Almorranas en carne viva

Un articulo de: @ErZuru2000

No soy muy de Cristiano, lo reconozco. Tampoco soy anti, con sus números es imposible serlo. Tiene cosas que me desagradan y después tiene cosas que me hacen arrepentirme casi al instante por haber dudado de él. Y supongo que así seguiré hasta el final de sus días como jugador del Madrid. En la Eurocopa recién finalizada, en general, ha jugado regularcete tirando a desaparecido en varios partidos. Sin embargo, para mi gusto particularísimo ha estado impecable. Es el Cristiano que siempre he añorado ver en el Real Madrid. Y, reconozcámoslo, no lo hemos visto casi nunca. Vemos al goleador superlativo, pero no vemos al jugador integral, ese que gana partidos dentro y fuera del campo. Solo recuerdo al Cristiano de Portugal en una eliminatoria contra el Dortmund en la que no pudo jugar por estar lesionado. No llegó a lo de la final de la Eurocopa, pero vaya, sí dejó sus cosas.

Ha marcado tres goles, pero no ha jugado excesivamente bien, hay que reconocerlo. Y sin embargo, creo yo, sin él fuera del campo (ojo, no digo ya dentro), barrunto que Portugal no hubiera ganado esto. Su gesto con Modric, su charla con Bale, su arenga a Moutinho en los penaltis contra Polonia y, sobre todo, su exhibición de liderazgo en la banda el día de la final, le han convertido en un jugador diferente a los ojos de mucha gente, un jugador integral. No sabemos cuánto durará el efecto, ojalá que para siempre. Si en España tuviéramos a un tipo así, Y NO LO TENEMOS, haría que muchos nos derritiéramos de gusto. En España tenemos la cuchipandi de Piqué, al capitán Volteretas, al Marqués y el buenrollismo. Aquí silbar al himno es libertad de expresión. Aquí un tipo inequívocamente español (como sería un hipotético Cristiano español) vaya usted a saber cómo sería visto.

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Nada más acabar la final de París, colgué un comentario en twitter que decía algo así como que Cristiano era El Cid y que él había ganado el partido. Cualquier persona, sin perjuicio de sus afectos futbolísticos, con una mínima capacidad de comprensión lectora, creo yo, hubiera sabido interpretar al instante el significado exacto de ese tuit y a lo que yo me estaba refiriendo, con independencia de estar o no de acuerdo con él.

Sin solución de continuidad recibí la visita de cinco o seis sujetos/as, todos ellos/as culés (casualidades), dejando comentarios que pretendían ser ofensivos. El tema me sorprendió mucho, ciertamente, porque mi tuit, en todo caso, era elogioso para un jugador de fútbol y nada más. Podría haber hecho algún comentario alusivo al Dioni de La Pampa, pero no lo hice.  Solo era un comentario muy elogioso para un jugador lesionado en un partido entre Francia y Portugal. Ni jugaba el Barcelona, ni jugaba el Real Madrid.  

Después pasaron las horas y se empezaron a conocer comentarios y opiniones de todo pelaje. Y fue entonces cuando empecé a comprender por qué un partido que tocaba muy de refilón al furbol ejpañol era capaz de poner a revientacalderas las vesículas biliares de tantos individuos. Abro paréntesis, antes de seguir. Sobra decir que los paisanos pretendidamente ofensores, fueron debidamente bloqueados y no porque sus comentarios fueran especialmente ácidos, no, lo fueron por estúpidos. No sé lo que opinarán en el futuro sobre otros temas, sí sé que su opinión no me va a interesar, así pues, para qué perder el tiempo. 

