Un articulo de: @Mrsambo92
Las prisas nunca son buenas consejeras y cuando apelamos a ellas no es raro que nos lleven al mayor de los ridículos, pero curiosamente hay sectores que lo aprecian desmedidamente, el ridículo digo, y les atrae como las bombillas a las polillas.
Tenía mucha prisa el antimadridismo de todo color y condición por intentar expiar sus culpas por el escándalo Aytekin como mejor hacen ellos; buscando un “y tú más”, un caso similar que, evidentemente, tendrían que forzar para que su excelente equipo mediático lo homologara, pretendiendo así ocultar la infamia que se cometió contra el equipo francés.
Al Madrid no se le puede ayudar ni en un córner, porque los errores contra el Madrid no son errores, son demostraciones de la persecución que sufre el resto y la manipulación liguera favorable a los blancos que llevan la friolera de una de las últimas ocho ligas ganadas… Todos se acuerdan aún, por surrealista que parezca, y es bueno no olvidarlo para que se aprecie su ridículo y la realidad de los arbitrajes que recibimos habitualmente, de un partido en Elche donde se nos pitó un penalti en los últimos minutos… ¡Aún se habla de aquel partido!
Tantas prisas tenían que lo intentaron en el siguiente partido de Liga, tras el PSG, contra el Betis, ¿Para qué tardar más? Cogieron una acción suelta y la convirtieron en el paradigma de la injustica y descaro arbitral. Sí, los mismos que no ven nada raro en el partido contra el PSG ni penalti de Mascherano en ningún partido…
Tras vagar como almas en pena unos días llegó la Champions, la máxima competición, por tanto el mejor escaparate para desparramar su nulo sentido del ridículo. En el partido de la Juventus se volvió a dar un arbitraje que perjudicó claramente al rival del Barcelona, pero quedó algo atenuado porque ese mismo rival los goleó (3-0). La desesperación era tal, que siguiendo los postulados del último gran tótem barcelonista, los medios españoles y culés (casi sinónimos, con el matiz de antimadridistas), se quejaron de un acierto arbitral reconocido por ellos mismos, un penalti que asumían que no era para acto seguido decir que podían haber tenido el detalle de pitarlo… Vamos, lo que viene a ser la extrañeza de la costumbre de toda la vida.
Por si fuera poco, también reconocían dos errores de bulto contra la Juventus que pudieron llevar el partido a un 5-0. Un gol mal anulado y un penalti. No está mal, ¿Eh? Pues aún quedaba el rizo final. Una demostración de estupidez intelectual. ¡Eran capaces de homologar ambos hechos! ¡Los errores que perjudicaban a la Juventus con el acierto que hizo justicia!
Sabemos de qué son capaces, pero claro, para los despistados; si este es el nivel, ¿De qué no serán capaces?
El periodismo español prohibió hablar del árbitro (reconociendo con ello la lamentable actuación y curándose en salud), porque sólo había que hablar de gesta, sin encontrar cierta contradicción en su teoría ni en cómo sucedieron los hechos, evidentemente.
Esta prohibición se mantuvo en el partido de Italia, por aquello de velar la tragedia (3-0), pero se ha levantado con la justísima victoria madridista ante el Bayern de Munich. ¿Quién puede considerar meritorio ganar a ese equipo en el que estaban puestas todas las esperanzas del antimadridismo y al que consideraban la quinta esencia, como ya ocurrió hace tres años?
Tras la victoria en Alemania, el batacazo se escuchó hasta en Indonesia, por lo que el Bayern pasó de ser el mejor equipo europeo (título que aquí nadie otorgará nunca al Madrid), a un conjunto de viejos malavenidos que sólo piensan en sus achaques (curioso el fetichismo de la prensa deportiva patria con la tercera edad, a la que consideran el peor de los insultos).
