Una crónica de: @JAgilminguez
Catorce días. Ese era el plazo transcurrido desde el último partido liguero del Real Madrid. Si bien el tiempo es un concepto relativo, cuando estamos hablando en términos futbolísticos, puede significar una eternidad. Sobre todo cuando llegan los temidos “parones de selecciones” en el momento más decisivo de la temporada. La única cosa positiva que podemos sacar del mismo es que nuestros internacionales han regresado sanos y salvos, lo que no es poca cosa.
El Real Madrid afrontó el partido frente al Leganés con Carlo Ancelotti aún en el banquillo. Y decimos lo de “aún”, dado que el pintoresco presidente de la LFP, Javier Tebas, se ha destapado esta semana con unas declaraciones en las que parecía opositar al banquillo merengue. El Real Madrid sigue siendo, para bien y para mal, el faro que guía el fútbol español. Ni siquiera en los períodos de partidos internacionales de selecciones, conseguimos que nos dejen tranquilos.
El técnico italiano formó de inicio con Lunin en portería, Fran García y Lucas en los laterales, Asensio y Rüdiger como centrales, un centro del campo con Modric, Camavinga y Bellingham, con un ataque conformado por Mbappé y escoltado por Brahim por izquierda y Güller por derecha. Sobre el papel, el novedoso equipo inicial resultaba interesante. Se daba descanso a los jugadores sudamericanos, quienes jugaron un día más tarde y volvían de un largo viaje transoceánico y se hacían rotaciones de cara al decisivo partido del martes frente a la Real Sociedad, donde deberán disputarse una plaza en la final de Sevilla.
La expectación de ver a ese equipo sobre el césped no fue correspondida con buen juego. En un partido típico de regreso del parón de selecciones, el juego resultó aburrido. Se comenzó con un ritmo bajo y pases cortos. La falta de intensidad frente a un rival que lucha por no descender fue la tónica en esta primera parte.
Imagen: realmadrid.com
Lo más reseñable sucedió a partir del minuto 30 de partido, donde un pase filtrado de Bellingham al área, finalizó con Güller trabado por un defensor. González Fuertes señaló penalti. Un penalti light que si hubiesen pitado en nuestra contra, nos hubiese indignado. ¿Lo fue? Mucho más que el de Olmo ante Osasuna, pero que dará al antimadridismo el combustible necesario para seguir agitando el fuego frente al conjunto blanco. Mbappé marcó la pena máxima al estilo Panenka.
El equipo aún estaba celebrando el gol cuando llegaron dos mazazos consecutivos del Leganés. El primero en internada por banda derecha de Rosier, quien sirvió a Diego García para que batiese a Lunin. Inmediatamente después, Óscar, por la autopista que supone para los rivales la banda de Lucas Vázquez fue quien superó a Asencio, que no fue lo suficientemente contundente para despejar y servía a Raba, quien batía nuevamente la meta blanca. Se repetían la constante de toda la temporada: las bandas del Real Madrid son el punto débil del equipo y por donde más nos castigan los rivales.
El segundo tiempo comenzó con una mayor intensidad del equipo, que decidió tirar de orgullo, especialmente Bellingham que estuvo muy entonado y activo tanto en el centro del campo como llegando con facilidad al ataque. Fue él quien logró el tanto del empate tras doble parada de Dimitrovic. El equipo blanco tenía encerrado al Leganés y dispuso de sus mejores oportunidades. Brahím estuvo a punto de adelantar al Real Madrid en un disparo que golpeó en la parte baja del poste, pero el tanto se hacía de rogar.
Imagen: realmadrid.com
El Leganés también dispuso de una clara oportunidad en pies de Diego García, pero Bellingham llegó a entorpecer lo suficiente para que no tuviese un remate limpio. Reclamó penalti el delantero pepinero, pero el contacto fue demasiado leve como para ser digno de merecer tal castigo.
Ancelotti movió el banquillo y dio entrada a Vini y Rodrygo por Brahim y Güller. Se notó a los brasileños especialmente cansados (algo lógico por los viajes y partidos), pero a pesar de ello, Rodrygo logró forzar una falta en la frontal del área. Toque corto de Mbappé para Fran García que la para la pelota para que el delantero francés dispare con fuerza pegado al palo. Gol del astro galo que supone igualar el registro goleador de Cristiano Ronaldo en su primera temporada en el club. A pesar de las críticas de inicio de temporada, los números de Kylian son espectaculares.
Según pasaban los minutos el equipo local se fue echando más atrás. Pesaban en los pies los viajes y los partidos internacionales disputados y había un resultado favorable que mantener. El Leganés volvió a reclamar un (inexistente) penalti de Asencio sobre Diomante y sin más incidencias se llegó al final del encuentro. Un encuentro al que el árbitro decidió añadir la friolera de ocho minutos de prolongación, nadie sabe muy bien por qué.
Si bien el juego no está siendo bueno en los últimos partidos, el equipo sigue vivo en las tres competiciones. Hay ocasiones en las que hay que saber sobrevivir y de eso el Real Madrid sabe bastante. Se ha especializado en vivir en el alambre y en este punto de la temporada eso puede ser un plus para conseguir llevar algún trofeo importante a las vitrinas del club.