En primer lugar habría que ver a qué tipo de gente afectó el triunfo de Portugal (ergo, el triunfo de Cristiano). Pues sí, a esos mismos en todos los que todos ustedes están pensado: el forofo del segundo club más grande de España, el AntiRealMadrid CF. Ya sé que parece una estupidez, a fin de cuentas ¿Por qué cojones se iba a poner como un cencerro un palangana, si ganaba Portugal?, pero qué quieren que les diga, no veo otra explicación. Trato de ponerme en su lugar, pero ni me aproximo a comprenderlos. Me enteré del resultado de la final de la Copa Centenario y del fallo del Messi en los penaltis un par de días después de acabar. Lo que hiciera Messi en esa competición, me la dejaba floja y pendulona, con perdón. Ése, exactamente ése, es el interés que suscita en mí Argentina y el Messi. Ingenuo de mí, pensé que salvo a portugueses y a franceses, a pocos más les iba la vida en aquello. Estaba equivocado, claro.

Una vez identificado el colectivo, procedamos. ¿Qué cojones pudo influir tanto a tanta gente para que un partido que, básicamente, ni nos iba ni nos venía, les pusiera de tan mal humor?  La difícil digestión de la Undécima. No la han digerido, ni parece que lo vayan a conseguir en las próximas semanas. Y lo verán ustedes en cuanto el Madrid fiche a alguien de relumbrón. Sobre el pobre desgraciado que asuma ese papel caerán todos los males del infierno: caro, no comprende el juego, quita el puesto a Juanito que ya no podrá jugar en La Colorá, tiene una hernia en el ojete del culo o ha sido fichado para construir sanitarios en Tombuctú. De hecho, ya han empezado. Hoy GiÑaki Cano en la radio del Marca ya estaba contraponiendo el precio de Pogbá a lo que valdría Morata. LTA. Yo calculo que entre el píloro y el duodeno. Y esa imposible digestión les trae a mal traer. De ahí el desparrame de ira y bilis, aprovechando que por ahí pasaba Portugal y Cristiano en plan “aquí mi fusil, aquí mi pistola”.  

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Después está el papelón del Dioni de La Pampa. Hasta un sujeto tan poco recomendable como Maradona nos advirtió; anda justito de personalidad, nos vino a decir. Yo creo que no es ande justito, es que no tiene. Tiene tanto talento para el fútbol como poca personalidad. Y claro, han comparado al Cristiano de la banda, el día de la final, con el Dioni de La Pampa y en lugar de esconderse y recapacitar, han soltado bilis. Muy propio del culeríonacionalista, tan acostumbrado como está a endilgar sus problemas seculares en otros. Nos roban, los vagos son otros, los chorizos son otros, Franco, Guruceta, Pepe Plaza, Florentino y su mano blanca. Ya saben, #TodosSomosLeoMessi y no se hable nada más.

El Dioni de La Pampa lloró como Boabdil. El Cristiano lloró de rabia (después lloró de alegría, que es otra forma de reír). Cristiano apareció por la banda, como El Cid a lomos de Babieca (¡Cómo nos gusta ese Ronaldo!). El contraste entre el comportamiento de uno y otro (Boabdil) ha sido aún más doloroso para el antimadridismo; así lo han querido ellos sin que nadie les obligase a la contrición. Así que, ya puestos y visto el efecto devastador, muchos hemos aprovechado para descojonarnos cuando se habla del mejor futbolista de la historia. Yo creo que no está ni entre los diez mejores. Lo que sí puede que sea es el mejor futbolista y más protegido de la historia. Con un historial médico que invita a mirar para otro lado, con un régimen mediático que no es que invite para mirar para otro lado, es que invita directamente a vomitar, con un régimen federativo haciéndole de guardaespaldas y con un régimen político que lo ha tomado de ariete publicitario de sus intereses propagandísticos. Les reitero, #TodosSomosLeoMessi, mientras el Messi bebe champán en un yate con la parienta. No se me ocurre mejor escena para demostrar hasta dónde puede llegar el adocenamiento. Habría que preguntar a esa parte del culerío no nacionalista qué piensa del tema. El culeriocharnego, al que me resulta imposible desentrañar.

