Una crónica de: @Datemus
No se puede resumir lo que significaba el partido de hoy ni más sucintamente ni mejor de lo que lo hacía @luismanper en la previa de El Diario de Mou: Hay que ganar los cuatro partidos que quedan, así de sencillo y así de difícil.
Y es que tras haber estado a sólo dos encuentros de la anhelada orejona, nos veíamos abocados a tener que ganarlo todo para renovar el título liguero, con un calendario por delante muy difícil, cuyo envite más complicado sobre el papel se producía sólo cuatro días después de la eliminación en semifinales de la Copa de Europa. El Sevilla de Lopetegui esperaba a un Madrid agotado por los continuos esfuerzos, con la moral tocada por el aún cercanísimo recuerdo del Chelsea y diezmado a lo largo de toda la campaña por las continuas e inacabables lesiones.
De hecho, Zidane tenía un papel complicadísimo a la hora de confeccionar el once. El mediocampo de la década estuvo extenuado desde el 70’ de Stamford Bridge, con Modric y Kroos reventados por su excesiva pero necesaria participación en una sucesión compromisos de mucha importancia. Además, Sergio Ramos, Hazard y algún otro compañero que salía de lesión, dieron muestras de estar a años luz de la forma física necesaria para poder competir. Al final, el técnico francés se decantó por un once mucho más parecido al que debería de haber jugado contra los hijos de la Gran Bretaña: Courtois bajo palos. Nacho y Militao de centrales. Marcelo y Odriozola, completando la línea de cuatro en defensa. Casemiro, Kroos, Modric en el centro del campo y en punta, Vini Jr por la dercha, Vlaverde por la izquierda y Karim Benzema de ariete. No es que Marcelo haya completado partidos fantásticos últimamente como lateral izquierdo. Daba cierta congoja al ver al braselieño de nuevo ahí en detrimento de Mendy que, admitámoslo, se vio muy falto de ritmo en su reaparición. Lotepegui pudo contar de partida finalmente con Jordán, uno de sus hombres clave y que fue duda hasta última hora.
Cuajó el Madrid unos diez primeros minutos malos, superado por su adversario, que por un lado se adueñó de la pelota y por otro, la recuperaba cada vez que la perdía prácticamente de inmediato mediante una presión muy adelantada, ordenada e intensa. Cada vez que el Madrid intentó hacer lo mismo fracasó, con un desorden espectacular al estirar las líneas, probablemente fruto de la falta de frescura en las piernas, y con muy poca agresividad ante las combinaciones del oponente, limitándose a estar colocados atrás pero sin estorbar a cada par los más mínimo.
Sin embargo, en el 11’, en una rápida contra del Madrid, Vinicius abrió desde el centro del campo para la incoporación de Odriozola. El donostiarra puso un gran centro al segundo palo desde donde Benzema, de formidable testarazo, envió el cuero a la red. Bonito gol que el VAR, contra toda su costumbre, no tardó ni medio minuto en anular, ofreciendo una bochornosa perspectiva que no hace sino acrecentar la leyenda del timo que es esta competición. No nos habíamos percatado todavía, pero los bandoleros andaban por La Carolina reuniendo víveres, llenando alforjas, acumulando pólvora y afilando navajas, planeando arrasar Valdebebas.
Odriozola debe de tener problemas para conseguir unas botas de la talla 56, por lo que se aprecia en esta bochornosa imagen de LaLiga
No dejaron que el gol subiera al marcador, pero el juego del Madrid mejoró instantáneamente, como si los jugadores hubieran tenido la ocasión de ver la grotesca toma ofrecida por la realización, cocinada en la sala VOR a conveniencia de la clientela política que tiene decidida quien no ha de ser campeón, y su indignación hubiera ejercido de catalizador de la eterna rebeldía de este club frente al destino impuesto por unos tramposos de tres al cuarto. La posesión pasó a ser blanca, aunque sin gran brillantez. Encerrados atrás, los de Nervión jugaron con la baza de lo mal que lo hace su oponente ante un rival sin espacios.
Vinicius, en las contras y jugadas con espacios, era el único que llevaba algo de peligro arriba excepción hecha de Benzema, pero el punto de mira del brasileño hoy volvía a estar, como en la mayor parte de ocasiones, totalmente descalibrado. Las incorporaciones de Odriozola pasaron a ser menos frecuentes y más previsibles y Marcelo, por la izquierda, más que lateral parecía interior. Kroos, Modric y Casemiro, muy juntos, la tocaban excesivamente despacio. Valverde apenas participaba escorado a la derecha y el madridismo había de encomendarse en bloque a la inspiración de su mejor hombre: Karim Benzema.
