CRÓNICA | Pundonor desde la cuna: Juventus 1 – 3 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Se presentaba por fin, tras los meses en que la competición había estado interrumpida, el Madrid de los chavales, en los octavos de final de la Youth League. En estas condiciones tan desacostumbradas, para jugar en el Colovray Stadium de Nyon (Suiza), con Raúl al mando (Dani Poyatos, entrenador del Juvenil A durante este año, se fue a entrenar al Panathinaikos griego), y una de las generaciones más interesantes de jugadores salidos de la Fábrica del Real Madrid. Para este choque a cara o cruz contra la Juventus de Turín, Raúl presentó un equipo que combinaba juventud, talento y veteranía. No deja de ser cachondo que hablemos de veteranía por tener 20 añitos, pero a estas edades, un año más a veces parece un siglo. El once inicial, con Toni Fuidias; Sergio Santos, Pablo Ramón, Víctor Chust, Miguel Gutiérrez; Antonio Blanco, Iván Morante, Sergio Arribas, Carlos González Dotor, Jordi; y Juanmi Latasa, contenía todas estas virtudes y algunas más, que luego fuimos descubriendo.

Arrancó el encuentro con la peor noticia posible: una pérdida de Miguel Gutiérrez en la zona izquierda permitió a Tongya internarse en el área y batir de un disparo cruzado a Fuidias, sin que el capitán Víctor Chust pudiera llegar a taponar el remate. Apenas se llevaban tres minutos jugados, y el partido empezaba cuesta arriba para el equipo ayer de rosa. Por si fuera poco, en el minuto 6, Juanmi Latasa veía la tarjeta amarilla, y en el 12, un balonazo innecesario de Jordi a un rival caído en el suelo le costaba la expulsión. Es decir que, en ese momento, el equipo de chavales madridistas tenía por delante 78 minutos en inferioridad numérica y un gol que remontar. Aún tardaron unos diez minutos en recuperarse del impacto, durante los que se replegaron con orden y aguantaron el asalto del equipo juventino, especialmente gracias a la solidez de Pablo Ramón y Víctor Chust atrás.

Entonces ocurrió algo a lo que ya casi no estamos acostumbrados los aficionados madridistas: el equipo, ante la adversidad, se hizo grande. Enorme. Descomunal. Iván Morante comenzó a disfrazarse de Fede Valverde, Sergio Arribas se convirtió en una avispa incansable, picoteando en cada jugada, Dotor tomó posesión del ala izquierda del ataque madridista, y, por encima de todos, el cordobés Antonio Blanco, escribió otro capítulo brillante de su libro “Medio centro defensivo: teoría y práctica”. El 6 madridista se apropió del partido, cortó pases rivales, robó balones yendo al suelo si era necesario, pero sobre todo, se encargó de encender los motores del bergantín y hacer zarpar al equipo. Y, como el fútbol es extrañamente justo, en dos andanadas, la chavalería madridista le dio la vuelta al marcador, después de habérsela dado al juego.

Imagen: realmadrid.com

Una salida a la carrera vio a tres estudiantes repasando, sobre la marcha, sus apuntes sobre el contraataque perfecto en un 3 contra 2. Y sacaron un 10 absoluto: Morante arrastró a un central hacia la derecha, Dotor al otro central hacia la izquierda, y el espacio del medio fue aprovechado por el conductor del balón, Sergio Arribas, para largar un zurdazo raso y colocado que significó el empate y una inyección de ilusión para el joven Madrid. Pero, para inyección, la que le clavó a la Juve el doctor Dotor en el minuto 32, apenas dos después del gol anterior. Latasa encontró a Morante cerca de la frontal del área, y el interior leonés puso, al primer toque, un balón filtrado a la espalda de la defensa donde Carlos González, Dotor en su denominación futbolera, vacunó a los italianos con un remate con la zurda que elevó el 1-2 al marcador y la moral de los chavales por las nubes.

