Un articulo de: @Mrsambo92
¿Qué clase de equipo es este que se permite ganar así, sin nada? ¡Cómo se les ocurre! ¿Qué van a pensar los niños, los inventores del fútbol, los jardineros futboleros, los obispos catalanes, los ex madridistas escocidos?
¿Qué dirán y pensarán esos madridistas de queja alegre ahora que han visto mellados sus colmillos cuando podían haberse tirado todo el verano arreglando el club y largando a media plantilla?
¡¿Qué dirán y pensarán toda esta gente de un equipo que ha ganado sin director deportivo?!
A todos nos había quedado claro que el Real Madrid de fútbol no ganaba porque no tenía director deportivo, aunque en realidad sí tuviera, y que el de baloncesto ganaba más porque lo tenía, aunque lo presidiera la misma persona…
Lo sorprendente es que el Real Madrid de fútbol está viviendo su segunda mejor época en su larga y gloriosa historia sin ese director deportivo que en realidad se llama José Ángel Sánchez, y el de baloncesto se ha llevado un batacazo a pesar de sus directores deportivos, por lo que suponemos volverá a estar presidido por el señor Florentino Pérez.
Si eso es sorprendente, lo que me deja perplejo de este legendario equipo de fútbol que estamos teniendo la suerte de disfrutar, es que no sólo hemos ganado sin director deportivo, sino que lo hemos hecho sin portero, porque Navas no era para el Real Madrid, tenía que jugar Casilla, hasta que jugó; sin lateral derecho, porque Carvajal es mejor que Danilo, que era un desastre y daba miedo, pero está lejos de tener la categoría que merece este equipo; sin lateral izquierdo, porque Marcelo no sabe defender y de nada sirven sus exhibiciones en ataque que han decidido infinidad de partidos, porque un defensa tiene que defender, como se ha demostrado… y además “está gordo”; ni centrales, porque Varane, tras la lesión, no es el que era con Mourinho, Ramos es “canelita” y tampoco es defensa, lo único que sabe hacer es marcar goles decisivos, Pepe se lesionaba mucho y Nacho es cumplidor, pero no es central para un equipo de élite, aunque lo haya demostrado en cada partido, literalmente.
¿Y qué decir del mediocampo? Sólo vale Isco. Modric está mayor o no está, por algo fue el peor fichaje de la Liga, Cazorla es mucho mejor y Song le iba a dejar en ridículo… además lo trajo Mou; Kroos no fallaba un pase, pero recula mal y su físico sólo aguanta 60 minutos; Casemiro es directamente un tronco… Asensio, si se esfuerza, quizá pueda ser como Isco.
¡Y hemos ganado sin delantera! No sólo nos da por ganar Champions con la BBC, cuando todo el mundo sabe que eso es imposible, sino que insistimos en mantener a Cristiano Ronaldo, que está acabado, a Bale, que no hace más que lesionarse, y a Benzema, que nunca mete un gol. Son hechos que jamás podrán contradecir que Cristiano fuera indispensable y letal en todos los partidos importantes de la temporada, además de ser lo mejor que ha pasado por el club desde Di Stéfano, sin bajones durante 11 años consecutivos (incluyo su etapa en Manchester); que Bale fuera el mejor cuando aún no le habían lesionado con una entrada brutal, además de ser indispensable en los anteriores títulos; ni que Benzema luciera sus mejores galas cuando más se le necesitó.
¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que ganáramos otra vez la Champions sin Casillas en el club y sin James ni Morata de titulares? Sí, han oído bien, ¡sin James ni Morata en el equipo titular y sin Casillas en la portería! ¡Hemos ganado con Asensio perteneciendo a la “unidad B” y Coentrao pasándose la temporada casi en blanco! Hemos ganado “sin proponer”, porque ya se sabe que el Real Madrid nunca jamás ha jugado bien.
¿Cómo es posible que llevemos 3 Champions en 4 años, y logrando dos dobletes en ese mismo tiempo, uno de ellos de Liga y Copa de Europa, que no se lograban desde hace 60 años?
¿Cómo es posible que haya sucedido llevando la contraria en cada punto, casi con obstinada y exhaustiva disciplina, al ilustre, eminente y venerable consejo de sabios tuiteros y de los medios de comunicación?
Podríamos verlo incluso desde el otro punto de vista, no desde el “sin”, sino desde el “con”. Hemos ganado con todos esos paquetes, con la flor de Zidane y, lo que es peor y más asombroso, ¡con Florentino de presidente!
Ahora hemos tenido la desgracia de perder lo verdaderamente importante, los partidos de pretemporada, la “Champions de verano”, rimbombante nombre ahora que el Madrid perdió, aunque somos el equipo que más veces la ha ganado también, algo que referido al Madrid da igual cuando lo leas y en qué circunstancia. Aquí pudieron algunos dar rienda suelta a su frustración tras un par de mesecitos de contención casi insoportable por aquello de haber hecho un doblete… Por desgracia, y por fastidiar, seguramente, cuando llegaron los partidos intrascendentes, o sea, el primer título en juego, el Madrid volvió a ganar, y las cabezas volvieron bajo tierra.
