Una cronica de: @Javirodespi – planetacb
Probablemente muchos se dejen cegar por el inmenso espectáculo que ha dado Sergio Llull, a lo mejor otros se quedarán con la sobriedad de Gustavo Ayón y su capacidad anotadora en poste bajo con movimientos de altísima calidad, otros se inclinarán por la muñeca asesina de Jaycee Carroll, inclusive por el desparpajo de Doncic ante todo un veterano en mil batallas como es Romain Sato. Sin embargo, no se confundan, la verdadera fortaleza de este Real Madrid no es ningún hombre en individual, todos ellos conforman una manada que son la fuerza de este equipo, como el nombre de nuestro OjO Al Blanco.
Más ambiente, más speaker
Estaba claro que el ambiente que hubo en el primer partido de la serie no es el que se correspondía a una semifinal y parece que quedó aprendido por una afición blanca que tuvo 10.013 almas que fueron levantando el ánimo cuando más se le necesitaba y de la mano del speaker Pedro Bonofiglio que estuvo sensacional para que el público no se relajara ni un segundo en animar a su equipo desde el más absoluto respeto al rival, un diez sobre diez para él.
Ayón, pide lo que quieras y te lo damos
El primer cuarto del Valencia Basket fue horripilante en prácticamente todos los sentidos, no ya por buenas defensas blancas, que también hubo algunas, sino por fallos inconcebibles en acciones claras de tiro taronja y que parecían que se les había encogido la muñeca, ya fuera en poste bajo con Hamilton o con lanzamientos exteriores desde el triple en que los fantasmas del primer partido hicieron aparición de nuevo con un inquietante 0/5. Sin embargo, el verdadero agujero valenciano tenía nombre y apellidos: Gustavo Ayón, enésimo clinic de baloncesto por el mexicano mostrándose imparable en defensa y en ataque, convirtiéndose en auténtica pesadilla para los jugadores del poste bajo del club mediterráneo que caían una y otra vez en las fintas, en el cuerpo a cuerpo o en la lucha por la posición, solo le vamos a dar el dato de que acabó el primer cuarto con 13 de valoración por los 23 de todo el Madrid.
Ostras, pues sí que saben meterla de tres
Y, de repente, la luz se hizo para Valencia Basket, los miedos a meter desde 6.75 desaparecieron en cuanto el primer balón desde ahí besó la red y, curiosamente, el Madrid no paraba de fallar desde esa misma distancia, en medio de este juego de lanzamientos apareció otro, el subterráneo, con un Sato empecinado en sacar faltas a Doncic o el juego de los pívots valencianos que se encontraron mucho mejor ante la necesaria rotación de Laso de mandar a Ayón al banquillo. Todo eso junto al juego desplegado por Diot, empezaba a cambiar la dinámica de juego y ponía al Valencia como dominador de un juego que, gracias a una genialidad de Doncic que alguno llamará “churro” en forma de triple, permitió al Madrid irse con dos puntos de ventaja al descanso.
De la bronca de Laso a los buenos minutos valencianos
Había tensión en el banquillo madridista, las cosas no iban saliendo como se esperaban y los nervios estaban a flor de piel, el Valencia cada vez más cómodo en el campo bajo la batuta de Diot y un reparto muy equitativo de minutos por parte de Pedro Martínez hacía que los visitantes estuvieran en el camino de llevarse el primer punto de la eliminatoria. Todo ello se acentuó con una inmensa bronca ante una pérdida insulsa de Trey Thompkins por ser demasiado “flojo” a la hora de sacar un balón del 2×1 y que exacerbó al técnico vitoriano llevándose el americano la gran bronca de la noche.
La fuerza del corazón
¿Fue el triple de Llull? ¿Acaso la salida de Rudy y su trabajo colectivo aunque no anotara? ¿Quizá la decisión de Carroll para anotar a pesar de la exigente defensa valencia? ¿El trabajo de Felipe Reyes bajo el aro? Nos resultaría imposible identificar al verdadero héroe que acabó con la ilusión valenciana y recibió (otra vez) un marcador de 35 puntos en el último cuarto y que resulta inalcanzable para cualquier mortal que quiera llevarse el partido. Nuevamente el vendaval blanco atenazaba a los valencianos que recibían canasta de cualquiera de las formas con las que hemos empezado este párrafo y eso que no paraban de lanzar tiros libres gracias a las múltiples faltas pitadas por los colegiados que sancionaban con falta cualquier contacto a jugador sin balón. Pero ni así fue capaz el Valencia de evitar que se le escaparan los de Laso, inclusive con errores infantiles en control de balón que hacían que el Madrid aún oliera más sangre, imposible de batir.
A Valencia con los deberes hechos
Una cosa tenemos clara, la temporada no ha terminado en el Barclaycard, como mínimo tendremos un partido más, no sabemos si será el quinto de esta serie, el tercero contra el FC. Barcelona o los dos primeros contra Baskonia, pero algo habrá seguro, así que disfruten de estos momentos a la espera de lo que acontezca en la Fonteta el próximo martes y, como siempre, sigan sonriendo que la ocasión lo merece.