élite y en un club que está en la cúspide de la misma. Pero es que estos tipos como viven en la indigencia intelectual, son tan miserables, tan gentuza, y tan bobos, que ni siquiera se paran a pensar por qué ningún club de élite pregunta por ellos. Y ésta razón no es otra que la de que sólo nosotros, sólo el Real Madrid de la actualidad, es capaz de pagar lo que paga a unos jugadores que arrastran por el fango la imagen y el prestigio de su club.
Hay más. En sólo una semana, hemos vivido dos situaciones que evidencian el poder absoluto y la dictadura que ejercen estos jugadores. El otro capitán, Marcelo, jornada pasada lanzó un mensajito de aviso en su red social diciendo que él ya estaba recuperado, dejando entrever que una vez pase, pero que cuidado con dejarle en el banquillo. Benítez capta el mensaje, le saca con el Villarreal, seguramente en contra del criterio médico, y el señorito no acaba el partido por una contractura. Porque aquí, juega cuando lo dice él, no el entrenador. Aquí, él está curado cuando él cree, no cuando el cuerpo médico lo dictamina. Eso, así como las imágenes de esta gente andando en el calentamiento antes del partido, y las de otros “calentando” en la banda en la segunda parte contándose chistes o riéndose, con sus compañeros haciendo el ridículo en el campo perdiendo 1-0 y tirando por la alcantarilla sus ya escasas opciones de ir a por la Liga, ponen de relieve la autoridad de la que disfrutan, como demuestran la soberbia y el nulo respeto de hacerlo junto al entrenador y lo que les importa que el presidente les pueda ver en directo o por la televisión.
A todo esto mi opinión es que el que debería poner orden en este caos es el presidente, Florentino Pérez. Ya se ha hablado demasiado de su figura así que dejaré una anécdota de su actitud al frente del club: Hace poco salió una resolución favorable de la demanda que interpuso al diario As (a su ínclito director) y al economista Gay de Liébana por insinuar (repito, insinuar) que fichó a James para engrasar sus negocios en Colombia. Esta sentencia le dio la razón y obligó a los difamantes a pagar una indemnización, lo que demuestra que cuando un medio difama, miente e intoxica deslizando insinuaciones venenosas, se le puede demandar y no pasa nada. Pues bien, algunos, entre los que me incluyo, seguimos esperando aquí sentados a que haga lo mismo, en los once años que lleva en el sillón presidencial, para defender al Real Madrid de los repetidos ataques y no ya insinuaciones, sino afirmaciones, que sufre casi a diario tanto de la prensa escrita y hablada como de otros clubes sobre la institución y sus propios jugadores, como por ejemplo la hernia de Bale, o la eterna sanción que nunca llega de la FIFA por el caso de los menores.
El Barcelona demandó, pocos días después del partido en el Bernabéu, a Poli Rincón y a Sanchis por justificar en la COPE la patada de Isco a Neymar. Florentino Pérez es el presidente de Primera División que más entrevistas ha concedido a la COPE. Una cadena que, a propósito de las declaraciones del bufón del Barcelona, se pasó todo el partido Sevilla-Sporting llamando a Konoplyanka, Kono…plyanka. Esto es lo que hay.