Un articulo de: @rlopezg80
Vale que es principio de temporada, vale que hay un entrenador nuevo, vale que siempre hay que dar un margen de adaptación para que los jugadores asimilen los conceptos del nuevo entrenador. Sí, puedo comprar todas esas excusas de quienes se quieran consolar con ellas. Pero ya está bien. Desde la cúpula del club a los jugadores.
Ya está bien de que la cúpula del club, con el señor Florentino Pérez a la cabeza, siga consintiendo que los cagamandurrias de la prensa insulten y traten de desestabilizar al club con cualquier chiste de noticia, como la de la hernia de Bale (de la que por cierto ya nadie se acuerda y que, como de costumbre, salió impune), de que consienta que insulten al club medios a los que luego va con el tubo de vaselina entre los dientes a hacer entrevistas, o de que convoque ruedas de prensa para decir que un entrenador tiene todo su apoyo y el del club. Mire señor Pérez: si un medio difama, se le demanda; si un medio trata de intoxicar vertiendo diariamente mierda sobre el club con mentiras y polémicas, no se le conceden entrevistas, se le retira sin complejos la acreditación para entrar al estadio; si un entrenador de verdad tiene su respaldo y el del club, lo que tiene que hacer es bajar con él al vestuario, y con todos los jugadores y capitanes presentes, decirles que el señor que tiene a su lado tiene plenos poderes y respaldo para hacer la alineación y que es la máxima autoridad deportiva, que antes que él sale cualquiera del equipo al día siguiente de que se lo pida y que no le temblará la mano al hacerlo sea el nombre que sea, venda camisetas en Asia, nos haya dado una Champions o aparezca encabezando las listas de récords del club, porque, y parece mentira que lo tenga que decir, NADIE está (o debería estar) por encima del escudo, o lo que es lo mismo, del club.
Lo que un presidente no puede seguir haciendo es premiar con una renovación multimillonaria a un jugador que ha chantajeado al club, tras una temporada en blanco para quedarse, en lugar de mandarle de una patada a Manchester en el primer vuelo. Lo que no puede hacer un presidente y su junta directiva, si es que pinta algo, es devorar entrenadores de diferentes conceptos futbolísticos cada dos años cuando no uno al año, quitándole su principio de autoridad en cuanto tome una decisión que moleste a según qué jugador porque le exija correr, presionar o desplazarse de su posición favorita que es donde más se luce, por el bien del equipo. No es usted ni mucho menos imbécil y me niego a creer que haya creado una empresa constructora líder a nivel mundial y no sea capaz de ver que está volviendo a cometer los errores de su primera etapa, desde mercantilizar el club hasta la náusea (el año pasado la plantilla del primer equipo batió una plusmarca mundial: el récord de spots publicitarios) a volver a dar plenos poderes a la plantilla. Ya está bien de tomarnos el pelo.
En cuanto a los jugadores, qué decir. Ya es triste pensar que estamos acostumbrados a aguantar el escarnio y las burlas no ya de culés, que ya es bastante doloroso, sino ya casi también de atléticos. Un jugador que se pone esa camiseta no puede salir al césped del Santiago Bernabéu andando contra ningún rival, pero mucho menos ante el Barcelona y ante 500 millones de espectadores. Es intolerable que salgan a pasearse al campo, a dejarse humillar, a irse al descanso al borde del 0-3 y con la camiseta impoluta. Es insultante para la lo que ha sido la historia de este club que tras el descanso todos salgan con la misma actitud, es aberrante que yo estuviera sufriendo en mi casa desde el minuto ’50 pidiendo que se acabara el partido porque nos podían meter los que quisieran. Pero lo más humillante de todo, es que esa actitud la mostraron tan sólo una jornada antes, dejándose remontar por un equipo de mitad de tabla al que ganaban a los 10’, para acabar goleado por un suplente que no mete un gol ni al arco iris. Y no contentos con ello, al siguiente partido, de Copa de Europa, y tras casi dejarse remontar un 0-4, salen en rueda de prensa diciendo que “se han relajado, se han confiado”. ¿Pero qué clase de gentuza está vistiendo esta camiseta? Ya está bien de tener que soportar a jugadores acabados como Pepe, de aguantar que jugadores como Sergio Ramos haga un partido bueno de cuatro, de jugadores como Marcelo que jamás baja a defender, de seguir alineando a jugadores como Kroos que lleva meses arrastrándose por el campo, de consentir a jugadores como Cristiano (sí, Cristiano) que una vez batidas todas las plusmarcas y estadísticas del club y aparecer el primero de todas las listas de la historia del Madrid, se dedique a actuar en el terreno de juego porque está rodando escenas para una película suya. Pero esto, y perdón por la expresión, ¿Esto qué coño es?.
Y para lo último la afición. El presidente se vanagloria de haber echado a los Ultrasur del campo (aunque en rueda de prensa dice que los que gritan “Florentino dimisión” son ellos), y que ahora somos una afición modélica. ¿Modélica? ¿Es modélica una afición que ya no distingue la exigencia de la gratitud con sus propios jugadores? ¿A la que se le hace el culo agua de limón cuando viene el Barcelona (no vaya a ser que les pongamos nerviosos)? ¿A la que le encanta aplaudir a los ex-jugadores, sobre todo si nos hacen gol, o la que aplaude y corea gestos estúpidos como los de Isco pegando pataditas de impotencia con el partido solventado? Modélica era aquella afición que en las grandes citas apretaba lo indecible y hacía que a los rivales les temblaran las piernas de pensar que tenían que venir a jugar aquí, modélica era aquella afición que llevaba en volandas al equipo en las grandes noches y remontadas, o la que hacía que cuando salía el rival a calentar no pudieras escuchar a tu compañero de butaca de la pitada con la que se le recibía porque el estadio ya era una olla a presión. Ahora tienen una afición adormecida, domesticada y desnortada, y a juzgar por el execrable detalle de subir la megafonía para acallar su descontento, también la quieren silenciada. Por suerte la gente ya ha dicho “basta”. Quizás sea el comienzo de revertir una situación que se ha tornado insostenible. Ojalá. Porque fue la afición la que, allá por los años 40 cuando Don Santiago emitió bonos para sufragar la obra del actual estadio, se lanzó en masa a comprarlos, cimentando así el inicio del gran club que estaba por venir, y espero y deseo, por el bien del equipo y de la propia afición, que sea ella de quien parta también este proceso de reconstrucción de un club que actualmente para muchos está irreconocible. Porque, como decía al principio, ya está bien.