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Y aquí estamos señores. Han ganado un triplete y este año un doblete. Pero ni por esas. Nunca han sabido perder, ni siquiera empatar y qué les voy a decir de ganar. Más pendientes de las vitrinas de otros que de las suyas. Más pendientes de las selecciones, con jugadores de otros equipos, que de sus propios jugadores. Son incapaces de digerir sus propios triunfos cómo para pedirles que sepan digerir los de los demás, aunque sea el de una selección de fútbol que nunca ha competido con ellos y con la que, de momento, nunca competirán.

El triunfo de Portugal no solo ha afectado al culerío, ya sea en su versión culeríonacionalista, ya sea en su versión culeriocharnego, ¡Qué va! El culerío tiene sus franquicias y sus satélites. Está el palanganismo, tan español y tan culé (no me pregunten, pues este caso raya la esquizofrenia)), el cholismo, el quinquicholismo, el bilbaínismo o esa extraña afición de cierto equipo mediterráneo que todavía sigue escocida con lo de Mijatovic o el 3-0 de París. Todos ellos, vendrían a formar el AntiRealMadrid CF. Todos ellos, por sí mismos o a través de interpuestos se han revuelto ante nuestra perplejidad.

Así pues, viendo a posteriori el tamaño del Colectivo de Afectados por el Síndrome de la Eurocopa de Portugal, pude ser consciente del volumen de odio estúpido y sin sentido que ha generado un partido en el que nada nos iba y nada nos venía a los españoles. Y digo yo, que ya que se han puesto en ese estadio de combustión, pues habrá que celebrarlo como si hubiera sido un triunfo del Madrid. Digamos que hemos ganado la Undécima-bis. Así entre ustedes y yo, que yo creo que no, que los madridistas no hemos ganado nada, pero dado que se lo han tomado tan mal, bueno será, digo, que lo celebremos como se merece. Las babas de los panfletos catalanes no piden menos que una sentida alegría por nuestra parte. El manolismo, los iñakos, diegotorreses y aritzesgabilondos tampoco son acreedores a menos.

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A mí me ha sorprendido, la verdad, y por eso les digo aquí y ahora que es bueno conocer al enemigo. Aquí, creo yo, el madridismo en general (y yo particularmente) pecamos de ingenuos. Me explico: sí, sé que odian a Cristiano, pero siempre he sospechado que, en ese odio, el escudo de la camiseta del Madrid hacía de efecto multiplicador. Es decir, la inquina se rebajaba varios grados en la escala de Richter cuando la camiseta vestida era la de Portugal. Todas las reacciones posteriores de los hooligans del AntiRealMadrid CF, ya conocidas por todos ustedes, no han hecho más que demostrarme el error de mi apreciación. Y ha sido terrorífico… para ellos, claro. Bueno sería que no perdiéramos la perspectiva del asunto para un futuro no muy lejano. Esto, a modo de advertencia y consejo.

Por lo demás, yo también quería que ganase Portugal, aunque, si hubiese perdido, tampoco me hubiera llevado un gran disgusto. Tenía mis motivos… y eran muchos. De hecho diría que casi era, más o menos, mi equipo favorito (compartido con Gales y Croacia) en esta Eurocopa. Después, la pequeña satisfacción de ver ganar a nuestros vecinos portugueses, ha crecido exponencialmente a la vista de los efectos devastadores que ha provocado en el enemigo.

Quería que ganase Portugal porque he estado varias veces en ese país y siempre me han tratado de lujo. Ni cuento cuando he dicho que soy aficionado del Madrid. No puedo decir lo mismo de los franceses. Del Reino de los Campanarios tampoco puedo decir lo mismo. De hecho va para varios lustros que no paso por allí. Sí, ya sé que no jugaban  en esa final, pero como ellos se han querido meter en esta guerra, yo les doy cuartel.

