Una crónica de: Manuel Peréz Abascal
¿Todo se reduce a Cristiano?. Muchos dedos señalan este posible camino. La vuelta a la senda del gol del astro portugués es un factor fundamental para no sólo recuperar sensaciones, sino para acabar la temporada dignamente. Todas las miradas se centran en la copa de Europa. No podía ser de otra manera. La relación idílica que mantienen el Real Madrid y su competición fetiche va más allá del tiempo. El horizonte no es halagüeño, pero el marco si lo es. Y esta temporada, se ha convertido este affair en un todo o nada, un perfil altamente conocido por el club.
Anoche se presentó la Real en el Bernabéu como el perfecto sparring para insuflar ánimos y coger moral para el envite europeo. Un equipo, el donostiarra, de aquellos que juegan y dejan jugar. Un equipo aseado, académico, de buen trato con el balón. Una escuadra que muestra ser fiel reflejo de lo que en su día fue su entrenador. Pero que, cuando sale de Anoeta su rendimiento baja estrepitosamente.
Aún con estos datos, no es fácil hoy en día marcar 5 goles a nadie sin contar con las innumerables llegadas con peligro del equipo de Zidane. Para ello, el Madrid se mentalizó como aquel púgil aspirante y renovó votos. Se activó tras pérdida. Jugó con y sin balón en campo de la Real. Se alineó en torno al balón y fue voraz cuando no lo tuvo. La pareja Ramos-Varane, otras veces criticada por su indolencia defensiva, mostró un clinic de cómo anticiparse fruto de la bien concentración. En la salida de balón atrás estuvieron correctos: Ramos en los desplazamientos en largo y el francés, en la conducción superando líneas y descargando hacia la banda derecha. Carvajal estuvo entonado y mezclando muy bien con un sobresaliente Lucas Vázquez. Marcelo se mostró como un puñal por la izquierda, siempre atacando y buscando la espalda del defensor. Aprovechando los espacios que le generaba Asensio, cada vez que partía desde esa banda buscando el medio. Participativo, activo, protagonista, “un Isco” pero con mayor dinamismo en todas las acciones. Es hora de que este chico tire definitivamente la puerta abajo.
En la sala de máquinas, ante la ausencia por decisión técnica de Casemiro, la dupla Modrić-Kroos en liza. Ante la baja del único jugador defensivamente dotado del medio campo, el Madrid optó por la mejor solución para no acusar su ausencia: posesión del balón, líneas muy juntas y presión tras pérdida. A partir de ahí, la presencia del brasileño se hace más secundaria y la aportación de Kroos como mediocentro más protagonista. Siendo de los que opinan que el alemán sufre en esa posición del campo porque carece de los automatismos y velocidad en repliegue defensivo característicos de un especialista en esas situaciones, pienso por el contrario que ante esas carencias, Toni Kroos las suple siendo un virtuoso con el balón. Ayer tuvo distribución, estuvo atento a la salida de la Real producto de su buena colocación y además, llegó a posiciones de remate. Partido sensacional del crack alemán. Al lado, el mejor todocampista del mundo. Si está Modrić, todo es bien.
Y respondiendo a la pregunta inicial, tras ver el partido de anoche dejar sentenciado un partido a los cuarenta y cinco minutos ante un buen equipo tienes que hacer unas cuantas cosas muy bien, más allá de contar con el mejor goleador de la historia. Si, Cristiano es fundamental. Y si, estando en racha todo resulta más fácil. Tiene que ser la punta del iceberg, la cima de una pirámide donde todo tiene que estar perfectamente engrasado para superar a un equipo que viene en racha, motivado, pero con la duda de si será capaz de competir con el campeón de Europa. Cristiano es nuestro adalid. No le den por muerto todavía. Él está acostumbrado hablar en el campo.
Y yo, espero al Madrid, ansío una demostración de que todo lo bueno que atesora sigue latente. Ayer, lo vio todo el mundo,… incluso en Francia. El miércoles suena la copa de Europa. No hay “Villaratos ni Victorianatos”. El Madrid no es sospechoso en su competición. Ellos creen. Yo creo. ¿Crees tú?.