Una crónica de: @luismanper
No deja de ser curioso que la semana que se han cumplido dos años de la salvaje invasión de Ucrania por parte de Rusia, que desencadenó la primera guerra en Europa desde la Guerra de los Balcanes, el niño que pastoreaba con su abuelo mientras caían las bombas en plena guerra por la desmembración de la antigua Yugoslavia, y que casi tres décadas después de encontrarse a su abuelo muerto en una cuneta, se convertía en el primer futbolista que rompía la “tiranía” de Messi y Cristiano Ronaldo en la pelea por premios como el Balón de Oro, llevándose el preciado galardón por haber encadenado en un solo año la tercera Champions consecutiva con el Real Madrid y haber llevado a su país al subcampeonato del mundo, haya dado un puñetazo en la mesa para recordarnos a todos que a pesar de que los años no pasen en balde y su peso en el equipo vaya menguando poco a poco, sigue siendo un jugador mítico que dejará huella en el Real Madrid, cuando salga del equipo… Y eso no es algo de lo que muchos puedan presumir.
Para más inri, la reivindicación del genio croata llegó el mismo día que Sergio Ramos volvía a jugar en el Bernabéu, otro mito del madridismo que en la final de Lisboa cabeceó el centro que le puso el propio Modric, y que le permitió entrar por la puerta grande en la historia del Real Madrid, que siguió liderando año tras año mientras sus agentes y periodistas de cámara echaban pulsos constantes al club, hasta que en 2021 y tras ir lesionado a la Selección para batir el récord mundial de partidos jugados con la elástica nacional, acompañado de un tira y afloja con la directiva debido a la duración de la renovación del contrato ofrecida, Florentino decidió que el pulso había llegado demasiado lejos y acabó retirándole la oferta de renovación, concluyendo el exitoso período de 16 años en el Real Madrid, que ayer el público le agradeció con una ovación antes de iniciar el partido cuando se le nombró por el videomarcador. ¡Qué diferencia la manera de dejar el club de dos leyendas del madridismo, por tener una buena cabeza y no considerarse superior al club!
Imagen: realmadrid.com
Pero yendo al partido de ayer, el Real Madrid volvía a presentar un sinfín de bajas a la que el viernes pasado se unió Joselu con problemas de tobillo, y en el que solo volvió Rudiger permitiendo que Tchoaumeni volviera a su posición natural en el mediocampo, por lo que Ancelotti tuvo que hacer por enésima vez encaje de bolillos formando un once con Lunin en portería, Lucas Vázquez y Mendy en los laterales con Rudiger y Nacho como centrales, Tchoaumeni en el eje del equipo flanqueado por Valverde y Kroos con Brahim en el otro eje del rombo, quedando la delantera para Vinicius y Rodrygo.
Desde los primeros minutos el guion del partido parecía claro, con el Real Madrid dominando el balón y el Sevilla esperando para salir a la contra, como demostró nada más empezar el partido en un contragolpe en el que Isaac Romero sirvió un pase casi horizontal a Nyesri, que afortunadamente el marroquí remató a las nubes, y a continuación llegó la primera polémica de un partido muy movido en el que el árbitro se mostró completamente sobrepasado, pues un robo de balón en tres cuartos de campo, lo aprovechó Vinicius para dejar solo a Lucas Vázquez, que controló el balón con la cara y remató a gol para abrir el marcador… O eso creíamos, porque el VAR retrotrajo la jugada muy atrás hasta detectar una falta de Nacho a Nyesri por un pisotón por detrás, tan claro a cámara lenta como imperceptible en el ritmo habitual del fútbol, que llevó al árbitro a anular el gol del lateral gallego tras 4 minutos de revisión.
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A partir de ese momento, tanto la afición como los propios jugadores madridistas se mostraban cada vez más desquiciados como vimos a Kroos minutos más tarde cuando le pitaron una falta en la que el alemán hizo lo imposible por quitarse del medio, por lo que en el resto de la primera mitad hubo mucho más tensión que oportunidades claras pues el Sevilla tenía muy claro como secar a un ataque madridista algo deslavazado, que solo conseguía crear peligro con tiros lejanos como el de Tchoaumeni que se estrelló en el lateral de la red o un disparo potentísimo de Valverde desde fuera del área que obligó a lucirse a Nyland.
A la vuelta de los vestuarios, el partido enloqueció porque el Real Madrid empezó a atacar mucho mejor, con constantes combinaciones entre Rodrygo y Vinicius que le ayudaban a sortear los dos y a veces hasta tres contra uno, que el Sevilla utilizó para frenar a Vinicius durante toda la primera parte, lo que facilitó varias ocasiones claras de gol con disparos desde fuera del área de ambos brasileños que o bien se iban fuera por poco o bien obligaron a Nyland a sacar una mano sensacional en un disparo de Vinicius, en la que los madridistas no supieron aprovechar el rechace, pero no fue el portero sevillista el único portero que se lució ayer porque un contraataque peligrosísimo conducido por Ocampos acabó con Isaac Romero rematando a bocajarro en el área un gol que parecía seguro cuando Lunin sacó una rodilla providencial, cuando los sevillistas ya cantaban el 0-1, entre tanta ocasión en ambas áreas el partido dio el giro más insospechado cuando la musculatura del colegiado Díaz de Mera dijo basta, y tuvo que salir el cuarto árbitro a dirigir lo que quedaba de partido.
Imagen: realmadrid.com
Lo primero que hizo el cuarto colegiado en el primer partido de su vida que arbitraba con VAR, fue pitar una falta de Ocampos en el borde del área y amonestar al jugador argentino, pero esa falta quedó en nada y los minutos apretaban al Real Madrid que no conseguía romper la igualdad en el marcador hasta que Ancelotti decidió dar un giro copernicano al partido sacando a Modric en lugar de Nacho, lo que devolvió a Tchoaumeni al centro de la defensa, y no le pudo salir mejor la apuesta al italiano, ya que 7 minutos después de ingresar al campo Modric controló un balón en la frontal del área, recortó al defensa y colocó un trallazo pegado al poste que entró tras rozar el palo, recordando al gol que marcó hace más de una década en Old Trafford y quien sabe si cerrando el círculo de su trayectoria, marcando su último gol en el Real Madrid igual que anotó el primero, allá por 2013.
El partido acabó con el Sevilla volcado hasta el punto que Kike Salas remató un córner en el descuento que nos hizo revivir viejos fantasmas, pero que afortunadamente esta vez se marchó fuera, por lo que Ancelotti mató el partido definitivamente con cambios en el descuento para cortar el ritmo en los que Ceballos y el canterano Álvaro Rodríguez entraron al campo en lugar de Brahim y Rodrygo, hay que reseñar que Arda Guler se quedó sin jugar “por culpa” de Modric, ya que Ancelotti anuló el cambio que tenía previsto cuando el croata apareció por la puerta grande para encarrilar esta Liga y evitar que Barça y Girona se acerquen peligrosamente al liderato.