En el 20’, sin saber aún del todo a dónde se dirigían, la nube polvorienta de los burros de los bandoleros ya era visible para todos. Martínez Munuera, con el calañés andaluz calado hasta las cejas, se inventó una falta en tres cuartos con la que encima amonestó a Casemiro. El saque no pudo estar peor defendido por los nuestros, en un día aciago a balón parado, y Fernando adelantaba injustamente a un Sevilla que hasta entonces había hecho diez minutos de buen fútbol y posesión y otros diez en los que se empleó a fondo para no verse en desventaja en el marcador, pero sin haber sumado ni una sola ocasión en total.
El Madrid no cejó en su empeño. Como caminante desprotegido que se ve rodeado de poderosos bandidos, se abandonó a su suerte y continuó intentando luchar contra la sentencia de muerte a la que estaba condenado de antemano.
En el 31’, Marcelo entrega casi desde la frontal a Benzema. El francés realiza una media vuelta fulgurante que a su defensor ni le dio tiempo a adivinar. Karim empalmó de izquierdas con empeine para que Bono conjurara el peligro con dificultad.
Imagen: realmadrid.com
En el 40’, llegó la última ocasión clara de los nuestros en la primera mitad. Tras otra larga combinación, Kroos recibe en la frontal, realiza una serie de amagos de disparo con los que atrae a varios miembros de la zaga sevillista y genera un hueco importante para que, Casemiro, al que cede la pelota, chute a portería. La pelota se pierde algo desviada en una buena oportunidad de igualar antes del descanso.
Tras la reanudación vimos a otro Real Madrid. No es que fuera un equipo brillante, porque no estamos para estos trotes, pero sí una escuadra consciente de lo que había en juego y determinada, llena de personalidad, a darle la vuelta al marcador y a conseguir el liderazgo. Cierto es que se ya se percibía en Valdevebas el tufo de las boñigas de los asnos, las luces de navajas y las chispas de las piedras de afilar, pero los nuestros no se amilanaron y presionaron arriba con el orden y disciplina que les faltó en el primer tiempo. Como resultado, el Sevilla se veía incapaz de dar dos pases seguidos y terminaba por entregarla.
Además de acorralar a su rival, la circulación de la pelota iba un pelín más rápida. Sin que las ocasiones clamorosas se sucedieran, el ritmo de pases, ligeramente superior, permitía la generación de más espacios y la consecuente sensación de peligro.
En el 51’, Modric se va de su rival y cerca de la frontal, lanza un chut que Bono desbarata con dificultad. Recurrieron mucho los nuestros al tiro desde esa zona e hicieron muy bien, ya que el Sevilla estaba tan encerrado atrás que apenas se podía encontrar un lugar desguarnecido salvo la media luna del área. Los intentos desde esa parte del campo, además de ser una buena opción para marcar, obligan al rival a no meterse tan cerca de la portería para poder defender ese tipo de jugadas.
En el 56’, en un saque de esquina, dos manos consecutivas en el área de dos jugadores visitantes quedaron sin ningún tipo de castigo. Martínez Munuera no las vio pero el VAR las revisó, entendiendo finalmente que no eran merecedoras, ninguna de las dos, de ser sancionadas con penalti. Mañana lo vamos a gozar con la previa arbitral de @cubelas13. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que había seres con pañuelo en la cabeza, patillas anchas, fajín ceñido a la cintura con la cheira prieta entre el abdomen y el atuendo, merodeando las puertas y las gradas de Valdebebas. Los peores presagios se hacían realidad. Los de Sierra Morena, ya estaban aquí para liarla.
En el 60’, en una jugada muy similar a la de Kroos en la primera mitad, Marcelo conduce hacia el centro del área atrayendo rivales y cede al Case para que chute desde la frontal. De nuevo, el mediocentro no puedo aprovechar la buena ocasión confeccionada por el lateral zurdo.
Un minuto después llegaba la única ocasión clara del Sevilla en la segunda parte sin que intervinieran los bandoleros. Un contragolpe rápido de los de Nervión terminó con un chut de Rakitic muy sólo en la frontal, que se fue por encima de la portería local. Prácticamente, fue la primera ocasión en la que los andaluces superaban el mediocampo en el segundo tiempo, con la excepción de una buena acción individual de Acuña frente a Valverde en el 46’.