Debería ser complicado entender, oyendo y leyendo la actualidad madridista, cómo es posible que este equipo no sólo esté ganando, sino haciendo historia, pero profundizando un poco todo tiene su sentido, no en las victorias del club, que se deben al magnífico trabajo realizado, sino al comportamiento y valoraciones de antis y madridistas.
La visión del anti es sencilla de entender, aunque en muchas ocasiones pretenda camuflarse en los medios de comunicación por esa vitola, que debería tener, de credibilidad, donde dan rienda suelta a su odio, envidia y resquemor. Escuece, escuece mucho.
Más complicada es la visión de cierto madridismo, siempre predispuesto a la queja, defensor del que no está, adalid del que se fue, que se siente incómodo en la camisa del éxito y la victoria “porque el Madrid es exigencia”, arrogándose la verdad absoluta de que con sus cambios la cosa iría infinitamente mejor, sin percatarse siquiera de la tremenda prepotencia de sus concepciones… Está claro que tras los mencionados aciertos en sus criterios y los éxitos del club, que, repito, siendo el más exitoso y ganador del mundo, vive su segunda mejor época histórica, necesita mucho de los consejos de este madridismo exigente… ¡Menos mal que no nos dirigen, si no creo que en más de una ocasión hubiéramos visitado la segunda división!
Más que madridistas veo egos inflados al viento de twitter y similares, que “quieren tanto al Madrid” que lo matan todos los años y, generalmente, en cada partido. Lo maté porque era mío…
En cualquier caso, estos comportamientos en la afición madridista son inevitables, aunque los critiquemos algunos, porque el madridismo es gigantesco, inabarcable y hay infinitas sensibilidades y maneras de ver las cosas. La manifestación del piperío o el madridismo exigente, que en muchos casos criticaban al piperío hasta que algo no les gustó a ellos y pasaron a ser iguales, no deja de tener que ver con la propia grandeza de la institución, radicalmente distinta a cualquier otra, gracias a sus valores, principios y éxito.
El comportamiento de la afición madridista se entiende desde la costumbre de la victoria, una consciencia que nace antes incluso del verdadero interés futbolístico, de la realidad del palmarés. Eso provoca demasiada ansia y mucha frustración cuando no se logra, lo que conduce de manera poco adecuada y cuestionable los afectos, y en ocasiones oculta a pseudomadridistas.
Es normal que otros no lo entiendan, por carecer de esa costumbre. Por eso lo explicaré con una sencilla metáfora.
Esto es como el sexo y las relaciones. Con tu novia o novio recién estrenado, con un ligue ansiado, cuando las hormonas están por todo lo alto y la inexperiencia nos gobierna, todo boquete es trinchera y cualquier sitio una cama, la pasión nos embarga y se está como un niño con juguete nuevo, todo el día con los botones y las manivelas, aunque no siempre demos el uso más adecuado ni el rendimiento esperado. Pero cuando esa novia se convierte en mujer y pasan los años y la convivencia erosiona, aunque el amor permanezca y se disfruten otras cosas, la confianza aumenta, los defectos salen a la luz, las manías se hacen más insoportables y se valoran más aspectos aparte del percutir a todas horas… ¡Qué sé yo! El dormir la siesta o comer pipas, por ejemplo. La fogosidad ya no es la norma.
El resto de equipos no se han casado nunca y, salvo alguna excepción suelta de amoríos algo más duraderos pero inestables, sus relaciones de convivencia no han ido más allá de unos meses en el mundo del fútbol, de hecho, la gran mayoría no ha tenido ni novia o son vírgenes. Lo que quieren es meter-ganar algo, como sea, por eso se deshacen como azucarillos con su equipo. En cambio, el Madrid y el madridismo son matrimonio veterano, de rancio abolengo, baqueteado en miles de batallas, conocedores de todos los defectos, trucos e incidencias de una relación-competición, y saben bien cómo resolverlos-ganarlos. Ha practicado de todas las formas y en todas las posiciones con el mayor de los éxitos. Mejor que nadie. Han echado tantos polvos que ya no es una prioridad, por lo que se permiten criticar aunque sea el mejor orgasmo que han tenido…
Desde luego hay chillidos, broncas, malos humores, silencios agresivos, recriminaciones, indirectas, directas…, lógicas en una convivencia larga con muchas experiencias, pero en cada una de ellas generalmente también hay amor. Esto, que podéis entender como un capote a los piperos, no es así, tan sólo pretendo una reflexión sobre aquello que nos sube a todos de vez en cuando… la ira homicida contra los nuestros…
El postureo está a la orden del día, por lo que estos comportamientos exagerados y fuera de lugar seguirán dándose porque llaman la atención y dan réditos, siervos del pinchazo, de la prensa o el seguidor en twitter.
Yo prefiero que mi madridismo sea un matrimonio, aunque mirando a mi amada como la primera vez, porque así lo he vivido siempre, pero no por ello deja de ser un matrimonio…