Ayer, esta particular especie, el antimadridismo, tuvo su ración de demencia porque al Madrid le validaron dos goles en fuera de juego. Repentinamente, la niebla que había oscurecido sus ojos hasta impedirles ver el penalti regalado a los alemanes en la ida y otras jugadas más, que cegó su visión en la expulsión perdonada a Vidal en el minuto 4 de partido o en el 50, que les ocultó el fuera de juego en el gol que llevó al Bayern a la prórroga, se desvaneció justo en el momento en el que Cristiano, ya en la prórroga, hacía el segundo y el tercero de los goles madridistas en fuera de juego, volviendo a colocar el velo en el último gol de Asensio.
Venid aquí, queridos míos, que os lo explique al oído…
Si apelamos a la justicia, a la honestidad, analicemos, como en Barrio Sésamo, los hechos. Si el segundo gol del Bayern es en fuera de juego, el resultado habría terminado 1-1, y, como seguro que hasta ahí llegáis, eso clasificaba al Madrid, por lo que las quejas por posteriores errores es como protestar al agua del río por no quedarse, cantares a una burbuja que explotó. Al Madrid el árbitro le perjudicó durante el partido, en los 90 minutos, no expulsando a Vidal y concediendo un gol en fuera de juego que propició una prórroga injusta. Luego marcamos tres goles, dos en fuera de juego, pero esto es algo que poco importa ya, y más cuando hubo un tercero.
Nadie del madridismo negó los goles en fuera de juego y, de habernos beneficiado, lo hubiéramos celebrado igual, pero para vuestra desgracia nada de eso ocurrió.
Explicaré un poco más para aquellos que definen lo de ayer como robo, término que, evidentemente, no tienen muy claro. Lógico, perteneciendo al antimadridismo. ¿En qué universos paralelos, en qué circunstancia o momento de la eliminatoria el Bayern hubiera pasado en base a los errores arbitrales? ¿Me puede decir alguien cuándo estuvo por delante, una vez empató el Madrid en Alemania, y un error los perjudicó de tal forma que los alejara de la victoria que tenían? Ya se lo digo yo. Nunca. En ningún momento. El Bayern fue quien se benefició en la ida de los errores arbitrales tras disfrutar de un penalti que no fue por mano de Carvajal. La justicia divina, que a veces hace acto de presencia y es muy madridista, hizo el resto.
El Bayern nunca estuvo por delante en la eliminatoria en el partido del Bernabéu (ni buena parte del de ida), por lo que hablar de robo es simplemente demencial. ¿Cómo se roba algo a alguien que no lo tiene?
Por seguir con el jaque mate argumental. ¿Cómo es posible calificar de robo cuando el árbitro repartió errores, siendo más perjudicado el Madrid, que se vio obligado a jugar una prórroga que no correspondía ni mereció el Bayern? ¿Cómo puede esta gente hablar de robo cuando al Bayern le han pitado dos penaltis en la eliminatoria y al menos uno no era ni por asomo?
La realidad es que el Real Madrid fue muy superior ante un rival terrible, donde los datos de ocasiones y disparos son escalofriantes y espectaculares (12-2 en el Bernabéu).
Queridos antis. Ya no engañáis a nadie, salvo a algún despistado. En el fondo, como gozáis de verdad es viéndonos ganar (porque no os perdéis un partido), pero a ser posible con una ayudita arbitral, real o sugerida, porque así podéis practicar vuestro hobby, que es la queja y el llanto. Lo de ser de un equipo lo usáis como usa un chaval su traje de Drácula en Halloween, de disfraz para sentirse integrado. Una impostura, una manera de pertenecer a algo y asumir cierta identidad.
Sé que hay ganas, y llegarán partidos donde nos beneficien de verdad, donde podréis quejaros con razón, porque esto ocurre y ocurrirá con todos los equipos, aunque digiráis muy mal cualquier beneficio al Madrid, al que le están vedados simple y llanamente porque vosotros, mejor que nadie, quizá incluso mejor que los propios madridistas, sabéis que el equipo de referencia, el más grande de la historia, el rival a batir, esté como esté, es el REAL MADRID.