Entre los jugadores portugueses no tengo constancia de que haya alguno que me odie por ser español y de Madrid. Entre los franceses tampoco, pero sí entre varios de los jugadores de La Colorá. ¿Recuerdan aquellas palabras de Bomba Fétida: “Os vamos a ganar la copa de vuestro rey”, o aquella mano extendida en plan chuleta. Pues eso. No sé quién es el presidente de la federación portuguesa y tampoco sé quién es el de la federación francesa. Sí conozco, y muy bien, quién es el presidente de la Federación del Fúrbol y los Álbitros. Y es el mismo que preside a La Colorá. El Jefe de Arminio. El que nombra a los comités. El mismo al que Nuñez le impuso una insignia culé de oro y brillantes después de las ligas de Tenerife. La misma que le ponían a Franco cuando les interesaba. El mismo que dormita al lado el Príncipe Guillermo. Ése que tiene un hijo del que ningún dizque periodista deportivo ejpañol parece querer saber nada. El honrado trabajador, el hijo putativo del Butano. Pues ése, entre otras muchas cosas, es el presidente de La Colorá.

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No me hace especial gracia Didier Deschamps y de Fernando Santos no tengo nada que decir, salvo admirarle la paciencia de aguantar a Cristiano en la banda. Del Marqués de La Colorá, podría empezar y no acabar: ausencias a los funerales de leyendas del Madrid, despreciar la insignia de oro y brillantes del club, su doblez para con el Madrid y para con alguno de sus jugadores, su desagradecimiento, su rencor. Este aristócrata del pueblo, es el entrenador de La Colorá. Sí, sí éste.

De la prensa de Portugal o de Francia tengo menos que decir. Salvo el tabloide portugués que, por lo visto, se dedica a perseguir a Cristiano hasta cuando va al servicio, poco o nada conozco. Pero me jugaría la colección de chanclas de Dani Alves a que no llega a los niveles de miseria que la de aquí. De los hooligans de La Colorá, es decir, del mamporrerío dizque periodístico español podría empezar y podría no acabar nunca. Son los mismos que hacen lo vida imposible a cualquier fichaje extranjero del Madrid. A veces ni eso, piensen en Diego López y piensen en lo que hicieron con él. Los mismos que desprecian a todos los rivales del Madrid y consideran a la selección 30 del mundo como una selección estimable. Son los mismos que, cuando hablan de La Colorá, la caspa se les cae como si fuera confeti.  Los mismos que dijeron que Mourinho era un nazi, los mismos que se burlan de mendigos o le han intentado amargar la vida a Gareth Bale. Esos, todos esos, con todas sus tropelías, son los hooligans de La Colorá. Y es una lista tan larga  de tropelías que necesitaría varios folios Din A4 para no dejar ninguna fuera. Los mismos que le martirizan a usted durante la temporada de clubes. Los mismos que se callan los problemas de alcoba de La Colorá y se pasan meses y meses fabulando sobre la fiesta de Cristiano. Esos mismos. Pues esos, y no otros, son los que se tiraban de los pelos de los sobacos ante la enormidad de que hubiera españoles que no apoyaban a “su” selección. Brotons, Pipi, Lama, GiÑaki, Pacocari, Fredi Ouija, Carmen Colino Ouija, Tomas Roncero Ouija, el Frijolito, Pedro Pablo Sanmartin Ouija, Maroto Ouija, Bobby G, Subecuestas Palomar, Pájaro Loco Rivero, Edu García, Pertusatto, Santi Ouija, Violento Panocha, Mediahostia Meana, Diego Torresro… y aquí me quedo.

Tiro de memoria y me retrotraigo cinco o diez años al pasado y avanzo hasta el presente y me sobran datos, declaraciones e informaciones para detestar todo lo que huela a La Colorá. Empezando por algunos de sus jugadores, siguiendo por el señor del Fúrbol y los Álbitros, continuando por el rencoroso Marqués y acabando por sus hooligans de alcachofa. Y todavía se escandalizan porque haya gente que se ha desentendido (eso en el mejor de los casos). Todavía se preguntan por qué queríamos que ganase la final Portugal, cuando era una evidencia y ellos mismos nos dieron la pista: pues para daros por culo, gilipollas, y disfrutar más al ver vuestras almorranas en carne viva…y vaya si habéis cumplido con nuestras expectativas.