Una crónica de: @MiedoEscenico2
Llegó la eliminatoria de octavos de Copa del Rey, y llevó al Real Madrid a un viejo feudo en el que aún resuenan las gestas de décadas anteriores, La Romareda. El Real Zaragoza, club ilustre, entrenado por Víctor Fernández, entrenador ilustre, era un digno rival para jugarse los cuartos. Y Zidane volvió a demostrar que no negocia. Plantó a Areola en la portería, a la defensa que ganó la Duodécima en Cardiff y la Trécima en Kiev, un centro del campo con Kroos, James y probablemente uno de los jugadores revelación del año, el Pajarito Valverde, y situó arriba a Lucas, a Jovic y a Vinicius Jr. Un señor equipo.
Y, como Víctor Fernández es un señor entrenador, el Zaragoza salió a jugar y a dejar jugar, promoviendo un fútbol bonito y entretenido de ver. El problema es que sus jugadores estuvieron veinte minutos haciéndose a la idea de que jugaban contra el mejor equipo de la historia. Los verdes, porque el Madrid volvió a lucir esa equipación, dedicaron ese periodo de shock del equipo aragonés para ir imponiendo su ley en el campo y en las áreas. Ya en el minuto 6, un córner ensayado le dio frutos al Madrid. Kroos sacó en corto para Carvajal y éste, ante la salida de un jugador zaragocista, se la devolvió al alemán, que había maniobrado para evitar el fuera de juego. Entró como una bala hacia la línea de fondo y sacó su tren de juguete: miró, tendió las vías rectas, y mando un tren expreso en forma de balón que recorría eso que llamamos el pase de la muerte. Vinicius llegó a la primera estación algo forzado, y no atinó a dar un taconazo, pero en la segunda estación esperaba Varane con su trabuco, y mandó el balón sin sentimiento de culpa alguno al fondo de la red, adelantando al Madrid.
Con el marcador a favor, el Madrid fue realizando cada vez más acercamientos al área maña, pero no obtenían resultados. Además de ello, el cuadro madridista presionaba arriba, con los extremos metiéndose a ayudar hacia adentro siempre que hacía falta, con lo que el 4-3-3 se cerraba como una jaula letal que recuperaba balones con facilidad. Solamente James, entre apático y parado, rompía con esta demostración de entusiasmo, tanto en la presión defensiva como en la fase de ataque, en que el Real Madrid mostró una cara mucho más dinámica, ágil y divertida que en partidos anteriores. Aunque el gran responsable de esto fue el chico de 19 años que castigaba el ala derecha de la defensa maña. Si S. Duncan Black y Alonzo G. Decker vivieran en nuestra época, probablemente habrían cogido un avión a Zaragoza, tras ver la primera parte, para ofrecer un contrato publicitario a Vinicius Jr como imagen de la marca. El brasileño salió con las pilas rebosantes de energía y electrizó a la defensa zaragocista como hacía tiempo que no se le veía. Encaraba, se iba por velocidad y era una auténtica taladradora por su banda, que sólo iba dejando atrás mutilados, escombros y polvo cada vez que cogía la pelota.
Y el conjunto verde, que sabía a lo que jugaba, facilitaba continuamente la circulación de balón hacia ese flanco, por el que el Zaragoza se desangraba lentamente. También es verdad que la sangría fue más lenta porque el acompañante de Vinicius Jr, Marcelo, tuvo un día funesto. Ya no esperamos de Marcelo grandes carreras para recuperar la posición, o exhibiciones defensivas. Pero es un jugador con una técnica envidiable, de los que podrían jugar en dos metros cuadrados y hacer de todo. Pues bien, hoy al lateral del peinado diabólico no le salían bien ni siquiera los controles. Fallaba pases, fallaba centros y le fallaba hasta la sonrisa. Se le veía entre frustrado y desquiciado, e incluso hubo un par de jugadas, en mitad de la primera parte, en que estaba más dedicado a discutir que pendiente del juego, y casi cuesta un disgusto. Esperamos que, dentro de las políticas de recuperación que está aplicando Zidane, no tarde mucho en recuperar a un recurso como él, ese tipo alegre, caótico y desenfadado que iba con su manojo de llaves abriendo defensas casi como si fuera un juego infantil.
Por lo demás, el Zaragoza disparó en la primera parte tantas veces como el Madrid, pero la diferencia fue que sólo lo hizo una vez a puerta, remate que desvió un fantástico Areola, mientras que el resto de tiros fueron desviados o rechazados por una defensa concentrada y comprometida con la causa. Varane va siendo cada vez más ese general que ganó un Mundial, y Ramos, dejando aparte un par de aventuras en la segunda parte, hizo un partido serio, centrado en la defensa, recuperando sus galones de mariscal, aunque estuvo a punto de perder el armamento reproductor en un balonazo.
