CRÓNICA | Una muesca más: Real Madrid 2 – 0 Eintracht Frankfurt

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Carlo Michelangelo Ancelotti es un hombre de principios. Y, probablemente, por eso, decidió iniciar la temporada 2022-23 con el mismo elenco con que cerró la anterior, ganando la final de la Copa de Europa, tal y como había adelantado @pepo2204 en la previa de esta santa casa llena de pecadores. Tras un verano en que las palancas y los trucos contables han dominado las portadas de la prensa y los titulares de los medios de comunicación, tocaba recordar que EL REAL MADRID ES EL CAMPEÓN DE EUROPA. Lo pongo en mayúsculas porque no parece que a algunos les interese recordarlo. Pues lo es. Y eso le daba derecho a disputar frente al Eintracht de Frankfurt el partido que empezaba esta noche a las 21:00 en la blanca Helsinki, la Supercopa de Europa, mientras los trileros, y sus voceros y palmeros antimadridistas, lo veían en la televisión.

Cinco minutos iniciales de control del Madrid, recuperaciones ágiles, toque, pase y movimiento, pero sin generar peligro alguno, dieron paso a otro momento de más ten con ten, con el Eintracht buscando llegar rápido, pero con los madridistas bien colocados y organizados para ir diluyendo cada intento alemán. Una ocasión de Lindstrøm fue abortada por Courtois con oficio, aunque el linier señaló el fuera de juego en que había iniciado la acción el danés. Un par de minutos después fue Kamada el que se plantó delante del belga, tras un error de Mendy, empeñado en poner a prueba nuestros desfibriladores, pero Thibaut también demostró que seguía en el punto donde lo dejó en la final de París y despejó con solvencia el remate del japonés.

Pasado el cuarto de hora, una fantástica contra del Madrid, con centro de Valverde, Carvajal dejándola pasar para Benzema, y éste sirviendo a Vinicius, fue rematada por el brasileño a puerta, superado Trapp, pero la sacó bajo palos Tuta. A partir de ahí, se abrió un partido más espeso, lento, que solamente era alterado por algún intento de llegada puntual de ambos equipos, con el Madrid llevando más el peso del juego, y el equipo de negro tratando de aprovechar alguna llegada a la contra, sin éxito.

Imagen: realmadrid.com

Faltando diez minutos para el descanso, una demoledora pared entre Benzema y Vinicius finalizó con un remate del brasileño que Trapp desvió con muchos apuros a córner. Lo sacó Toni Kroos, lo cabeceó Benzema, a duras penas, desviado y bombeado, y Casemiro, antes de que saliera por la línea de fondo, como si fuera su plato de lentejas, lo buscó con fé, y lo devolvió de cabeza a donde Alaba esperaba, tranquilo y sereno, como siempre, para enviarlo al fondo de la portería y establecer el 1-0. Era el minuto 37 y el Madrid empezaba a ejercer ese extraño embrujo que invita a pensar que el destino del rival es inevitable. En el 41, un fantástico pase de Kroos era rematado fuera, inexplicablemente, por Karim Benzema, al que se le debían de haber roto un par de cuerdas del violín. En el 42, otro remate de Casemiro desde fuera del área fue detenido por Trapp. El equipo de Frankfurt estaba completamente superado, perdiendo un balón tras otro, y solamente era capaz de parar a Vinicius con faltas. Pero, desafortunadamente, este momento dulce de los blancos no llegó a convertirse en algo tangible en el resultado, llegándose al descanso con 1-0 en el marcador.

Se volvió de los vestuarios con una versión muy parecida de la primera mitad. El Madrid dominando el balón, y buscando rendijas en la defensa del Eintracht, y los alemanes tratando de acercarse a la portería de Courtois y perdiendo un balón tras otro. En el minuto 55, un remate de Vinicius, tras una buena combinación del cuadro madridista, acabó con el balón dando en Benzema y siendo rechazado con el pie in extremis por Kevin Trapp. Glasner, técnico del Eintracht, decidió dar un paso adelante, y metió en el minuto 58 un doble cambio: entraron Götze y Kolo Muani por Rode y Lindstrøm, en un movimiento inequívocamente ofensivo.

