No habra paz para los malvados

Un articulo de: @resurreccion_93

Me había propuesto utilizar este soporífero parón  de vividores FIFA ¡perdón! de selecciones, como un tiempo de retiro espiritual, de solaz; la intención era desconectar de futbol un poco, antes de que empiece definitivamente lo grueso de la temporada, aunque bien es verdad que nuestros mafiosos preferidos tienen preparado otra “tourné” de selecciones justo antes del Clásico, poniendo en riesgo a las estrellas que pagan los clubes; uno más de los chantajes bochornosos a los que someten a los clubes los Blatter, Platini y compañía.

El propósito de desconectar era firme, pero en el fondo sabía que volvería porque alguien seguro, perturbaría mi paz, enervaría mi sangre y me obligaría a ponerme delante del papel donde desahogo mis frustraciones, ni un día han tardado en darme motivos y como era de esperar mi vehemencia ha vencido de nuevo a mi templanza. Ha bastado que nuestros jugadores entren en contacto de nuevo con esa infecta cueva podrida sita en Las Rozas, donde se concentra el equipo de la federación de futbol (no mi selección), para que el más débil mental de todos los nuestros, vuelva a mostrar los terribles síntomas de la asquerosa enfermedad antimadridista que allí se cultiva en cepas especialmente virulentas. No perderé tiempo ni os cansaré explicando cómo ha vuelto “Canelita” a tirar por el barro el escudo, al entrenador y al club. Huelgan detalles, es un episodio más en la vida de un personaje soberbio, prepotente pero a la vez muy muy mermado intelectualmente. Me las prometía muy felices no hace mucho tiempo, concretamente en el anterior parón de los FIFA boys, ante el inédito y sorprendente arranque de dignidad de nuestro nuevo capitán, había sido más de un lustro sin ver nada parecido; casi caigo al suelo cuando lo oí defender tímidamente a la entidad que le paga y osar a recriminar levemente al matón de barrio encamado con Shakira. Mi innato buenismo me llevó a creer firmemente en la rehabilitación del muchachito de Camas. Confié en que el efecto de la responsabilidad que se había depositado sobre él, creí por unos días que el influjo del brazalete, había al fin sido liberado de su embrujo una vez roto el hechizo de Móstoles, y que los poderes que otrora habían impregnado a Muñoz, Gento, Zoco, Pirri, Camacho… de nuevo brotaban y se hacían uno con aquel que ostentaba tan grande honor. Así lo escribí, así lo sentí, así lo deseaba, ese era más mi anhelo que mi certeza. Confié en quien no debía, nada más lejos de la realidad. De nuevo humillación al entrenador y de nuevo relativización de un fallo clamoroso, ni una autocritica, ni un signo de humildad.

Desde que el “showbusiness” se implantó en Concha Espina allá por el año 2000, el deterioro de los valores del club dentro del vestuario ha ido a la velocidad de la luz. Esperpentos galácticos (con la honrosa excepción de Zinedine Zidane), capitanes altaneros primarios y soberbios (Fernando Hierro), otros humildes en apariencia pero taimados en actitud que se marchaban de manera elegante en las formas pero cobrándole al club hasta el último euro, mientras jugaban en otros equipos (Raúl)… Toda esta fauna salvaje, a la que no se puso coto, fue la que maleducó a los benjamines que observaban las actitudes sin castigo de sus mayores, creando así los 2 monstruos que han portado la capitanía estos últimos años. Ellos no tienen la culpa, la tiene aquel que lo consintió, aquel que alimentó a la bestia.

Una vez ante el espectáculo bochornoso que había propiciado huyó despavorido. Cuando volvió, todos pensamos que había aprendido la lección y sabedores de su gran destreza en el terreno económico, nos ilusionamos pensando que esta vez sí pondría los puntos sobre las íes, a esa pléyade de “vedettes” malcriadas, de niñatos ególatras, de indigentes intelectuales con los bolsillos repletos de dinero. Olvidamos que segundas partes nunca fueron buenas.

Quince años han pasado y el bagaje del periplo florentiniano ha sido más bien discreto en cuanto a títulos (3 Ligas y 2 Champions) que aunque le sumemos su gran gestión económica en modo alguno compensan los desprestigios, oprobios y sinsabores sufridos por la entidad. Los conformistas preferirán quedarse con algún minuto de gloria (92.48) más propiciado por la Providencia que por el buen hacer. Yo no.

Hoy de nuevo, los jugadores apoyados por una prensa abyecta que busca sin descanso la ruina del Madrid (esa que quiere descabalgarlo a toda costa y a la que adula con visitas nocturnas) son los que mandan en el club, se saben jugadores con ventaja, tienes todos los ases marcados ante un presidente melancólico aferrado a sus números y a sus insignes menciones en los masters de Yale. Disciplina y Jerarquía son palabras en desuso por los pasillos de la planta noble del Bernabéu. Esclavo de sus juguetes caros el presidente se deshace ante el compadreo, las risas y las palmaditas en el hombro con sus niños mimados ¿Qué importa que hayan ganado 1 Liga en 7 años? ¿Qué más da que en ese tiempo el enemigo haya hecho 2 tripletes uno de ellos con “Perfect Season”? Yo soy un ser superior y en mi Olimpo rodeado de estos esplendidos querubines no existe el orgullo ni el pundonor.

Tan solo una cosa ha hecho con coherencia D. Florentino y es desterrar al ostracismo el Himno auténtico, el original, inventándose los del Centenario y la Décima. Y digo que ha sido coherente porque la bandera del Madrid ya no luce limpia y blanca, más bien está empañada de vergüenza y deslealtad, porque este club ya no es ni de lejos todo nervio y corazón y por supuesto porque ni los veteranos ni los noveles miran a su club con respeto y emoción.

Me duele en el alma escribir esto, pero si no quedáramos madridistas de verdad, dispuestos a diagnosticar la grave enfermedad que atrapa a nuestro club, estaríamos condenados a la mediocridad; mal que nos pese ya no nos respetan porque los primeros que no lo hacen son los jugadores encargados de defender el glorioso escudo que portan, y cuando su capitán es el primero que mancha desluce y ningunea el blanco de la camiseta. Sergio Ramos me ha sacado del relax que me había prometido para estos días de parón, pero debe saber que aún quedan madridistas de bien que no se cansarán de recordarle que NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS…

¡HALA MADRID Y NADA MÁS!