Pero olvidaba decir que, a falta de diez minutos para el descanso, una jugada del equipo madridista por banda izquierda (otra vez la Black & Decker), acababa con Kroos recuperando una pelota cerca de la esquina del área grande zaragocista. Volvió a desplegar su tren de juguete, y puso una pequeña locomotora camino del semicírculo de la frontal. Allí apareció por sorpresa Lucas Vázquez que cogió la locomotora, la cargó en su tirachinas, y la mandó a las redes, marcando el 0-2. El extremo gallego, tan estúpidamente denostado por algunos aficionados, volvió a demostrar que sus travesuras siguen valiendo goles para el equipo que defiende hasta la última gota de sudor.
El descanso casi nos cabreó, porque el partido estaba siendo bonito, y parar era cortarnos el rollo un poco. Pero la reanudación siguió transitando por caminos muy parecidos, con el Madrid llegando de vez en cuando, y el Zaragoza también lanzando sus zarpazos ocasionales. Pero, al cabo de un cuarto de hora, el equipo maño decidió que no tenía nada que perder, Victor Fernández quemó sus naves y, en una muestra de valentía, dijo a sus hombres que fueran a por el partido. Mientras tanto, el Madrid castigaba por las bandas, pero no encontraba remate, por la precipitación a veces, y otra por la invisibilidad de Jovic, que en esas jugadas sí que podría haberse hecho real. El caso es que llegó el minuto 68 y Zidane decidió reservar a Ramos y dar entrada a Nacho. Y, poco después, llegó la madre de todas las taladradoras. Inició Marcelo las operaciones desde la banda izquierda (¡cómo no!) y le dio el balón a Vinicius. El brasileño conectó la corriente, le dio al interruptor y arrancó. Le pasó la pelota a James que, recordando su capacidad para ver huecos donde no parece haberlos, se la devolvió al espacio por el que Vini entraba con su rosca dando vueltas a toda velocidad. Y el joven extremo se plantó delante del portero y mandó con dulzura, y con el exterior del pie, el esférico a la red. Pocos goles habrán sido tan merecidos como éste.
Zidane decidió no gastar más esas pilas, y cambió a Black & Decker y al invisible Jovic por Brahim y Benzema. Hay que decir que Brahim hizo veinte minutos fantásticos, asumiendo galones en ataque desde la posición de media punta que tan bien le va y que tan poco se ve en el Madrid, a pesar de estar repleto de jugadores para esa posición. Seria el propio Brahim quien lanzó en profundidad un balón a Carvajal por banda derecha. El de Leganés llegó, miró, y puso el balón en el sitio justo y con la fuerza justa para que Karim Benzema tocara lo justo con el arco de su violín y enviara el balón por cuarta vez a la portería del Zaragoza. A partir de ese momento, el equipo aragonés se volcó hacia la portería de Areola, que hizo un par de intervenciones fantásticas, y el hoy verde se dedicó a lanzar contraataques fulminantes, que fracasaron por la falta de acierto en el remate o por el mal día de Marcelo.
Con el 0-4 final, en un partido ideal por el juego, el resultado, y un final sin lesiones ni sanciones, el Real Madrid se clasificó para cuartos de final de la Copa del Rey demostrando que, puesto a jugar, sigue manteniendo muchas de sus virtudes, aunque acompañadas de un trabajo colectivo y solidario que acaba dando frutos. Otra portería a cero. Primera goleada del año. Esto huele bien. Como decíamos el otro día, hasta que lleguen los disgustos, disfrutemos del presente.
RESULTADO FINAL: Real Zaragoza, 0 – Real Madrid, 4.
GOLES:
0-1: 6’ Raphael Varane (asistencia: Kroos).
0-2: 32’ Lucas Vázquez (asistencia: Kroos).
0-3: 72’ Vinicius Júnior (asistencia: James).
0-4: 79’ Karim Benzema (asistencia: Carvajal).
REAL MADRID: Areola; Carvajal, Varane, Ramos (Nacho, min.68) , Marcelo; Valverde, Kroos, James; Lucas Vázquez, Jovic (Benzema, min. 73) y Vinicius Jr. (Brahim, m. 73).
ÁRBITRO: González González (comité castellano-leonés). No mostró tarjetas.
Imagenes: realmadrid.com