Una previa de: Nilo Campo Santos
La previa arbitral del partido de Copa que se juega hoy en el Bernabéu, no da para mucho debido a que arbitra el gijonés Pablo González Fuertes. Da para poco debido que es debutante, fue uno de los ascendidos la presente temporada y será la primera vez que le arbitre al Real Madrid. Lleva seis partidos de liga, debutó en el Español – Leganés de la jornada 2 con el resultado de 0-1.
Lo más “destacado”, en sus 7 partidos de Liga, ocurrió en el partido Barcelona – Málaga (2-0) en donde no vio que el esférico salió un metro fuera del campo antes de que centrara Digne para que marcara Deulofeu el 1-0. De eso no vi portadas ni campañas en contra de los arbitrajes, como si lo están haciendo estos días con el gol no concedido a Messi el pasado domingo en Valencia. No se comenta nada de los dos penaltis cometidos por Umtiti y no señalados.
González Fuertes, lleva un promedio de 5,7 tarjetas amarillas y dos rojas, las dos por doble amarilla. Ha bajado un poco la media de segunda, en donde tenía 6,04 amarillas y 0,48 rojas por encuentro. Hasta el momento no lleva señalado ningún penalti en primera, lo que nos hace intuir que es un poquito “cobarde” a la hora de mirar las áreas.
Poco más tengo que decir de Pablo, pero voy a aprovechar para comentar los últimos acontecimientos a nivel federativo y, por ende, del colectivo arbitral. Primero lo más reciente, la gira, por los medios de comunicación, llevada a cabo por el máximo representante arbitral, su presidente Sánchez Arminio, dando autentificación al error arbitral cometido por Iglesias Villanueva y su asistente, en el partido Valencia – Barcelona. No hizo lo mismo con Fernández Borbalán en los encuentros R. Madrid – Valencia y At. Madrid – R. Madrid en donde el “atracador” almeriense tangó al Real Madrid hasta 8 penaltis y sus cuatro puntos. Tampoco lo hizo con Hernández Hernández, ni con de Burgos Bengoetxea y otros más. Me parece repugnante y vomitivo el comportamiento del presidente del Comité de Árbitros y de los medios de comunicación.
En segundo lugar, la moción de censura presentada por el ya expresidente de la AFE (no nos olvidemos que en dicha asociación estaban preparándole una moción de censura a él, por lo que aprovecho para dimitir 5 minutos antes de que lo pusieran de patitas en la calle) Luís Manuel Rubiales Béjar. Dicha moción de censura me tiene en ascuas, me intuyo un pucherazo. Dudo mucho que toda la camarilla de corruptos, cobijados dentro de la RFEF, salgan por las buenas. Seguro que harán todo lo posible por continuar.
Dicha moción de censura puede tomar dos caminos: Que salga adelante y que Rubiales sea el nuevo presidente (malo para el fútbol, eso seguro), o bien que no tenga el respaldo necesario y que todo continúe igual, lo que me confirmaría que tras esa moción de censura está el propio Villar. También puede ocurrir que Villar presente su dimisión antes de la votación y automáticamente se suspendería la moción de censura y se convocaría elecciones a la Presidencia de la RFEF, alargando así, la continuación de los mismos perros durante otro periodo de tiempo.
Por último, puede ocurrir que el CSD anule las últimas elecciones (todo tiene visos de que ocurra) y automáticamente se repitan las mismas, pudiendo ocurrir que a las mismas pueda, nuevamente, ser elegido Villar. Ocurra lo que ocurra, será malo para el fútbol y especialmente para el Real Madrid.