De ahí al descanso, un remate de Latasa fue desviado con apuros por el portero italiano, y el cuadro madridista impuso su ley desde el dominio del balón en el centro del campo y con un trabajo incesante cuando el rival tenía el cuero. La vuelta del descanso no supuso un cambio sustancial en el desarrollo del partido: Blanco mandaba con una jerarquía impresionante, Morante insuflaba oxígeno, alegría y juego, Dotor castigaba llegando por la izquierda, Arribas torturaba a los italianos con diagonales en que parecía imparable si no era con faltas, y Juanmi Latasa trabajaba abriendo espacios y peleando cada balón aéreo como si fuera el último.

Y, como el fútbol es justo, decíamos, en el minuto 57 Blanco recuperaba su enésimo balón, se lo metía adelantado a Sergio Arribas para que corriera, y éste vio a Latasa cabalgando por la derecha. Le puso el balón y el delantero centro, a base de brega, de fuerza y de carácter, se lo llevó dentro del área y lo puso por debajo del cuerpo del portero de la Juve para alojarlo definitivamente en las mallas. El 1-3 podía ser una sorpresa para quien no estuviera viendo el partido, pero para quienes tuvimos el placer de verlo era absolutamente justo. En muchos años viendo fútbol, muy pocas veces había visto a un equipo jugando con uno menos y haciendo que no se notara en absoluto.

Imagen: realmadrid.com

Aun así, el físico cuando juegas con diez se resiente, y los chicos del equipo madridista comenzaron a notarlo. Ahí fue donde se unieron dos circunstancias determinantes: por un lado, una maravillosa dirección de campo de Raúl, introduciendo los cambios en los momentos y en los lugares adecuados; y, en segundo lugar, una demostración de pundonor magnífica de todos los chavales, sacrificándose en defensa con un esfuerzo brutal. Por poner un ejemplo, Marvin, ese extremo eléctrico y veloz, se inmoló ayudando en la defensa de su banda a Sergio Santos, ante el peligro que llevaba por ese lado el recién entrado Ángel Chibozo, un extremo habilidoso y rápido.

La entrada de jugadores de refresco permitió al equipo madridista conservar la ventaja, resistir el asedio de la Juventus, y en ocasiones puntuales, salir con peligro hacia arriba, lanzando zarpazos que obligaban al cuadro italiano a un esfuerzo extra yendo y viniendo. Y el tramo final de partido acabó de consagrar a Antonio Blanco como uno de los centrocampistas más prometedores de su camada. La demostración de templanza, dominio del juego y su trabajo posicional y de recuperación de balón en defensa le descubrieron a los ojos de muchos aficionados. Un tipo con una calma y un oficio desacostumbrados a los 20 años, que manejó el partido a su antojo, y resultó clave en la construcción desde atrás.

Con esta victoria, el Real Madrid pasa a cuartos de final, donde se enfrentará al Inter de Milán el próximo miércoles 19 a las 18:00. Es importante rebajar el nivel de euforia, pero es cierto que se hace complicado por la magnífica impresión que han dejado estos chicos en nuestras retinas. Sobre todo, porque han honrado con creces la camiseta que defienden, afrontando las condiciones más adversas sin perder la cara al partido en ningún momento, en una demostración de entrega y aplomo fascinante en chicos de esta edad. Saben dónde están y lo que significa llevar el escudo del Real Madrid en el pecho. Y eso nos gusta mucho.

 

RESULTADO FINAL: JUVENTUS, 1 – REAL MADRID, 3

 

GOLES:

1-0: 2’ Tongya.

1-1: 30’ Sergio Arribas.

1-2: 32’ Dotor.

1-3: 57’ Latasa.

 

REAL MADRID: Toni Fuidias; Sergio Santos, Pablo Ramón, Víctor Chust, Miguel Gutiérrez; Antonio Blanco; Jordi, Sergio Arribas (Pablo Rodríguez, min. 75), Iván Morante (Sintes, min. 75), Carlos González ‘Dotor’ (Aranda, min. 90) y Juan Latasa (Marvin, min. 65).

 

ARBITRO: Dankert (Alemania). Expulsó con roja directa a Jordi (m.12). Mostró tarjeta amarilla a Latasa (m. 6) y Dotor (m. 64).