Una cronica de: @Javirodespi – planetacb.com
Segundo clásico de la temporada, mismo escenario e igual resultado en cuanto a equipo perdedor y conjunto ganador. El FC. Barcelona se llevó un triunfo que podía haber correspondido a cualquiera de los dos conjuntos y que nos dejó un maravilloso partido de baloncesto para la retina del espectador, con independencia de los colores que lleve puestos en la bufanda. Vamos con nuestro OjO Al Blanco, en el que vimos aun Real Madrid con una mejoría insuficiente que le llevó a una muerte cruel.
El roster cambiante
La pregunta flotaba en el aire antes de empezar el partido, ¿Juega Llull? Pues en el roster inicial no sale, espera, que lo han cambiado, ahora sí que está y se queda fuera Trey Thompkins y éste sí parece el bueno. Pues vale, efectivamente el menorquín fue de la partida y el americano se quedó fuera (segundo partido consecutivo sin convocatoria). Para los que registran decibelios queda la ovación que se llevó cuando fue presentado por el speaker en lo que es el ídolo absoluto de una parroquia blanca que llenaba el Barclaycard con sus 12.018 almas.
Los cinco minutos de Doellman
El FC. Barcelona fue fiel a su idea de siempre con el emparejamiento de Doellman con Felipe Reyes y donde el americano se va todo lo fuera que puede y ya depende del día que tenga para destrozar el aro rival. Sin duda su comienzo fue de órdago con sus 2/2 en triples, reboteando y siendo una pesadilla para los blancos que contemplaban un comienzo que no se esperaban con ese 0-8 en los cinco primeros minutos.
Los quince de un Real Madrid clásico
¿A qué llamamos clásico? Pues con dos apartados, el primero fue que vimos los mejores quince minutos del Real Madrid en toda la temporada tras los cinco de Doellman recordándonos al equipo de hace dos temporadas, y el segundo que en esa perfecta orquesta, no hubo ningún invitado de esta temporada que nos hace volver a dudar sobre los fichajes realizados. El equipo funcionaba como una máquina perfecta al ritmo que marcaba Chacho con asistencias que dejaban con la boca abierta, Ayón era capaz de robar balones en medio campo e irse botando cual jugador exterior para terminar en entrada y la defensa punteaba todos los tiros posibles y obligaba a los blaugranas a corregir su tiro o perder la pelota que desembocaba en un contraataque inmediato. Todo se movía en un majestuosidad que nos recordaba otrora tiempos que veíamos magia en el Palacio y encima, con la presencia de un ídolo.
Hola, soy Llull y he venido para quedarme
Hace tiempo que un jugador no enfervoriza a las masas como lo hace Sergio Llull, su presencia es un viento de aire fresco en el juego del Madrid y parecía que hacía tres meses en vez de tres semanas de su ausencia, su aliento al público, sus triples imposibles (también llamadas mandarinas) y su espíritu indomable era la espoleta que necesitaba el Madrid para realizar su juego coral, sin embargo, la gasolina y la prudencia obligan a la dosificación por el momento, pero las sensaciones son buenas y la conexión con el público, total.
El miedo llevó al terror griego
No sabría bien cómo describir el tercer cuarto del Real Madrid, ¿hablamos del ataque? No fue mala la opción de meter los balones interiores para sacar ventaja con Ayón y Felipe o, si no era posible sacar al exterior, pero todo parecía bueno hasta que el Barça sacó una defensa numantina que se convirtió en una pesadilla blanca, una verdadera máquina que agobiaba los pases hasta el extremo y que volvió a producir en el Real Madrid su más terrible miedo: La desconexión, que fue llevada a su máxima expresión en la defensa realizada al griego Perperglou que pasó, de tener 0 puntos a anotar nada menos que 13 y desde posiciones muy parecidas la mayoría de ellas, triples cascados desde el lateral y que eran siempre punteados tarde por la defensa blanca, el Barça recuperaba terreno y volvía a meterse en partido.
El intercambio y la ruleta
El partido estaba encaminado a una muerte cruel para uno de los contendientes y ese fue el Real Madrid, una canasta espectacular para un partido espectacular de Justin Doellman dejó en el olvido un Willy mucho más centrado en parar a Samuels, a Carroll que volvió a ser letal en anotación a pesar del férreo marcaje de Brad Oleson o esa ruleta en que se convirtió el partido con mínimas ventajas para uno y otro que tuvo su cenit con un equipo blanco que se puso 85-80 a falta de poco más de un minuto y que nos dio la grandeza del baloncesto en un final agónico con dos tiros libres para Felipe Reyes del que solo aprovechó uno, para ver a continuación como Doellman clavaba un puñal en la casa blanca con su canasta con el ruido de la bocina que ya le hemos contado. Un final cruel para los madridistas y felicísimo para los catalanes. La grandeza de este maravilloso deporte.
Así terminamos hoy, el domingo nos espera nada menos que el Unicaja de Málaga que viene con la necesidad de ganar si no quiere verse en dificultades de clasificación para la Copa, pero mientras eso llega, disfruten de los mejores momentos del partido gracias al canal YouTube de Euroliga.