A la hora de partido, un zurdazo de Casemiro desde la frontal, impactó en el larguero de Trapp, quedando claro que la estructura defensiva de los teutones empezaba a hacer aguas. Y, en el 65, una galopada de Vinicius, no muy afortunado hasta ese momento, fue rematada de primeras, ahora sí, con su frac elegante y los violines sonando, por el capitán madridista, Karim Mostafá Benzema, para poner el 2-0 en el marcador, y una sombra de depresión en la mirada de los alemanes. Ancelotti, que se ha ganado sobradamente hacer lo que le dé la real gana, aprovechó exactamente ese instante para meter su primer cambio: Rodrygo por Modrić, un delantero por un centrocampista, nada de especulación. ¡Más madera! En el 69, Lucas Alario, delantero centro, entraba por Touré, central, con lo que el Eintracht aceptaba la apuesta… e incluso la doblaba, quemando sus barcos.

Imagen: realmadrid.com

Fue en los siguientes minutos cuando Valverde, ya como interior, empezó a horadar la banda derecha en compañía de Rodrygo. Cuando Vinicius siguió mostrando su superioridad física y técnica, contra un Knauff que empezaba a agonizar. Cuando Kroos, con su detector de líneas de pase, y Casemiro, con sus tijeras de podar, cerraban el paso a cualquiera de los de negro con oficio y sin problema, y no es casualidad que el brasileño acabara recibiendo el trofeo de jugador más valioso del partido. También cuando Militao se fue encargando de recoger con su furgoneta todo lo que pudiera rebasar al centro del campo, entregando cada balón después al compañero mejor situado. Fue cuando Alaba sacó su gorra del plato y su sable, y ordenó incesantemente hacia dónde y cómo salir. A falta de un cuarto de hora, con un Eintracht reventado, Eduardo I Camavinga entraba por Federico I Valverde, tratando de dar más agilidad a la salida del equipo madridista. El cuadro alemán, al que ya dijimos en El Teleobjetivo que se le atragantaban los ataques estáticos, peleaba contra un muro blanco muy bien organizado, y contra su propia dificultad para jugar a un ritmo menor.

Una llegada a la contra del Madrid, conducida por Rodrygo y Benzema, y acabada en remate duro, raso y desviado de Kroos, sirvió para inaugurar el tramo final del partido. Y, en el minuto 85, Ceballos, acompañado por los debutantes en partido oficial Tchouameni y Rudiger, saltaba al campo, yéndose al banquillo Carvajal, Kroos y Vinicius, con el trabajo ya hecho. Así, con toda naturalidad, Ceballos ocupó el lugar del brasileño en el campo, y Rudiger se apostó como lateral derecho para esos minutos finales. El Eintracht siguió peleando para encontrar espacios donde el conjunto blanco apenas los dejaba, y los madridistas, replegados, afilaban su cuchillo de monte para tratar de cazar una contra y ampliar su ventaja. Pero no pasó ni una cosa ni la otra, y la Supercopa emprendió el viaje a la sala de trofeos del Real Madrid, con el 2-0 final.

Ancelotti se convirtió en el entrenador con más Supercopas de Europa en solitario, con cuatro, y Benzema levantó por primera vez el título de campeón, como capitán, después de haber superado a Raúl en la clasificación histórica de goleadores del Real Madrid, alcanzando la segunda posición con sus 324 goles. Y fue el delantero francés el que, como capitán, levantó el trofeo de campeón de la competición, añadiendo una muesca más en el palmarés del mejor equipo de Europa. Porque, a estas alturas, no admite lugar a dudas que el Real Madrid lo es.

Felicidades, madridistas. Disfrutadlo.