Un articulo de: @parinparem
Hoy me siento frente al teclado (cosa muy rara en mí, puesto que para esto de escribir soy mas vago que la chaqueta de un guarda) para reflexionar sobre los dos últimos partidos jugados por el Real Madrid en las dos competiciones mas importantes que juega cada año. En ambos partidos el equipo se alzó con la victoria, con lo que desde una perspectiva resultadista no habría que poner ninguna pega. Tampoco podemos en base a esta perspectiva ponerle un pero al equipo en lo que llevamos consumido de esta temporada, el equipo va líder en ambas competiciones, invicto y con un parcial de solo cuatro goles encajados, así que nada podríamos reprocharle al equipo, máxime con el hándicap que nos está suponiendo la plaga de lesiones que sufrimos, lo que hace que no haya habido un solo once repetido en los partidos disputados. Eso habla bastante bien de la plantilla en general, que va sacando adelante el proyecto.
Ahora bién, en cuanto a lo que como aficionado uno puede esperar de este equipo creo que en determinados momentos se debe ser crítico. Ayer en cuanto a juego el París Saint Germain nos dio un baño y solo la suerte del gol de Nacho, el desacierto rematador frances y el que los palos también juegan evitó la primera derrota en partido oficial. Fue un “quiero pero no puedo” para nosotros. El caso es que se ganó y aunque con los huevos de corbata, una vez que pitó el árbitro el final del partido respiré tranquilo y mentalmente tiré de ese resultadismo para no hacerme mala sangre, pues enfrente habíamos tenido un equipo al que aunque quisimos no pudimos superarle en cuanto a juego, pues su calidad colectiva e individual lo impidió.
Cosa muy diferente sucedió el sábado. Mismo estadio, mismo equipo local, pero como visitante un recién ascendido a primera división que en ningún momento supuso problema alguno, pues en el minuto cuatro ya iba por debajo en el marcador. Un “entrenamiento” con carácter de partido oficial en el que los jugadores del Real Madrid jugaron con el freno de mano echado en un “puedo pero no quiero” que nos dejó en la retina una segunda parte indigna de todo un Real Madrid, algo de realmente de mal gusto para quien pagó, una estafa al aficionado que, como viene siendo habitual, comió antes de tiempo para poder acudir a ver a su equipo al estadio o para sentarse tranquilamente en el salón de su casa o en la silla o banqueta del bar para ver a su Real Madrid.
A mí particularmente me molestó el cómo se ganó el sábado y así se lo hice saber a mis amigos y compañeros de El Diario De Mou. Alguno que otro alegaba lo que se nos venía encima el martes. El calendario, el dichoso calendario. Una carrera por etapas en la que debemos regular los esfuerzos, que meterle diez goles a Las Palmas no iba a suponer mayor gloria. Pero creo que no es esa la cuestión en sí. Es cuestión de ambición, es cuestión de actitud y mentalidad ganadora y asesina. Es cosa de mentalizarse, da igual que se ponga enfrente quien se ponga, el equipo debe salir a morder la yugular del rival y no dejar de tener esa actitud hasta que el trencilla pite el final del partido, con inteligencia, pero con la idea siempre de taladrar la red que tienes enfrente. El sábado podría haber servido para intentar encontrar “sociedades” (como diría el rapsoda prisaicovendeburras) tratar de encontrar esos automatismos, empezar a jugar de memoria, buscar la complicidad y la solidaridad del compañero, pero se perdió una oportunidad por la comodidad de haber ganado los puntos necesarios, que es el fin primero. Como les decía a mis amigos, esa selección del esfuerzo es peligrosa, pues puede llevar (y ya lo hemos vivido mas de una vez) a la complaciencia, a perder la ambición y en definitiva a perder el rumbo.
El Real Madrid es el mas grande para lo bueno y para lo malo, eso lo deberían saber los jugadores y esa camiseta, ese escudo y por supuesto su afición se merecen un respeto. Se merecen que el equipo se deje la piel cada vez que juega, da igual contra quién se juegue y que competición se juegue como también da igual quien porte la camiseta, mientras ésta se quede impregnada de la última gota de sudor del jugador que la luzca. Se puede ganar de muchas formas, como vemos, lo importante es ganar, pero también hay que ser exigentes, sin caer en el catastrofismo, pero sin llegar a la mera complaciencia del resultado. Es muy difícil dar gusto a todo el mundo, o como se suele decir nunca llueve a gusto de todos, pero hay maneras y maneras y a mi me gusta que el Madrid gane hasta en los entrenamientos, pero si encima ganamos y asombramos, mejor que mejor y lo mejor de todo es querer y poder, yo creo que si el Real Madrid quiere, realmente quiere, nadie podrá con él.
En definitiva, todo esto, se quedará en agua de borrajas si llegados a Mayo el equipo levanta los títulos, nada mas importará, pero siempre es mas divertido ir disfrutanto del viaje aunque la meta sea el paraíso, que tener que estar sufriendo el trayecto plagado de curvas y cuestas.
¡HALA MADRID! … Y PUTA BARÇA.