Narcos

Un articulo de: @resurreccion_93

“Me llamo Pablo Emilio Escobar Gaviria” así comienza el spoiler que en televisión promociona la serie “Narcos” basada en la vida y obra de este mafioso colombiano que lideró uno de los cárteles de la droga más sanguinario jamás  conocido, allá por los años 80 y principios de los 90. Han pasado casi 25 años desde su muerte y el mito de este hombre, al que todavía mucha gente veneraba, empieza a derrumbarse. Los testimonios de su propio hijo dejan bien a las claras que se trataba de un tipo sin escrúpulos, un asesino sanguinario que no dudaba en ejecutar a aquel que fuese necesario. Sin embargo la gente de su alrededor lo adoraba y ensalzaba, tenían de él un concepto maravilloso, un filántropo que se desvivía por los más necesitados porque donaba millones de dólares para obras sociales, colegios, infraestructuras… con dinero teñido de sangre, de muerte.

Para poder realizar sus abyectas fechorías tenía comprados, sobornados a jueces, policías y políticos que a cambio de suculentas “mordidas” consentían impunemente las atrocidades de este sanguinario personaje. 25 años después sus sicarios, algunos corruptos arrepentidos y su propio hijo, desvelan la podredumbre de este personaje, que durante muchos años fue un mito al que justificaron sus crímenes una masa infame que se beneficiaba se su “generosidad” a costa de la sangre de inocentes.

En mi ingenuidad romántica de amante del fútbol pensaba que el 6 de mayo de 2009 había asistido al mayor delito perpetrado sobre un recinto deportivo, aquella noche en Londres, concretamente en Stamford Bridge, se escribió una página oscurísima en la historia del balompié. Pero casi 8 años después aquel crimen deportivo, ha quedado en una novatada de patio de instituto en comparación con lo acaecido en Barcelona el 8 de Marzo de 2017. Es de ley que la tierra del 3%, de los Pujol, de Mas y de Covergencia tenga el dudoso honor de albergar también el mayor latrocinio deportivo jamás visto. Sería prolijo y extenuante describir las numerosas jugadas en las que el colegiado de origen turco (¡Qué curioso! El mismo país en que nació el árbitro Çakir, aquel que expolió a la Juve en la última UCL ganada por los culés y que coincide con la nacionalidad de las líneas aéreas que patrocinan a este cártel, quiero decir club) se equivocó curiosamente siempre en el mismo sentido, siempre perjudicando al PSG, pero no en jugadas dudosas, sino flagrantes muestras de imparcialidad, vamos una prevaricación futbolística en toda regla. Fue tal el cúmulo de situaciones en las que el tal Aytekin benefició de manera descarada al mismo equipo que no hay posibilidad al error humano, es imposible, no cabe ninguna posibilidad de equivocarte tan ostensiblemente siempre hacia el mismo lado de manera involuntaria. El mismo Mascherano con total tranquilidad reconoció el penalti que el hizo a Di María  con 3-1.

Tengo que reconocer que tras el partido caí sumido no en el cabreo o en la ira habitual, sino en la desesperanza. No merece la pena seguir viendo fútbol, este contubernio que se ha montado en este deporte para favorecer de manera descarada, sin recato, sin reparo al F. C. Barcelona, no me anima a seguir creyendo en la posibilidad de un deporte limpio. Los árbitros se equivocan, pero para todos lados, unas veces benefician a unos y otras al contrario. Pero en los momentos determinantes todos los errores de lado blaugrana. Os aburriría si volviera a enumerar tantos momentos decisivos donde los árbitros han inclinado descaradamente la balanza del lado culerdo. Sólo el Inter de Mou en 2010 fue capaza de superar la encerrona jugando con 10 durante más de 1 hora. El resto de atracos cayó siempre del lado siniestro. Pero lo de anoche escandaliza muchísimo más que ningún otro. No hay parangón en la historia del deporte. Tan sólo el masivo doping de Rusia que le impidió acudir a las últimas Olimpiadas en varias disciplinas es equiparable o las trampas durante los 7 Tours de Armstrong, o las medallas y records de Ben Johnson doping mediante. Me consuela saber que todos esos tramposos fueron descubiertos y desposeídos de sus glorias ilegales, mas tarde o más temprano.

Tras más de una década amedrentando, asesinando, sobornando, extorsionando y ejecutando, Pablo Escobar fue acribillado a balazos en 1993 poniendo así fin a su criminal carrera gangsteril. Muchas víctimas y mucha sangre después, fue abatido a tiros y borrado de la faz de la tierra. Con su muerte cayeron todos los viles adláteres que ayudaban al capo a realizar sus viles planes, fueron entrando en la cárcel y fueron cantando sobre las altas esferas que habían permitido a Escobar crear ese imperio que él pensaba indestructible. 25 años después aun hoy se destapan los lazos de corrupción que este despreciable personaje tenía, relacionándole incluso con la CIA que habría ayudado al narco a cambio de conseguir algunos de sus fines imperialistas.

UNICEF, UEFA, Turkish Airlines, Qatar, FIFA, Qatar 2022, tantas coincidencias, tantos intereses entremezclados con un denominador común, la etapa más productiva en títulos de un club con sospechas de doping sobre su principal estrella, imputado por fraude fiscal y estafa en el fichaje de uno de sus cracks, con su máxima estrella condenada por evasión fiscal, todo callado, encubierto desde los estamentos deportivos y desde una prensa sucia y colaboracionista con el delito y premiado con robos y expolios de todo tipo nunca conocidos en ninguna disciplina, ni país. Mi esperanza es que al igual que cayó el mayor criminal narcotraficante de la historia y hoy descubrimos quien le ayudó a perpetrar sus abominables crímenes, también algún día este cartel deportivo caerá abatido (metafóricamente) y se pondrá al descubierto la podrida trama de poder que lo encumbró a costa del “asesinato” de Chelsea, Arsenal, Juve, Real Madrid y PSG entre otros… Deportivamente esta temporada nuestro equipo está en disposición de evitar que estos delincuentes, que esta mafia alce dos títulos más llenos de vergüenza y oprobio; espero que saquen la casta y el orgullo necesarios para impedirlo. Pero no tengo duda al igual que Amstrong, Johnson o la Rusia de Putin tarde o temprano caerán los “Narcos” culerdos.