Una crónica de: @ILovebasket34
Llegaba una de las grandes citas de la Euroliga y en el Wizink Center se citaban el Real Madrid y el F.C. Barcelona, dos claros aspirantes al top 8. Luego ya se verá si optarán a la Final Four.
Mirotic volvía a la que fue su casa, ahora con el dorsal 33 y con una clara falta de memoria, si bien es verdad que había un aficionado disfrazado de rata con la camisa de Mirotic, incluso en la arenga pre partido el doctor del Real Madrid usó la palabra «Rata» para referirse a los jugadores del Barcelona. Es curioso que ahora en medios de Barcelona no hagan uso de esa libertad de expresión, de esos eufemismos que tan bien manejan para lavar su imagen, con la complicidad de una prensa capaz de manipular para salvaguardar los incomprensibles postulados de un club que lleva años entregado al independentismo más excluyente, y es que a veces uno se cansa de ser ofendido por los mismos, y quienes siembran vientos, recogen tempestades.
Empezó el Madrid como un vendaval, un equipo que sabía la importancia del partido y que fue superior a un Barcelona desdibujado que apenas podía contener la claridad y el acierto de jugadores como Randolph que en la Supercopa no estuvo fino. Con un parcial de 32-14 se llegaba al final del primer cuarto, ante el éxtasis de los seguidores blancos, ya que ni el más optimista preveía un resultado parcial tan contundente.
En el segundo cuarto el Madrid volvió a padecer ese síntoma de ausencia, que ya se vio en el tercer cuarto contra Baskonia en la ACB. Con un LLull muy desacertado, incapaz de dirigir el ataque blanco, el Barcelona fue acercándose en el marcador y aunque Laso buscó cortar la clara progresión blaugrana con tiempos muertos y moviendo el banquillo, el Barça remó y remó hasta igualar y ponerse por delante y llegar al descanso con un 48-50. Con un parcial de 16-36 se terminaba una primera mitad con un cuarto para cada equipo y con sensaciones de alarma para la parroquia blanca.
En el tercer cuarto el Real Madrid volvía a ser el equipo que nos tiene enamorados, con una dirección de Campazzo rozando el sobresaliente en intensidad y acierto, y jugadores como Deck o Tavares que cobraban especial protagonismo tanto en ataque como en defensa, el propio Randolph tenía su día, mientras los hombres de Pesic miraban al banquillo y se encogían de hombros, al no encontrar soluciones ante el resurgir de los hombres de Laso. Con un parcial de 23-14 al final del tercer cuarto se llegaría con el resultado de 71-64 a favor del conjunto madridista.
En el último cuarto y con las espadas en todo lo alto, se hizo más grande la figura de Tavares en lo emocional, porque en el partido no estuvo especialmente acertado, pero en la hora que separa a los hombres de los niños podemos decir que Edy fue el hombre y el ahora tan mediático Mirotic fue el niño. Un tapón de Tavares a Higgins (otra de las estrellas traídas a golpe de talonario del todopoderoso CSKA), acabaría con la expulsión de coloso blanco. Por cierto, en este partido Nikola tiró 4 tiros libres, una media más normal, igual en la ACB toman nota, no perdamos la esperanza. El último cuarto terminó con un parcial de 15-12 favorable al Real Madrid, para un global de 86-76 y poner un 5-3 en la clasificación general de la Euroliga.