En el 64’, tras un saque de esquina, Modric recibe en la frontal muy marcado. No había jugada más allá del pase atrás o hacia el compañero más cercano. Sin embargo, el croata se inventó una acción fantástica. De un pase de cuchara, sirvió un cuero imposible con el que superó a los rivales y abrió la pelota de nuevo para Kroos. El teutón mejoró aún más la impresionante idea del Príncipe de Zadar al ponerla de primeras al interior del área pequeña. Pero lamentablemente, por allí no transitaba Benzema sino un Vinicius absolutamente negado de cara a puerta. Parecía difícil. De hecho, lo es, porque remató primero con una pierna y luego con el muslo de la otra para enviarla al poste, con lo fácil que era ponerla dentro. Espantoso el carioca hoy de cara a la portería y, militando en el Madrid, lo cierto es que hay que admitir que si juegas de punta, o metes esas, o te buscas equipo. Con las cualidades que tiene este muchacho, fallar acciones tan fáciles es algo que no se debe a su técnica sino a ese coco obsesionado con el recuerdo del gigantesco catálogo de pifias que, con este círculo vicioso en el que está inmerso, no deja de crecer. Qué nos dé Benito Floro el contacto del psicólogo de su cuerpo técnico y le ponga en tratamiento intensivo cuanto antes.
Zidane dio entrada entonces a Marcelo por Miguel Gutiérrez, en un cambio que no debería de haber pasado de la hora de juego, y a Asensio por Modric, tras la espectacular jugada dejada por el croata. Los cambios funcionaron bien. Tanto que, en el 67’, Asensio, que en una impresionante contra no pudo culminar porque se le fue el control algo largo, se rehízo y cedió atrás para Kroos. El alemán amagó con el disparo e incluso con el pase a cualquier otra zona del campo, a cualquier opción menos a devolvérsela a Marco, elección que escondió a todos los jugadores del campo hasta hacerla absolutamente imprevisible. Esta vez el mallorquín ni esperó a fallar en el control: empalmó de primeras, con el interior de su izquierda, al primer palo y ajustadísimo al poste, para poner las tablas en el marcador. 1-1.
El Madrid continuaba acosando y ejerciendo su superioridad sobre el Sevilla. No obstante, en el 76’, llegaba la jugada crucial del partido. El Sevilla bota un córner. El balón llega a la frontal a Vinicius. Los de Nervión habían defendido tan mal la zona de rechace que el carioca tenía a Benzema a un pase de dejarlo sólo en uno contra uno frente a Bono. No falló esta vez Vini y cedió para el francés que, arrancando de campo propio, se fue como una centella hacia la portería visitante. Karim llegó al área acompañado de Asensio, pero decidió quebrar al meta sevillista, que lo derribó en un clamoroso penalti. Martínez Munuera recibió entonces las airadas protestas visitantes que reclamaban que en el despeje del córner, Militao la había tocado con la mano. Las quejas de los sevillanos, llenas de la ya tradicional hipocresía sin límites que sólo la bochornosa prensa de este país puede legitimar sustentada en el iletrado público general, fueron un repugnante reflejo del señorío provinciano que nos piden combatir a base de exquisita subversión. Anda y que les den. Señorío, con quien se lo merezca. A esta banda que antepone el resultado al más mínimo valor deportivo, ¿Qué trato le otorgamos? Visto lo que les gusta ganar a toda costa, incluso haciendo trampas, cuantos más controles antidoping, mejor, que nada hace pensar que no les vaya a dar por ahí también.
El VAR revisó la jugada, es decir, revisó la misma que la de las manos de Jordan en el 57’, o la misma que no nos pitaron en el encuentro contra el Betis en un cabezazo de Militao que sí iba dirigido a portería, a diferencia del de hoy. Para más sinvergüencería, el portugués, que estaba de espaldas, la toca con la mano después de que el jugador con el que saltaba, Diego Carlos, hiciera lo propio en primer lugar. ¿Cómo coño puede ser penalti eso, si a Militao le da en la mano tras llegar rebotada del antebrazo, separadísimo del cuerpo, de Diego Carlos? ¿Creen que Valdano dijo algo? ¿Qué creen que señalaron los de Vomistar? ¿Qué adivinan que ha dicho el bien alimentado Fouto? El hecho es que Martínez Munuera acudió raudo y veloz a revisar la jugada. Se ajustó el catite a la cabellera, se atusó las patillas y asaltó Valdebebas con todos sus secuaces de las serranías de Despeñaperros, pistola de chispa en una mano y cheira albaceteña en la otra, con la que asestó tres cobardes navajazos traperos a todo un Real Madrid, privándole de cualquier opción de hacerse con el liderazgo esta noche. En los anales de la historia de nuestro club podría entrar, de manera anecdótica, el nombre del ramplón personajillo que acuchilló esta noche nuestras opciones ligueras. Es anecdótico. Los verdaderamente trascendentes son los autores intelectuales de esta golfada de un descaro sin parangón. Ya les conocemos. Me aburro ya de mencionarlos y tampoco lo merecen. D. Florentino, sáquenos usted de esta mierda, aunque nos quedemos solos. Total, nos han relegado a palmeros de lujo con los que dar lustre a cada título que nos roban.
El penalti fue lanzado por un hipócrita croata, el tal Rakitic, cuyo nombre hace gala a su raquítica moral, para poner el 1-2 en el marcador. Y esto lo digo a resultas de sus declaraciones post partido, con las que demostró la calidad de tipejo que puede llegar a ser un formidable futbolista porbando, una vez más, que en esta vida lo de ser un buen jugador y un tío que se viste por los pies no va ligado salvo en honrosísimas excepciones. El raquítico de la ética no es, ni del lejos, una de ellas.
He aquí que vino lo que uno más disfrutó del partido: los inocentes moradores, asaltados por los viles y cobardes chuchillos de los bandoleros, no se rindieron a su inmisericorde y cruel destino. No se tomaron ni un segundo en aturdirse ante semejante injusticia y tamaño atropello. Se miraron el escudo y, como reflejó el genial @ChunguitoRM en una de sus impresionantes portadas, se gritaron así mismos: “Oye, que somos el Puto Real Madrid”. Valdebebas se convirtió en la genial obra de Robert Louis Stevenson. Al abuso y al crimen le sucedieron el esfuerzo, el mérito, el honor y el orgullo de un club antagonista de la mísera moral que representan la Liga, la RFEF y los medios del lupanar de la comunicación. Dr. Jekill y Mr. Hyde, poniendo de relieve lo más aberrante y lo más hermoso del ser humano. Los nuestros se vinieron arriba contra los perdigonazos de los trabucos, los envites de las cheiras y las sucias artes de los barateros que invadieron nuestra casa, mancillándola con su pestilente forma de vida.
A todo esto, en el 79’, Zidane dio entrada a Hazard por Vinicius. Aunque el belga jugó mal, hasta en eso acertó el galo. A base de cojones, llegó en el 90’ otra ocasión de la que sólo esta gentuza nos privó de que acabara en penalti. En una acción de Miguel por la izquierda, el pase del canterano termina en un balón aéreo sin opciones de remate. Sin embargo, nuestro canterano Óscar se resbala y comete penalti al derribar clarísimamente a Casemiro. Los de Sierra Morena fruncieron el ceño y torcieron el rictus con una sonrisa burlona, torticera y macarra, con la que dijeron desde la sala VOR “si os creéis que vais a salir vivos de ésta, vais listos”. Nos birlaron otra pena máxima de forma descarada y a otra cosa, que para limpiar nuestros antecedentes penales tenemos a Foutito esta noche.
Es el Madrid tan diametralmente opuesto a esta canalla que continuó peleando sobreseyendo el museo de violaciones sufridas, como si con ellos no fuera la cosa. Con coraje, con dignidad y con fe, Kroos disparó desde la frontal en el 93’, rechazó en Hazard y se fue para dentro. 2-2.
Imagen: realmadrid.com
Tendréis que seguir robándonos para privarnos del campeonato, caterva de sinvergüenzas, porque no bastan vuestras calculadas artes de malhechores sin escrúpulos para poder de primeras con algo tan grande como el Madrid.
Gracias a nuestros jugadores y a nuestro cuerpo técnico, por el ejemplar comportamiento. Estamos verdaderamente orgullosos. Y, para terminar, una última petición a nuestro presidente: sáquenos de este pozo emponzoñado de la peor condición humana y llévenos a esa Superliga donde a esta gentuza no le quede para sobrevivir sino renovarse o morir.
Hoy más que ayer pero menos que mañana: “Hala Madrid, hijos de puta”.